martes, 1 de diciembre de 2009

Gudô Nishijima ha cumplido 90 años.

Gudô Nishijima, discípulo de Kôdô Sawaki, uno de los maestros zen contemporáneos que ha hecho una de las apuestas más radicales, a la vez que más profundas y serias, por el desarrollo de un zen laico y acorde con el tiempo que es el nuestro, ha cumplido este pasado 29 de noviembre 90 años.

El blog de Éric Rommeluère, heredero a su vez del Dharma de Nishijima, nos informa en su entrada del 4 de Noviembre sobre la actividad actual de este viejo maestro. Hace media hora diaria de zazen en su apartamento de Tokyo, trabaja 5 horas al día ante el ordenador sobre Dôgen y Nâgârjuna , escribe asiduamente en su blog (en ingles) y sigue dando conferencias.

Le podemos ver aquí, en su apartamento de Tokio, en una grabación realizada el mes de junio pasado por Peter Rocca, uno de sus discípulos, que acudió a visitarle cuando Nishijima se disponía a meditar y le pidió permiso para grabarlo. Peter nos cuenta de aquella visita: “Pienso que el calor le hacía sentirse un poco soñoliento, pero siguió sentándose de todos modos. Su nuevo piso está muy cerca de una de las estaciones de ferrocarril en la línea Yamanote de Tokio. Es una línea ocupada con muchos trenes que van de acá para allá. Los trenes y los anuncios de estación eran un poco ruidosos a veces, pero  estaba bien para él.”




Éric Rommeluère ha escrito una poesía de aniversario para el :

¡Noventa años!
El cuerpo retorcido muestra la rectitud de los viejos Budas
La espalda recubierta manifiesta el corazón unido de los antiguos patriarcas
El hombre viejo de Sôju persevera en el arte de la idiotez
Tranquilamente sentado, ¿Quién podría creer que los días y los meses se acumulan?

(“Gûdo”, el nombre religioso de Nishijima, quiere decir “la vía del idiota”, tan bien se le conoce como “Sôju rôjin”, “el viejo hombre de Sôju”)


Gracias y felicidades Gûdo.

2 comentarios :

  1. ¡Cuántos de nosotr@s buscamos desesperad@s un centro/dojo/monasterio zen, cuando tenemos todo en nuestro piso, un suelo!

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    1. Los lugares que nombras pueden tener una utilidad al principio, pero después hay que aprender a caminar (y a sentarse) solos, sobre los propios pies. Si no es así el zen, en vez de una práctica de liberación, se convierte en una práctica de dependencia. Curiosamente, en cambio, en Europa, practicantes incluso con muchos años detrás, siguen necesitando esas muletas. Podríamos decir que, a pesar de los años, siguen limitados dentro de un zen infantil, sin alcanzar nunca una práctica espiritual adulta, propia, no dependiente.

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