martes, 3 de diciembre de 2013

Práctica adulta 3 - Tu problema. Muhō Nölke

 







De qué va toda esta historia de la práctica adulta? En primer lugar, práctica adulta significa limpiarse el propio culo. ¿Quién es el que quiere practicar? ¿No somos nosotros mismos los que tomamos la decisión de venir a un lugar como Antaiji? Si es así, nos toca trepar por nosotros mismos todas las montañas de dudas y dificultades con las que nos encontraremos tarde o temprano. Por supuesto, necesitamos alguna guía en nuestro camino, especialmente para mantenernos alerta ante las trampas de nuestro ego, pero ¿no es extraño esperar que nuestro enseñante se haga cargo de todos los aspectos de nuestra práctica? La relación enseñante-estudiante es diferente de la de un bebé que mama de su madre.

Lo que me ha hecho comenzar a escribir “la práctica del adulto” es un e-mail que he recibido. El asunto era “solo para tu información”. Estaba redactado por el mismo compañero del dharma que cité hace dos capítulos: “un niño de guardería intentando estudiar en la Universidad”.

Lo que dice sobre su práctica en Antaiji es una de las dudas típicas que todos experimentamos tarde o temprano. Por eso quiero tomarme el tiempo para citarlo más detalladamente:

«Recibí instrucción en la tradición de Sawaki Kodo Roshi. Sólo se me dijo que simplemente me callase y me sentase. Cosas como concentrarse en la respiración o contar el número de respiraciones allí están prohibidas. Es  por ello  que los demonios del sueño se apoderaban de mí o que me sorprendían pensamientos arbitrarios. Y, aunque a veces era capaz de calmar mi mente, al acabar las sesshin todo volvía a ser igual. “Bueno, igual es que es así como tiene que ser”, me decía a mismo…

Hay una gran diferencia entre entender el Fukanzazengi de Dogen Zenji como una enseñanza práctica relacionada con la vida diaria de cada uno, o como una teoría idealizada  sin relación con la práctica. Si no llegas a tener claro este punto, nunca vas a conseguir nada. Serás como un niño de guardería intentando estudiar en la Universidad.

De hecho, todos los compañeros que estudiamos juntos en Antaiji nos acabamos yendo a otros templos, alguno incluso se fue a América. Al final nadie se quedó. Esto no tiene nada que ver con las personas, es porque allí no pudieron afianzar su fe en la práctica. Mi enseñante todavía vive en Antaiji, y le visito de vez en cuando. Todavía cuando hablo con el resto de compañeros del dharma nos preguntamos por qué no pudimos afianzar nuestra fe en zazen. Por eso me empecé a preguntar cuántos años más pasarían así. ¡Cuánto tiempo desperdiciado! Esto es también verdad para toda la Escuela Soto. Si a tu práctica le falta un punto firme de atención, es imposible “tan solo sentarse”. Si estás apegado a la forma sin estar presente en este momento, no tiene ningún sentido. Bien, sólo ahora que me he entendido a mí mismo puedo decir esto. La razón por la que no podía afianzar mi fe en zazen, y por la que no era capaz de practicar tanto tiempo, es porque nadie me enseñó esto, ¡no había ninguna guía!

El problema es que no sabemos lo que “tan sólo sentarse” (shikantaza) significa exactamente. Y creo que la ayuda más importante es nuestro maestro.

Fui a un dojo durante 8 días y allí recibí la enseñanza del Roshi. Resumiendo, en solo una semana fui capaz de experimentar claramente lo que Dogen llama en el Fukanzazengi “la manifestación del verdadero dharma”, el cese de la ilusión y de la somnolencia. ¡Sin duda me desperté a todo aquello! Era tan diferente de cualquier cosa conocida hasta entonces, ¡tan fresco y ligero! Entonces me pregunté a mi mismo profundamente: ¿Por qué es tan diferente? ¿Qué diferencia hay con la práctica que he hecho hasta ahora? La respuesta es sencilla: hasta entonces no era uno conmigo mismo en cada momento. El problema es que no me había dado cuenta de lo importante que es el momento presente.

Simplemente hacer zazen, simplemente comer, pero ¿qué significa ese simplemente? Para poder vivir ese “simplemente”, hay que tener claro cada momento. Por eso creo que mi gran problema era que nadie me había dicho concretamente cómo hacer esto. Ninguno me había hablado sobre “justo esta respiración”. Ahora estoy muy contento de saberlo. “Simplemente” en otras palabras significa este preciso instante, antes de que la mente entre en juego. Creo que ha sido muy bueno para mi práctica y mi vida en general haber entendido esto claramente. Mi problema ahora es simplemente continuar. Eso es lo que tengo que hacer ahora. Y eso será el propósito de mi zazen todos los días a partir de ahora. Tendré cuidado de que no haya impurezas en ninguna de mis acciones. Puliré mi mente y “simplemente” haré las cosas. Esto es todo, aparte de esto no hay más que practicar. Creo que he llegado al final y simplemente tengo que continuar mi práctica.»

 
Sin reflexionar en su responsabilidad respecto a su propia práctica, mi compañero del dharma critica el lugar donde ha sido cuidado durante tantos años  y al enseñante que intentó abrir sus ojos firmemente cerrados. Aún así, me alegro de que haya encontrado su guardería espiritual y que su mente pueda finalmente descansar. Como ya dije, él no es el único que tiene estas dudas, todos las tenemos:

"¿Por qué mi mente no se relaja cuando hago zazen?"
"¿Por qué tengo que aguantar este dolor? ¡Y cuando desaparece el dolor me duermo o sueño!"
“Después de todo este tiempo ¿cómo es que todavía no entiendo qué es shikantaza? ¿Por qué nadie me da una fe firme?”
“¿La práctica no es al final todo forma y ritual sin sentido o contenido?”
“¿Por qué no encuentro una guía clara?”
“Y este, tan maestro que se le supone, ¿no se está también durmiendo durante zazen?”
“¿Cuántos años tengo que estar así? ¿No es todo esto una pérdida de tiempo?”

Si pensamos así, estamos realmente perdiendo el tiempo. Tan rápido como alguno de nosotros empiece con estas dudas el primer día de sesshin, se encontrará sentado en el primer autobús. Otros se dan cuenta del hecho obvio de que la práctica no nos lleva donde queremos hasta después de siete u ocho años. Se empiezan a quejar de los demás, se enfadan y se van. Pero aquellos que no se van, se encontrarán con estas dudas incluso más intensamente – ellos seguirán trabajando y vivirán con ellas. El problema se convierte en parte de su práctica, y aprenden a tratar con él como “su” problema. Si tratas tus problemas de una forma madura, como un adulto en su verdadero sentido, tarde o temprano serás capaz de escuchar lo que tu enseñante te está enseñando realmente, despertar a la guía que no eras capaz de ver. Sólo un adulto puede escuchar las enseñanzas de los patriarcas, no como una teoría idealizada, sino como una instrucción para la vida diaria. Cuando no ves que el problema, “tu problema”, es exactamente tu práctica, serás una verdadero “niño de guardería intentando estudiar en la Universidad”. Estás perdiendo el tiempo. Los sutras dicen “el tiempo pasa veloz como una flecha por el aire, no malgastes tu vida en vano – vida y muerte son un tema importante, la impermanencia es veloz” – etc, etc. Desde hace tiempo, muchos de nosotros leemos estos sutras en voz alta. No dándonos cuenta nunca, ni siquiera una vez, de que quizás estas palabras tienen que ver con nuestra práctica. Acabamos buscando la solución de nuestra práctica en cualquier otro sitio, no dándonos nunca cuenta de que está en nuestra propia práctica.

Por supuesto, también para mí esto es cierto. Demasiado largos fueron aquellos años de dudas que casi me rompen en pedazos. Y no quiero decir que ahora, por fin, viva en paz y armonía sin ningún problema. Si no tengo cuidado, me acabo volviendo a decir “bueno, a lo mejor es que la práctica es así…” No hace falta decir que la práctica nunca es ni “así” ni “asá”. Nunca tenemos control sobre ella, porque es nuestra vida en este preciso momento. Ahora, en vez de cuestionarme zazen desde mi práctica, me doy cuenta de que es zazen el que me cuestiona en cada momento. Cuando te das cuenta de que es tu propia práctica la que te pone en cuestión y no al revés, te puedes graduar de tu “guardería espiritual”. Te has hecho un practicante adulto. Es a adultos a los que fueron dirigidas las palabras “zazen es tu verdadera forma” o “tu verdadero maestro es zazen”.

Quiero continuar explorando el mundo adulto de la práctica en esta serie durante algún tiempo más. Los temas de los que hablaré serán:

¿Cuál es el verdadero significado de la palabra “adulto”, que uso tan frecuentemente?
¿Cómo podemos enfrentarnos al sueño y los pensamientos casuales como nuestro problema, como parte de nuestra práctica?, ¿Y que decir sobre el dolor, el mareo, el aburrimiento, los deseos y apegos, el enfado, el remordimiento, las falsas ilusiones de todos los tipos, las emociones y la ignorancia?
¿Cómo ajustar nuestro cuerpo, respiración y mente?
¿Cómo practicar no sólo zazen, sino también todos los demás aspectos de nuestra vida?
Los obstáculos de la práctica. La visión de zazen desde fuera. Echar la culpa de nuestra práctica a otros.
Cómo llegué aquí y cómo experimenté las dificultades de la práctica.
La enseñanza de mi maestro, Miyaura Shinyu Roshi.


Continuará

 

Muhō Nölke  http://antaiji.dogen-zen.de/esp/abbotmuho.shtml  ___________________________________________________________ 
Traducido y publicado con la autorización del autor
Traducción, Susana Dauden  Fotografía, Roberto Poveda: Ciudadela, 2012



11 comentarios :

  1. Muy interesante este capítulo de hoy.

    Entresaco esta breve afirmación: "Cuando te das cuenta de que es tu propia práctica la que te pone en cuestión y no al revés, te puedes graduar de tu “guardería espiritual”. "

    Y también esperaré con anhelo (y esperemos que sin demasiado apego) este tema de los que se anuncian:

    "¿Cómo practicar no sólo zazen, sino también todos los demás aspectos de nuestra vida?"

    En mi caso la afirmación anterior la vivo expresada de esta forma. "¿Cuándo empieza y cuándo termina realmente nuestra práctica diaria?".

    Hasta la próxima.

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    1. La respuesta fácil es " Cuando uno practica zazen, esa actitud sigue en la vida diaria, ya que zazen y trabajar no tiene ninguna diferencia, vivir y zazen no son dos cosas separadas, zazen es la practica-relizacion de la vida, es solo una cosa". Sin embargo hay que sentarse y levantarse. Cuando uno se sienta hace zazen y cuando se levanta tambien. En la sentada se centra uno en el momento presente, en la postura"

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    2. Cuando uno se levanta, hace la vida atento a ella. No hay una vida en la calle, otra en mi casa, otra en el dojo, otra en el trabajo, otra con los amigos. La vida es todo, por lo tanto, todo lo que uno hace es vivir. Si uno puede respetar su vida cada instante, eso es la practica. esa es la mia, no se cual será la de los demas, de ahí que Roberto invite a que cada uno se "tope" con ella. Un abrazo.

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  2. Todos usamos el término "práctica", pero creo que a menudo este término nos confunde (también a mí), ya que lo equiparamos a "ejercitación", "entrenamiento", etc. y luego, a partir de esta concepción reductiva, se originan malentendidos y vienen las "etapas", los "niveles" conseguidos o por conseguir, las "metas" a alcanzar, las "tecnicas" o su ausencia y su "dominio", etc. y en consecuencia las "comparaciones", las "excelencias", las "frustraciones"...

    El zen, por lo menos tal y como lo plantea Dogen, consiste en algo muy distinto a una carrera de obstáculos. Uchiyama ya nos habló de esto en un texto presentado en este mismo blog ("El zen de Dogen como religión", encontrable en la pestaña "Textos en PDF") , y precisamente Muho Nolke, el autor de la presente entrada, nos hablará sobre este término y sobre las confusiones que alrededor de él se generan en la próxima entrada.

    Mientras tanto invito a reflexionar sobre lo que quiere decir y en que consiste para cada cual "practicar".

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  3. "Si no se entiende, vuelva leerlo una y otra vez", es el consejo del maestro Kosho Uchiyama, aunque en el colegio nos decian lo mismo, a veces se me olvida.

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  4. Para ampliar el concepto de práctica recomiendo leer le entrada de Giuseppe Jisō Forzani ¨"La práctica del zen, entre laicidad y religión", en este blog, donde amplia las raíces etimologicas y el significado de la práctica desde el punto de vista del budismo.
    Saludos y gracias por los aportes
    En gassho
    Edgardo

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  5. Gracias a todos por animaros a escribir. Por si a alguien le interesa el texto que nombra Edgardo está en este enlace http://huellaszen.blogspot.com.es/2010/08/la-practica-del-zen-entre-laicidad-y.html.

    En efecto en ese texto Jiso nos ayuda a entender mejor una serie de aspectos relativos a la cuestión de la práctica, y tambien relativos a la cuestión laicidad/monacato-clero sobre la que abrimos el debate timidamente en los comentarios al post anterior de esta serie. Por otro lado, dicho de paso, si las observamos bien en realidadad ambas cuestiones (práctica budista y laicidad/monacato) son cuestiones intimamente interrelacionadas. La dificultad, sin embargo, persiste, pues entender no quiere decir comprender y realizar en los hechos.

    En el caso, por ejemplo, de Jiso su respuesta a esta cuestión vino precisamente a traves del hacerse monje zen y vivir en comunidad durante cerca de diez años -es decir, hacerse monje de verdad, no aquello que se suele interpretar normalmente en occidente, y también, aunque de otra forma, en oriente, lo cual no pasa de ser una simple pantomima-. Y es después de aquella experiencia, en la que tuvo la oportunidad de interiorizar, de convertir en vida real lo que al principio solo eran conceptos cuando volvio a la vida laica, es decir cuando se puso a trabajar en una fábrica, se casó, y tuvo dos hijos. Pero en el caso de los laicos puros (como imagino que somos la mayoría de lectores de este blog) esa respuesta no es válida, o simplemente no es posible. La soledad del practicante laico es casi total, el medio en el que habitualmente hemos de convivir no está en absoluto diseñado para favorecer la práctica (ni de zazen, ni de la vida cotidiana, como expresiones intrinsecas ambas de la budeidad), sino más bien todo lo contrario.

    El practicar los laicos de forma ocasional a la manera de los monjes (ir al dojo alguna/s veces a la semana, hacer retiros de vez en cuando, estudiar textos budistas, etc.), que es lo que habitualmente suele entenderse en occidente por practicar el budismo zen, en realidad no solo no resuelve nada, sino que frecuentemente tiende a idealizar la cuestión de la práctica, convirtiendose más que en solución del problema en fuente de nuevos problemas.

    En realidad la respuesta a la pregunta que antes planteé no creo que actualmente tenga una respuesta concreta (teóricas sí, muchas, pero en un cierto sentido son solo vaguedades, indicios a los que tenemos que darles forma viva). Por tanto, en el fondo, más que una pregunta es un work in progress, una invitación a construir desde cero, uno por uno, qué quiere decir vivir como budas en el ss. XXI.

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  6. ¿Qué consideras que se interpreta normalmente en Occidente como monje zen? ¿Qué quieres decir cuando dices "y también en Oriente, lo cual no pasa de ser una simple pantomima?
    "Pero en el caso de los laicos puros esa respuesta no es válida, o simplemente no es posible" ¿Qué respuesta? ¿Quién dice qué es válido y lo que no? ¿Quién dice qué es posible y qué no lo es?
    "La soledad del practicante laico es casi total" ¿Cuál es el prpblema de esto?
    "...el medio en el que habitualmente hemos de convivir no está en absoluto diseñado para favorecer la práctica, sino más bien todo lo contrario." ¿Por qué queremos que el medio sea el adecuado para favorecer nuestra práctica?

    "...no creo que actualmente tenga una respuesta concreta..." La tiene. Se llama noble óctuple sendero.

    "Por tanto, en el fondo, más que una pregunta es un work in progress, una invitación a construir desde cero, uno por uno, qué quiere decir vivir como budas en el s. XXI" Completamente de acuerdo. Y en ese "work in progress" cada uno decide qué dudas y obstáculos va a dejarlos estar sin darles mayor importancia y a cuáles se va aferrar de por vida.

    Gassho cordial,
    Carlos

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  7. ¡Ufff! Cuantas preguntas. No se si podré ni sabré responder a todas, pero intentaré decir por lo menos algo sobre algunas.

    Antiguamente los monjes, o más bien los "sramana", que es el término que se usaba, eran aquellos que renunciaban al mundo (renunciante es la traducción literal del término), o como se solia decir también aquellos que habían abandonado el hogar. Actualmente, en Japón, en la secta soto (puede que haya generalizado demasiado rápidamente al extender a todo el Oriente, y me disculpo por ello), en la mayoría de casos "monje" es simplemente un título clerical más, necesario para proseguir el cursus que habilita para regentar el negocio funerario familiar, nada que ver por tanto con el camino propuesto por el Buda; que sí, en efecto, se sintetiza en el octuple, solo que esta indicación es, en la práctica, a menudo demasiado vaga. En occidente, en cambio, o por lo menos en Europa, ni siquiera es eso, sino que se basa en una serie de malentendidos trasmitidos por Deshimaru que fue investido "in extremis" como monje; se dice que por Kodo Sawaki, aunque en realidad lo fue por Kosho Uchiyama, discípulo de Sawaki, pues Sawaki ya no estaba en condiciones de afrontar esa "ceremonia", y que posteriormente cuando fue a Japón a obtener el título siguiente en la carrera clerical japonesa (a pesar de que aparentemente renegase [aquí] de ella), el siho, la llamada trasmisión del dharma, y la sotoshu le derivó -tal y como tocaba- la cuestión a Uchiyama, este último dijo que no, que primero debería permanecer un tiempo con él, practicando de verdad como un monje, para que así los hechos acompañaranan a los títulos, en vez de que los títulos suplantaran a los hechos, a lo que Deshimaru se negó, y al final la consiguió de Niwa Zenji, a partir de ahí se ha instaurado aquí una tradición en la que "monje" indica (por lo menos en muchos de los casos que he conocido) más un algo formal que real... y luego, de aquellas lluvias, han venido estos lodos.

    Y pasando, rapidamente, a lo de la soledad; si, es verdad, no tiene por que pasar nada con eso. De hecho la soledad puede ser un excelente maestro, excelentísimo en realidad; pero también representa un camino lleno de peligros, de callejones sin salida y de autoengaños, y presentandose estos sin nadie con quien confrontar, es fácil que nos estanquemos o nos extraviemos en ellos.

    Un afectuoso saludo.

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    1. "...que sí, en efecto, se sintetiza en el óctuple, solo queesta indicación es en la práctica a menudo demasiado vaga...pero también representa un camino lleno de peligros, de callejones sin salida y de autoengaños, y presentándose estos sin nadie con quien confrontar, es fácil que nos estanquemos o nos extraviemos en ellos."

      Bien. Que sea como tenga que ser.

      Si creemos que el noble óctuple sendero es demasiado vago o si creemos que es fácil estancarnos y extraviarnos en soledad deberíamos recurrir a la ayuda de los 3 tesoros y a la guía del maestro o de un practicante con más experiencia. Cierto es que a fin de cuentas cada uno está solo con su práctica y es bueno que no dejemos de ser conscientes de ello para no llevarnos a engaño; pero si estamos cojeando por caer siempre en la misma piedra quizás sea bueno no dejar de lado estas "muletas ilusorias" - como decía áquel - mientras no nos valgamos para caminar por nuestro propio pie. Aún diría más, porque la imagen de las muletas tiene la connotación de dejarlas atrás una vez que estamos sanos, mientras que los 3 tesoros deberían entenderse más como una herramienta utilísima de la que nos podemos valer mientras no seamos capaces de superar por nosotros mismos los obstáculos que nos vamos encontrando.

      La rueda hace tiempo que está inventada ya. Nosotros debemos ocuparnos solamente de hacerla rodar.

      Gassho afectuoso,
      Carlos

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  8. Carlos ¡Proprio così! No sabía muy bien qué preguntabas antes, pero tu anterior comentario da en el clavo, es exactamente como dices… con la salvedad de que en este actual desierto, si bien abundan los disfraces, escasean los maestros, hasta ser casi quimérico encontrar alguno. Por tanto, y a falta de otras muletas, nos queda el Dharma.

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