miércoles, 6 de noviembre de 2013

Práctica adulta 1. Muhō Nölke






Ya ha pasado un año desde que soy Abad de Antaiji. Hasta entonces no había tenido más preocupaciones que mi propia práctica. Pero ahora mis responsabilidades han cambiado: en vez de ser un monje estudiando bajo la guía de un enseñante, tengo que ofrecer yo esa guía a los estudiantes y visitantes que participan en nuestra vida, además de mi propia práctica. Este año he conocido a unas 150 personas en Antaiji. Me he tenido que enfrentar a sus dudas y responder a sus preguntas. Creo que he aprendido yo más de ellos que ellos de mí.

Este año cumplo también 20 años desde que empecé a practicar zazen. Yo mismo me he encontrado muchas preguntas durante estas dos décadas, y dudas y dificultades que a veces se han apilado como muros delante de mí. No puedo contar la cantidad  de veces que me he sentido atascado en mi práctica. A partir de este mes me gustaría reflexionar sobre mi experiencia y las dificultades que he encontrado, para intentar aclarar en primer lugar (a mi mismo y a los demás) qué significa practicar la vía de buda.

Cuando digo esto, podrá parecer que estoy hablando sobre algo tremendamente complicado. Pero por supuesto no es así. De hecho no hay nada tan sencillo como zazen o como practicar la vía de buda.

“¿Qué es zazen? ¿Qué es la práctica?”
“Simplemente sentarse, simplemente hacer”
“¿Para qué?”
“Para nada. Solo hazlo. Practica el dharma por el dharma. No hay objetivo que alcanzar, nada que conseguir, ningún lugar a donde llegar. Solo sigue la vida en este mismo instante, justo aquí, justo ahora. La vida que estás viviendo en este momento. Sé uno con la realidad. Eso es todo.”

La teoría es muy sencilla. El único problema es que la teoría sola no puede satisfacer nuestra práctica. A pesar de que se supone que la práctica de la vía de buda es la cosa más sencilla del mundo, pienso que es un hecho que nunca estamos contentos con ella. ¿Por qué?

Aunque sepamos que no hay nada que alcanzar, objetivo que conseguir ni resultado que obtener - ¿no empezamos todos a practicar exactamente porque QUEREMOS conseguir algo, obtener resultados, etc.)? Si no hubiese nada que quisiéramos lograr nunca hubiésemos empezado con la práctica ¿o quién cruzaría un océano y subiría caminando una montaña para llegar hasta Antaiji y “simplemente sentarse”? La gente viene porque tiene un objetivo, y esperan que su práctica les ayude a lograrlo. Por eso se esfuerzan al máximo para llegar a lo que ellos piensan que es la vía de buda.  Todo esto es natural, pero es un error desde el comienzo. Por eso, es también natural que la gente nos atasquemos en nuestra práctica y no lleguemos a nuestros objetivos después de años de entrega a la práctica.

Atascarse no es el problema – igualmente te atascarás tarde o temprano – el problema es qué haces cuando te atascas. Esto es lo que yo llamo el problema de “la práctica del adulto”. No llegaremos muy lejos con nuestra actitud infantil.

Uno de mis hermanos mayores del dharma dice que “simplemente sentarse” sin ningún método o técnica es como “niños de  guardería intentando estudiar en la Universidad”. Esto me recuerda a una cita de Yamada Mumon Roshi (cito de memoria, las palabras no son textuales): 

“Hay muchos tipos de religión. Algunos nuevos cultos son como la guardería de la religión.  Las religiones que dicen que de un buen acto se recibe algo bueno y de un mal acto castigo, son como la Escuela Primaria. El budismo Mahayana es como la Universidad de la religión, y el Zen debería ser el doctorado.”

Mi maestro, Miyaura Shinyu Roshi, fue incluso un poco más lejos diciendo: “¡Antaiji no es una Escuela, es una sangha adulta!”.

Para los niños, la guardería y la escuela primaria son necesarias. No tienen nada que aprender en la Universidad. Tienes que ser maduro/a, adulto/a para poder superar los muros de dudas y dificultades que se encuentran en  la práctica.

¿Cuál  es exactamente la diferencia entre la práctica infantil y adulta? Simplemente cambia la pregunta por ¿eres capaz de limpiarte el culo solo o no? Los niños buscan adultos que les guíen. Un adulto tiene que caminar con sus propias piernas, enfrentarse a las dificultades de su vida y resolver sus propias dudas.

Continuaremos con esto próximamente.


Muhō Nölke

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Traducido y publicado con la autorización del autor
Fotografía: Antaiji
Traducción: Susana Dauden



21 comentarios :

  1. Hola, pregunta: El axioma soto zen "no hay nada que alcanzar" ¿Cuando aparece? ¿de la mano de qué maestros y como se justifica?

    No parece común a la secta Rinzai, pero tampoco a los budismos Theravada, Vajrayana, etc... ni siquiera a la experiencia histórica de Buddha que "alcanzó la iluminación bajo el árbol de Bodhi"

    De hecho existen incluso esquemas de progreso en la vida (es lo siguiente que voy a publicar en el blog) como los 5 rangos de Tosan o la doma de Buey.

    Cualquier comentario al respecto es bienvenido.

    Un abrazo

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  2. Gracias por esta información sobre este curioso templo Soto de Japón.

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  3. Gracias por vuestras visitas.

    Petitclafred, yo no soy un especialista en historia del budismo, ni siquiera del zen soto; pero en cualquier caso, tecleando en google "nada que encontrar" (por curiosidad, no me imaginaba lo que iba a encontrar, pero podéis hacer la experiencia), he visto que es un dicho muy popular al parecer en el mundo "espiritual" (las comillas son intencionales), de hecho he encontrado referencias no solo soto, sino también tibetanas, rinzai e incluso de fuera del budismo, por ejemplo dentro de los ámbitos hindú, advaita e incluso una referencia sudamericana referida a un "enseñante" de carácter imagino que chamánico; curiosamente en el único ámbito en el que no he encontrado referencias a esta expresión es en el de la llamadas religiones del libro (islam, judaísmo y cristianismo) supongo que será por el dualismo subyacente a estas últimas.... puede que rastreando en Eckart o en algunos místicos se encuentre algo, pero así de entrada google no nos da pistas.

    Ahora es tarde, además escribo con un Pc prestado (por mi mujer :) , así que lo dejo aquí... pero me gustaría seguir comentando más adelante aquello que decís.

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  4. No tengo ni idea de cuando fue que se empezó a usar esa expresión para la enseñanza. Pero se me hace raro que no encuentres "lo que esa oración señala" en el budismo. Esta por todos lados. La impermanencia radical, la ausencia de atman, la generación condicionada; señalan al mismo sitio que el "no hay nada que alcanzar". Y no solo eso, no dejan de repetirnos que todo nuestro sufrimiento procede de querer alcanzar algo que por su naturaleza es inalcanzable. El mismo Sutra del Corazón, del que podemos pensar expresa la esencia del mahayana, nos dice que no hay....y no hay...y no hay...y cuando termina de decirlo y te parce que hay nada, te dice que sigas y sigas, mas allá del mas allá. Vamos que sueltes hasta esa nada que te has podido imaginar. Otra cosa es la vida que comienza cuando sueltas todo eso, pero de eso no hay mucho que decir; comemos y nos limpiamos el culo.
    Que me parece que entender cualquier otra cosa que esta simple enseñanza del “no hay nada que alcanzar” en el budismo, es uno de esos atascos de los que habla el texto.

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  5. Gracias por la respuesta a ambos.

    Entonces como valorais otras enseñanzas budistas, hindues o de otro tipo que afirman que sí hay algo que alcanzar (o mejor dicho algo de lo que librarse) e incluso etapas en ello.

    Aparte de las comentados: rangos de Tozan, fases de la doma del buey en el mismo zen (o la propia resolución de koans), tenemos las etapas de Atman y Brahman Advaita, el logro del Rigpa Dzogchen, Jhanas Theravada, etc... bueno, todos sabemos que hay muchísimos.

    Un cordial saludo

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  6. Petitcalfred lo mejor es que dejes de valorar o no valorar y practiques por ti mismo.
    Las preguntas que haces son propias de un investigador de budismo y religiones orientales, lo cual está muy bien, pero no son la práctica.
    Alcanzar y no alcanzar son términos relativos, como todas las palabras, q según el contexto, según el maestro q las use son igual de válidas (o de erróneas) si se consigue ayudar al practicante que "aún está en la guardería".
    Ánimo, lánzate al ruedo y practica!

    Un saludo cordial,
    Carlos

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  7. Hola Carlos, bienvenido.

    Sobre lo que dices sobre Petitcalfred, aunque no tengo el gusto de conocerlo personalmente, conozco su blog desde hace tiempo y no creo que se trate de un diletante ni de alguien ajeno a un cuestionamiento interior serio. Concretamente, lo que plantea aquí es una cuestión central y algo en lo que he visto entrar en contradicciones y embarrancarse a "practicantes" con décadas de "experiencia" a las espaldas.

    Precisamente en uno de los enlaces que existen en tu perfil existe un ejemplo de ello, y en ese caso si que conozco personalmente a la persona en cuestión y sé de lo que hablo. Conste que no digo esto con ánimo de criticar a nadie, ni considerándome más o menos "avanzado" que otros pues en ese "error", en el del afán de beneficio, en el ansia de "nirvana" (sea este material, psicológico o "espiritual"), caemos o hemos caído todos, antes o después, con mayor o menor éxito en su "solución", pero todos hemos caído ahí, empezando por el caso princeps, por el mismísimo señor Sakyamuni.

    Todo practicante del zen conoce el dicho de que este es "una transmisión más allá de las palabras", pero esto no quiere decir que sea "al margen de las palabras". De hecho estas tienen una gran importancia, no solo en el zen, sino en el budismo en general. Otra cosa es que estas no basten, o que estas nos puedan entrampar y confundir.

    En los escritos del mismo Dogen podemos encontrar varios pasajes en los que habla de la importancia que él daba a la palabras, también como práctica en y por si misma; incluso uno de sus escritos está dedicado precisamente a la sala de estudio, estancia que consideraba, siguiendo el ejemplo de lo que él había visto en China, imprescindible en cualquier monasterio zen.

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  8. Gracias por tu respuesta Carlos, la agradezco sinceramente aunque no sé que te hace pensar que no practico desde hace años un par de veces al dia.

    Un fuerte abrazo

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  9. Perdón, no había visto la respuesta de Roberto la cual agradezco enormemente.

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  10. Petitcalfred, no pongo en duda tu práctica, es más, solo alguien que tiene una práctica dedicada y sincera puede hacer un comentario como el que has hecho.
    Pero te ví haciendo unas preguntas que yo mismo me hice hace no mucho tiempo y quise echarte una mano con un "empujoncito" similar al que me dieron a mí.
    El zen no consiste en filosofar. No consiste en entender si calza mejor la palabra alcanzar o la palabra inalcanzable, en hacer una exégesis de los sutras y de textos sagrados como el Shobogenzo o el Genjokoan. Todo eso tiene sentido que lo haga un maestro, como bien citaba Roberto, al propio Dogen por poner un ejemplo, porque en sus manos se convierten en una herramienta adecuada para guiar al discípulo (otro dharma mas de los ilimitados que hay), pero en manos de discípulos como nosotros (creo que los aquí presentes nos reconocemos como tales) dejan de ser el método adecuado en manos del hombre adecuado para serlo en manos del hombre incorrecto, o, dicho de otro modo, es como si le robaramos las recetas al médico y pusieramos a recetarnos indiscriminadamente todo lo que hay en botica.
    ¿Por qué? Pues porque hay que atraverse a no saber y la acumulación de conocimientos sobre los textos budistas no es precisamente la mejor manera de hacerlo. Si tomamos, por ejemplo, los 10 cuadros del boyero o los 5 rangos de Tozan, tenemos que un maestro utilizará dichos poemas o metáforas, porque no son otra cosa, para "ilustrar una dificultad" que estamos atravesando y que es bien conocida por los antiguos maestros, pero en manos de un discípulo y más aún si es occidental, se puede convertir en una "abominable escalera al paraíso". Y esto lo digo por experiencia propia.
    Por último, si vamos a los patriarcas, fundamental siempre para explorar la salud de nuestra práctica, podemos leer en el Shin Jin Mei: "Cuanto más hablas y piensas acerca de ello, más te alejas de la verdad. Deja de hablar y de pensar y no habrá nada que no puedas saber".
    Espero que mi comentario no haya molestado a nadie. Tan solo pretendo ayudar en la medida que puedo por algo que se parece a lo que he pasado yo.

    Un saludo,
    Carlos

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  11. Se me olvidaba una cosa y es comentar esta interesante frase tuya, Roberto "una cuestión central y es algo en lo que he visto entrar en contradicciones y embarrancarse a "practicantes" con décadas de "experiencia" a las espaldas"
    Bien. No hay otra manera de hablar de lo que está más allá de las palabras que mediante contradicciones. Puede que el método más adecuado para expresarse sea la poesía, pero si uno se acerca a ella con la lógica solo va a ver contradicciones y el absurdo. Así que si esos "practicantes" com décadas de "experiencia" se embarrancan, lo están haciendo estupendamente. En mi humilde opinión, claro está.
    Recordemos a Lao-Tsé: "Si digo algo y la gente no lo entiende, entonces lo que he dicho es verdadero. Si digo algo y la gente lo entiende, sé que ni siquiera merecía la pena decir lo que he dicho".

    Un saludo cordial,
    Carlos

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  12. Carlos, ¿De donde te sacas esa idea de que aquellos que han pasado por un ritual administrativo-eclesial de carácter confuciana, tienen una patente de corso para leer y comentar los textos budistas y el resto no?

    En el budismo no existen maestros, el único maestro es el Buda, es decir el dharma, es decir zazen, el resto solo somos discípulos. Y todos, no solo podemos, sino que debemos (o deberíamos), interrogar e interrogarnos sobre el sentido de los textos de la tradición y de lo que estos nos trasmiten y dicen a cada uno.

    En Antaiji, del cual es abad el autor de la presente entrada, desde enero a marzo se quedan aislados por metros de nieve y el trabajo en el exterior se hace imposible. Durante esos meses los residentes se dedican al estudio y a la reflexión (y, por supuesto, a zazen). A cada uno se le asignan uno o varios textos y después todos (no solo el abad) tienen que realizar una exposición sobre lo estudiado ante la comunidad.

    Aquí no tenemos esas facilidades, ni siquiera existen monasterios budistas que puedan de verdad ostentar ese nombre, por tanto lo hacemos como podemos, por ejemplo en este mini pseudo-lugar virtual abierto a el estudio, la reflexión, el intercambio y el debate. Lo que después haga (o no haga) cada cual, en su vida, con aquello que haya entendido (o creído) entender en los textos de los que nos precedieron es cuestión suya y no nos toca juzgarla.

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  13. Pero volviendo con Peticalfred y su diatriba entre las "etapas" y el "nada que alcanzar", creo que aquí lo que ahí es un koan, el koan de cada practicante del zen, o de lo que sea - pues no me queda claro si Petitcalfred toma como referencia principal para orientar su práctica el zen, y cual zen, o el advaita, o otra cosa... - que todo son caminos válidos, pero, y esto es importante, no son iguales, siendo a veces más importante que en vez de encandilarse ante las similitudes superficiales (el totum revolotum, el todo vale), analicemos detalladamente cuales son las diferencias, para así, en vez de pasarse los días planteándose "hoy me apetece esto, hoy no, estoy cansado y me apetece aquello", ver cual es el camino que se ajusta al paso de uno, para después recorrerlo con decisión.

    Petitcalfred, creo que parte de la respuesta a ese koan, a esa diatriba, la das tu mismo aquí http://petitcalfred.wordpress.com/2013/10/31/la-felicidad-eterna/, y en las entradas que le preceden "Manuscrito hallado dentro de una botella" (1 y 2). Tal vez, lo único que faltaría es desprenderse de ese cierto aroma (de esa nostalgia, de esa ilusión) que en esos comentarios aparece de vez en cuando de que "aun así, falta algo".

    En el budismo existe algo a lo que se llama los medios hábiles, upaya, estrategias contingentes encaminadas, en un principio, a servir a una persona o un pequeño grupo de personas ante unas dificultades concretas y que después se han generalizado y han quedado recogidas para los siglos venideros por si pueden servirle a alguien más; las etapas, entre otras cosas, pertenecen a este grupo, algunas fantasías, algunas representaciones, por ejemplo en relación al "nirvana", también.

    Hay otra forma, empezar directamente por el final ,"sentarse es sentarse, y hacer es hacer", dice Muho en la actual entrada.

    Si en el budismo abundan estos upaya, Dogen sin embargo prescinde precisamente de estos medios hábiles y plantea las cosas de la forma más simple posible (Cocina cuando cocines, cuando vayas a los servicios úsalos y límpiate el culo de manera adecuada, Dogen tiene un texto -de instrucción religiosa- dedicado precisamente a esa cuestión, muy minucioso y escatológicamente divertido de leer por otra parte, y cuando te sientes en zazen hazlo de la forma más simple posible (zazen shikantaza; podría denominarse el mínimo común denominador de todas las formas de meditación).

    Otra cuestión es que decir todo esto sea una cosa ("hasta un niño de tres años podría decir eso") y ponerlo en práctica otra muy distinta ("ni siquiera un viejo de 80 años lo logra"). Pero esto ha de ser un llamado a nuestra propia práctica, no una invitación a ver las pajas en los ojos ajenos.

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  14. Y aquí, nosotros; que en una gran mayoría somos y/o vivimos como laicos, sin un entorno protector como puede ser el de un monasterio, en que se convive durante años con otros encaminados al mismo fin; hemos de ser nosotros mismos, en nuestro día a día, el monasterio, el discípulo, el maestro, la comunidad, la enseñanza. Tarea imposible, que espanta, que resulta (como en el sutra de Vimalakirti) inconcebible. Es decir, diciéndolo más simplemente, de forma que aterre menos, usando otra metáfora, más accesiblemente: la tarea para toda una vida.
    A pesar de que la entrada actual,"La práctica adulta", parte de la experiencia del un monasterio, Antaiji, probablemente el único, o uno de los poquísimos monasterios que pueden de verdad ostentar ese nombre (el resto son centros de instrucción, agencias fúnebres, o centros de retiros espirituales, como aquí), y es desde esa experiencia de la que habla, creo que puede extrapolarse en buena medida para la vida y la práctica (la vida-práctica más bien) de cada cual, y también creo por otra parte, como el autor, Muho, nos demostrará, que esa soledad ante la práctica se da y es responsabilidad al final también de un monje que se decante por una práctica adulta.

    ... aunque, como me dijo un día un buen amigo (un "buen amigo" en el sentido fuerte, budista, de kalyanamitra): "cuando se sabe hacer zazen nunca se está solo" :)

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  15. >Tal vez, lo único que faltaría es desprenderse de ese
    >cierto aroma (de esa nostalgia, de esa ilusión) que
    >en esos comentarios aparece de vez en cuando de
    >que "aun así, falta algo".

    No algo, aún falta mucho, pero llegará. :) No considero que haya llegado ni a la etapa 7 de la doma del buey ;)

    Creo entender que tu hipótesis es que los modelos de etapas son un medio hábil y la realidad es "que no hay nada que alcanzar". Particularmente pienso que es justo al revés, y el medio hábil para que se medite sin objetivo (lo cual es correcto y necesario) es justo esa frase que se ha llevado demasiado lejos. Esa es mi vivencia: el camino está jalonado de "momentos" en que súbitamente hay un conocimiento más profundo de la realidad

    No olvidemos que todos los sabios han alcanzado "algo" en momentos puntuales, desde Buddha bajo el árbol de Boddhi hasta Dogen cuando dejó caer cuerpo y mente (bueno, y otros miles no acabríamos nunca: Huineng de joven y súbitamente, Nisargadatta o Ramana en otras doctrinas, etc...)

    En todo caso cada uno elige su camino...

    Suerte a todos y gran compasión.

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  16. Grandes palabras, Roberto! Agradezco enormemente tus conceptos. Por favor, prosigue con el curso ordinario de tu blog.

    Un saludo cordial,
    Carlos

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  17. Gracias Carlos, proseguiré, proseguiré... salvo súbita impermanencia, proseguiré.

    Pero primero quisiera hacer un último comentario a lo que dice Petitcalfred: "No algo, aun falta mucho".

    ¿Donde falta algo, en la realidad de las cosas, o en nuestras cabezas?. Si por ejemplo entramos en una habitación y vemos que en ella hay los tomos 1, 2, 3, 5, 6... de una enciclopedia, automáticamente nuestra mente piensa, ¡¡Falta el 4º!! y a partir de ahi empezamos a pensar cosas: "contenia precisamente lo que quería consultar y ahora no puedo, mierda", o "tengo una familia que es un desatre, ¡nunca dejan las cosas en su sitio!", o "puede que alguién lo haya robado, ¡¡este lugar no es seguro!!", etc. etc., y puede que esos pensamientos generen otros, en una cadena susceptible al final de producirnos frustración, rabia, cabreo, deseos de venganza, malestar. Pero en la realidad, en la realidad de este instante no hay nada que falte. La realidad está siempre rebosante, somos nosotros, es decir nuestro pensamiento discriminante, nuestro ego, el que dice que falta algo. pero la realidad, la verdad de este instante está ya repleta, nos demos cuenta o no.

    Puede que ese "algo" que dices que descubrieron algunos como el Buda debajo del árbol de la bodhi no fuese otra cosa que el descubrimiento de que precisamente no faltaba nada, que el instante, cada instante, está bien tal y como está. Pero precisamente por que cada instante es nuevo, completamente distinto a ningún otros, eterno en si mismo, a cada instante hemos de renovar desde cero el esfuerzo que nos mantenga en el despertar a ese instante, una vez traz otra, empezando siempre de cero.

    El Buda, después del arbol de la bodhi, que imagino que es en realidad la condensación literaria de un largo proceso, no dejó de practicar, siguió practicando toda su vida (sobre el significado de esto, hay que reflexionar); el arbol de la bodhi podríamos interpretarlo como la manifestación metafórica de una decisión intima, profunda, transformadora:la de que lo que libera no es "algo" que encontramos al final del camino (eso solo sería un "algo" más a añadir a nuestros otros muchos "algos")sino que es el recorrer el camino en si mismo lo que libera, instante trás instante.

    Poniendo otro ejemplo, pasando esta vez a Dogen; el celebre momento del "shinjin datsuraku" ocurrido en el monasterio chino de su maestro Rujing, considerado tradicionalmente como el momento del "despertar" de Dogen, es algo que, como tal "acontecimiento excepcional", Dogen no nombra nunca; fue un invento de su tercer sucesor, Keizan Jokin, para legitimar indirectamente así su propio linaje, es decir, su propio poder mundano. El Denkoroku, el libro en el que Keizan habla de estas cosas, recogiendo los momentos de "iluminación" de la supuestamente ininterrumplida cadena de "maestros" desde Sakyamuni hasta su predecesor, además de inventar múcho maestros con objeto de que la cadena no presente interrupciones, de que no le "falte" nada, es a mi modo de ver un libro que, por lo menos entre sus lectores occidentales ha causado mucho mal, ansia y confusión.

    Por eso para Dogen no hay etapas, no hay diferencia entre un novato y alguién con muchos años de práctica (lo cual no quiere decir que la práctica no permita una profundización constante, pero lo que se "obtiene" no es comparable con nada, no es comparable con otros), no hay diferencia entre vida cotidiana y samadhi, entre práctica y realización, entre samsara y nirvana.

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  18. >nuestro ego, el que dice que falta algo. pero la realidad, la verdad de este
    >instante está ya repleta, nos demos cuenta o no.

    Así es, pero "mientras no nos demos cuenta"... falta algo, también puedes decir que sobra algo, lo acepto, pero hay camino que recorrer todavía que es lo que importa. :) De hecho mientras el ego habla y dice "falta algo" ya estamos asumiento que hay ego y por tanto todavía sobra el ego. Y no se va a ir solito...

    El axioma "no nos falta nada" no es cierto, nos falta algo aunque solo fuera "darnos cuenta de que no nos falta nada", básicamente es eso pero no es trivial llegar, es la tarea de toda una vida, aunque se pueda escribir de forma tan sencilla.

    Ese "darse cuenta" por supuesto no es intelectual, llegará en forma de Kensho (realización) cuando el practicante esté maduro. A veces parece que la gente piense que se solo custión de leerlo escrito y decir "ah, ahora ya sé que no me falta nada, fin, nirvana".

    Aprovecho y también te felicito por tu blog, de los más interesantes sobre zen en castellano que he encontrado.

    Un abrazo.

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  19. Éste escrito es de José Fernández Moratiel. Las tres cuartas partes de la vida se pasan luchando por conseguir algo. En el silencio permitios no buscar nada. La adquisición conduce a la violencia. Es una enfermedad eso de adquirir. Quizá habrá que vivirla para agotarla, para poder entrar en el silencio. Fatiga todo lo que se hace por algo. No fatiga lo que se hace por que sí. El silencio hay que hacerlo por gratuidad. Hacer las cosas por nada.Es la alegría de renacer.Se llama nada a lo innombrable. Siempre que se nombra lo inefable se deteriora y empequeñece.

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  20. Gracias Abel por tu aportación de este texto de ese dominíco al que no conocía. Solo una puntualización, si lo innombrable, lo inefable, digamos lo inconmensurable, se deteriora, es que no es lo innombrable, lo inefable, lo inconmensurable.

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  21. Gracias a vosotros. Roberto me he releído el párrafo que has puntualizado ;al pié de la letra,es como tu dices. No obstante creo que no es el sentido que le da Moratiel ;entiendo que quiere expresar lo que tantas veces hemos leído,de la imposibilidad de poder decir o escribir una experiencia tant íntima.Espero haberme expresado adecuadamente. Gracias

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