martes, 6 de julio de 2010

Mañana. Éric Rommeluère

He traducido y reunido las tres últimas entradas del blog de Éric Rommeluère (J'ai deux kôans à vous dire), pues forman una unidad que recorre como una flecha incendiada desde el pasado al presente del budismo, apuntando al futuro. Las tres entradas y los tres tiempos, pasado, presente y futuro, se unen en un mismo fuego. 

El único medio que existe para  afrontar esta aventura interior  que llamamos budismo es, como siempre fue, arriesgarse más allá de las formas, de las lenguas o de las culturas y, como recomienda Dôgen en el Fukan-Zazengi, "dar un paso atrás y volver la lampara hacia nosotros, mismos"  recomenzando su construcción desde cero, en nuestras propias vidas. 

Solo si nos va la vida en ello esta práctica tendrá sentido, instante tras instante, y solo así podremos arder en la llamarada del despertar; que no está en otro lugar ni en otra persona,  no  está en la imitación de nada ni de nadie; sino ante nosotros y en nosotros mismos, en este mismo instante.  Solo así este fuego interior podrá alumbrarnos a nosotros mismos y a los demás. Todo  lo demás no es más que permanecer en la seguridad y el miedo; perder lamentablemente el tiempo, una mala copia, una caricatura, un sueño.




(Maravillosa versión de "Across the Universe" de los Beatles, interpretada por Fiona Apple. Invito a los que paséis por aquí a buscar la letra y su irónica  y divertida historia. Si tenéis cortes, darle al botón de parada y dejar que se cargue primero, vale la pena.)
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Mañana
Éric Rommeluère


諸天子言。須菩提。亦説佛法如幻如夢。須菩提言。我説佛法亦如幻如夢。説我涅槃亦如幻如夢。諸天子言。大徳須菩提。亦説涅槃如幻如夢耶。須菩提言。諸天子設復有法過於涅槃。我亦説如幻如夢。諸天子。幻夢涅槃無二無別。

«Los hijos de los dioses dijeron: "Oh, Subhûti, también habéis enseñado que el dharma de Buda es como una fantasía o un sueño "
Subhûti dijo: "Yo enseño que el dharma de Buda es lo más parecido a una fantasía o a un sueño. Yo enseño que el nirvana es lo más parecido a una fantasía o a un sueño. "
Los hijos de los dioses dijeron: "¡Oh virtuoso Subhûti, decís también que el nirvana es como una fantasía o un sueño?! "
Subhûti dijo: "¡Oh hijos de los dioses! Si hubiera algo más grande que el nirvana, yo volvería a enseñar que se trata de una fantasía o de un sueño. "Oh hijos de los dioses! La fantasmagoría, el sueño y el nirvana no forman una dualidad, no son diferentes." »


Sûtra de la virtud de sabiduría en ocho mil versos
(Astasâhasrikâ prajñâ pâramitâ sûtra)


Queridos amigos

El 28 de junio pasado nuestro grupo de París ha meditado por última vez en la sala que utilizábamos desde hace nueve años en París XIII. Este lugar, silencioso y simple, correspondía perfectamente a nuestro grupo. Pero todo cambia. El propietario ha decidido vender esta sala que ha sido rápidamente vendida. No hace falta lamentarse.
No buscaré otra sala. Hoy en día es la única respuesta que tengo si quiero ser fiel al dharma.
Las actitudes han evolucionado profundamente en treinta años. Ayer, los lugares de meditación que se habrían en Francia y Europa eran lugares únicos, lugares donde se podía contemplar directamente el dharma, ver la locura que lo inspira, la de poner al desnudo nuestros miedos y nuestras neurosis. Nos atrevíamos a todo. Actualmente el espíritu fresco y audaz a desaparecido extensamente. Solo algunos hombres y algunas mujeres mantienen todavía, aquí y allá, este espíritu que pretende quebrantar todas las fortalezas interiores.
Desde hace treinta años el budismo se ha instalado, se ha convertido en un comercio como cualquier otro. Se proponen toda una amalgama de actividades: meditaciones, seminarios, conferencias, libros para responder a vuestros diversos deseos. Se explica de todas las formas lo mucho que la meditación podrá cambiar vuestra vida. Se os proponen hermosas etiquetas, ¡Vais a convertiros en bodhisattva! Basta creérselo. Se os propone a continuación participar por vuestra parte en la empresa y en el edificio en construcción. Se crean finalmente todas las piezas de un espejismo que se anuda alrededor de un objeto, el budismo, que da sentido a la vida. Pero esto es un engaño.
En treinta años, de crisis en crisis, las angustias, los miedos, la tristeza, han invadido nuestra cotidianeidad, trasformando nuestras identidades, nuestras relaciones y la manera misma de desarrollar nuestra vida. Pero no son estos cambios de mentalidad los que han dado forma a este nuevo budismo. Bien mirado estos tiempos de crisis son un momento único en el que podríamos intentar explorar de nuevo el dharma. Las nuevas generaciones de enseñantes simplemente no han sabido resistirse a las sirenas del poder y de la seducción. Cada uno rivaliza por títulos suntuosos, inventa trasmisiones o iniciaciones, hace soberbios discursos en los que promete el despertar en algunas horas (pero hace falta, evidentemente, que pagues el precio). ¡La imaginación parece infinita! Pocas personas conocen el otro lado del decorado y las pequeñas empresas consiguen éxitos. Vagabundeando desde hace años por el otro lado del decorado tengo vergüenza a veces de llamarme todavía un discípulo de Buda. Cuando la seducción se convierte en demasiado aparente y es tema de controversia, los enseñantes se justifican invocando los medios hábiles. Estarían utlizando el deseo de cada uno de ser seducido para llevarles a vivir el dharma. El fin justifica los medios.
No creo en este género de argumentación, que no es sino el cubreverguenzas del narcisismo. Yo he sido profundamente conmovido por el encuentro con hombres del zen. Para ellos es de una importancia vital no vanagloriarse con bonitos títulos; como maestro zen, rôshi, sensei, venerable, etc.; romper inmediatamente con toda seducción y cortar radicalmente todo tipo de promesa. Encontrarlos es  por fuerza difícil, porque funcionamos según los modos ordinarios del amor y el odio, de la aprobación y la desaprobación. Cada cual quiere a alguien a quien pueda amar, apreciar o reconocer, pues cada cual quiere a su vez ser amado apreciado y reconocido. Es difícil entrar en una relación que no esté fundada sobre la seducción y, precisamente, estos hombres del zen hacen todo para no seduciros. El dharma no puede transmitirse de otra manera.
Hemos de resistir a los vientos que corren. No buscaré pues otra sala. Debemos vivir otra forma de encuentro que muestre inmediatamente nuestra voluntad común de no seducir y de no ser seducido. Kôdô Sawaki decía: «Estudiar el budismo significa estudiar la pérdida.» Esto no es simplemente una hermosa frase para leer. Los hombres y las mujeres del Zen deben realmente ejercitarse en perder. Nosotros no perderemos finalmente sino una sola cosa con este ejercicio: el miedo...

(Continuación)

No pensaba que mi última entrada desencadenaría tantas reacciones y mensajes. Ayer por la mañana recibí incluso una llamada de un enseñante budista, muy  preocupado también por los actuales desarrollos del Zen en Europa. ¡Vaya!
Para responder a algunos interrogantes: evidentemente no deseo dejar de ofrecer esta práctica. Simplemente, veo con más claridad a cada momento que las formas habituales no son las más idóneas para hacer entender plena e inmediatamente la significación del dharma. El punto esencial es el siguiente; con el pretexto del despertar el dharma no debe ser una ilusión más, ni para vosotros ni para mi. El dharma es una ilusión cuando se convierte en un nuevo objeto del que apropiarse. Desde que la apropiación surge, las apuestas y las estrategias aparecen, nos identificamos al dharma, se le quiere defender, se le quiere proteger, se desea convertir. El dharma puede sin duda convertirse en la más poderosa de la ilusiones.
La práctica del despertar es bastante similar a lo que conocemos en Occidente con el nombre de psicoterapias. Si estás comprometido en una terapia, debes estar poseído, por decirlo así cautivado por la terapia. Si vas a las sesiones solo por curiosidad o para saber un poco más sobre ti mismo, no sucederá estrictamente nada. Los cambios no aparecen mas que si la terapia se convierte en ese momento de tu existencia en una cuestión vital. Mientras más vital es, más te exploras a ti mismo sin limitaciones, sin pudor, arriesgando incluso a caerte o a desfallecer. No te importa. A veces es terrible y sin embargo prosigues pues sabes que va en ello tu vida. Tienes que salvarte. La práctica del despertar tal como la encaramos en el Zen trabaja de la misma manera. Ni la curiosidad, ni las lecturas, ni la meditación le sirven a nadie si no le va en ello la vida. El cambio (el despertar) no es posible mas que si vuestra práctica se convierte en una cuestión de vida y muerte. Vuestra vida y vuestra muerte se juntan entonces en esta única cuestión del despertar.
El dharma está siempre presente cuando el pensamiento del despertar está presente. No existe entonces ningún obstáculo. Pues entonces estamos ya despiertos.

1 comentario :

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