sábado, 28 de marzo de 2015

Zazenshin, Dogen [15]. Traducción y comentarios por Aldo Tollini

Continuación de la traducción y los comentarios realizados por Aldo Tollini al Zazenshin de Dogen. 

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Zazenshin
 
La aguja de zazen [15]


[De nuevo Nangaku dijo:] “Si te preocupas de la forma del sentarse, no alcanzas su principio”. Preocuparse de la forma del sentarse significa [primero] arrojarla fuera [y después] seguirla. El sentido de esto es que quién ya esta sobre la Vía para convertirse en un Buddha sentado no puede prescindir de preocuparse por la forma del sentarse. La preocupación por la forma del sentarse no puede prescindir de estar, pero puesto que esta preocupación está clarísima, ella no alcanza su principio. Un esfuerzo así se llama “dejar caer mente y cuerpo”. Estas palabras no son para aquellos que no están ya sentados [en zazen]. Son para cuando nos sentamos, para aquellos que se sientan, para el Buddha sentado y para el estudio del Buddha sentado.


Comentario

Ahora Nangaku se ocupa de la forma física del zazen. El que se preocupa de la forma física, es decir de mantener la espalda enderezada, de mantener las manos en la posición correcta, respirar del modo oportuno, etc., “no alcanza su principio”, es decir se equivoca. El que se preocupa de la forma del zazen no realiza plenamente su potencialidad, sin embargo la forma es importante y no es descuidada. ¿Cómo salir de este impasse? Según Dōgen: “Preocuparse de la forma del sentarse significa [primero] arrojarla fuera y [después continuar] siguiéndola”, en otras palabras, echar fuera las preocupaciones sobre la forma del sentarse para después sin embargo atenerse a ellas. ¿Cómo es esto posible? Tomando consciencia de la importancia de la forma del zazen y conformándose a ella sin convertirla en cambio en objeto de preocupación. Es como un artesano experto que tiene que usar un instrumento de su trabajo de forma apropiada si quiere crear un objeto valioso. Sin embargo, su consumada experiencia hace que esté preparado para hacerlo de manera correcta sin tener que preocuparse de ello, sino haciéndolo de forma natural, como algo adquirido. Existe la forma correcta, pero no es motivo de preocupación, a lo más de atención.

Esta preocupación por la (o mejor atención a la) forma de sentarse no puede dejar de estar presente, pero porque está bien presente en la consciencia del practicante no interfiere con la actividad del zazen.  Si en vez de estar bien presente en la consciencia, fuese un problema oculto y latente podría actuar por caminos desviados e interferir. Es precisamente la claridad de su importancia la que lo hace un no problema.

Esta actitud es la del shinjin datsuraku del Genjō kōan, es decir “dejar caer mente y cuerpo”. Es la mente del sin-pensamiento como es descrito en el Fukan zazengi, un estado mental en el que todo está presente sin que interfiera en modo alguno. La consciencia de la forma física, junto a otras cosas, está presente ahí. Presente simplemente, sin más.

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Aldo Tollini
 
Pratica e Illuminazione nello Shobogenzo
Testi scelti de Eihei Dogen Zenji
Ubaldini Editore. Roma, 2001

Traducción: Roberto Poveda Anadón
Fotografía: Sodo Yokoyama. Internet.

11 comentarios :

  1. Palabra a palabra lo voy copiando a mano en un cuaderno nuevo y entre las palabras y con ellas encuentro lo demás.

    Gracias

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  2. En los primero siglos de existencia del budismo existían quienes memorizaban y repetían lo sutras a otros, gracias a ello esta enseñanza pudo transmitirse de manera fiel durante generaciones. Cuando el budismo empezó a viajar desde la India a otros lugares, cada vez que llegaba a un nuevo país hubo otros que tradujeron y transcribieron aquellos sutras en los nuevos idiomas en los que el budismo había desembarcado.

    Ahora el budismo está llegando también a nosotros, a Occidente. Es nuestro turno de traducir -y no solo desde el estricto punto de vista lingüístico, formal, exterior-, de transmitir, de estudiar y de esforzarse en comprender a través de nuestra propia práctica el mensaje universal que el budismo, más allá de particularidades étnicas, encierra.

    Seguro, Ane, que al copiar este texto tu gesto no será inútil, ni quedará sin frutos; para ti y para otros. Lo que dices me ha conmovido, ayudándome a entender que mi esfuerzo no es sin sentido, que a alguien le es útil. Gracias, como siempre, por pasar por aquí.

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  3. También estoy estudiándolo, con un cuaderno nuevo dedicado a Dogen. Y he releído vuestra traducción de Una carta de Sodô Yokoyama - La vía de los Patriarcas, en la web zen occidental. Trabajando en comprender a través de la propia práctica, como decís.

    Siempre gracias.

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  4. :) Sodô Yokoyama es precisamente el personaje que aparece en la foto que ilustra esta entrada.

    Alabo el esfuerzo de ambas (Ane y Liliana) al estudiar este texto: es decir el esfuerzo de leerlo despacio, reflexionar sobre él, analizar de que manera resuena -o no- lo que dice Dogen con aquello que sucede en nuestra práctica.

    No otra cosa es lo que yo hago al traducir: leer despacio, volver sobre lo escrito/traducido, intentar expresarlo mejor... Cuando no leo así, lo que normalmente sucede es que leo pasando páginas, como buscando un "algo" imaginario que aquí no está y que (tal vez) este (por fín) en la siguiente página, es decir leo con un cierto trasfondo de ansiedad, creando las condiciones para duhka. En cambio, normalmente, al leer-traducir sosegadamente, atentamente lo que de ahí sale es lo contrario, es paz.

    Traducir, transcribir, estudiar han sido siempre, y no solo en el budismo, partes consustanciales a cualquier práctica religiosa.

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    Respuestas
    1. ¿Y para cuándo tendremos los propios Fukanzazengi, Genjokoan y Zazenshin de Roberto?

      ;)

      Ya que se es pionero uno debería aportar algo de su propia cosecha. Y eso que el traductor siempre deja algo de su impronta en la traducción, pero creo que hay una diferencia entre la aportación de primera mano y la traducción.

      Más aún teniendo en cuenta el vacío que hay en el actual zen occidental de textos sobre laicos escritos por laicos a pesar de que no pocos son los que reconocen el protagonismo o el marcado caracter laicista en el zen occidental.
      Bien está ocuparse de preservar, pulir y reparar aquellos textos de la tradición que suponen un cimiento importante para el budismo zen, pero no menos importante es que aquellos que llevan tiempo saltando al ruedo no sean solo un ejemplo de cómo se debe entender la tradición, sino de cómo se vive el budismo zen siendo un laico europeo del s XXI.

      El valor al meditador, igual que al soldado, se le supone.

      Un afectuoso abrazo

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    2. Hola Carlos, bentornato (como dirían los italianos con una bella, aunque intraducible expresión).

      No eres el primero en tentarme a tomar protagonismo en lo que publico pero espero, por el momento, poder resistirme a esa tentación.

      Mucho son los blog que dicen tener como referencia al zen y consisten después en hablar de uno mismo, o en hacer difusión de las propias ocurrencias literarias y de aquellas cosas que le gustan, o no, a uno -y con las que secretamente, o no tanto, esperan que les identifiquen los lectores-: poesías, canciones, frases sueltas de este o aquel maestro, etc.; o que bien sen centran directamente en hacer "marketing" respecto a las propias actividades: "su" dojo, "su" shanga, "su" manera de entender el zen, en definitiva blogs que hablan más del propio yo que del zen. No hay nada de malo en ello, solo que si decimos que el problema está en el yo, no creo que sea la mejor manera de resolver este problema reforzar sus mecanismos.

      En el budismo, en el zen, si uno habla ha de ser para dejar que sea el dharma el que hable a través de él, no para hablar de uno mismo.

      Con todo no soy completamente mudo, comento a veces lo que los demás, a su vez, comentan e incluso, alguna vez, tengo la intrepidez de aportar alguna cosa de mi propia pluma, como por ejemplo aquí http://huellaszen.blogspot.com.es/2011/07/como-hacer-que-el-silencio-hable-y-la.html. En este texto planteo, por ejemplo, cuestiones como la del "maestro", la de la práctica en grupo, la de la práctica solitaria, la actitud con la que creo hay que acercarse a zazen, etc.

      Tal vez a partir de ese texto podríamos iniciar ese discurso que reclamabas respecto a la cuestión de los practicantes láicos, pues es cierto que esta cuestión es importante y apremiante hoy en día entre los practicantes, ya que es un hecho inédito dentro de la historia del budismo y absolutamente relevante para nuestras vidas. Pero creo que ese discurso puede, debe de ser más bien un diálogo, pues en él somos todos de hecho protagonistas y pioneros.

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    3. Supongo que si Buddha hubiese actuado igual hoy no tendríamos budismo :)
      Ciertamente el yo es el problema, o más bien el dejarse arrastrar por él, pero no creo que la solución sea tan sencilla como guardarlo bajo siete llaves o esconderlo en el armario.

      A cada momento, en cada cosa que hacemos o dejamos de hacer, el yo intenta imponerse, como sin duda sabes de sobra, y es ahí donde está en juego nuestra práctica, si finalmente aparece el dharma o no. Evitar y resistirse no suelen ser una buena opción, antes bien, suelen reforzar los mencionados mecanismos del ego.

      En cuanto pueda leeré la entrada que mencionaste.

      Un abrazo

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    4. Puede ser, pero en cualquier caso no creo que la vía del buda tenga que ver ni con el proselitismo, ni con el debate intelectual. Encontramos, por ejemplo, en el Sutra del Diamante (próximamente en esta misma pantalla :) las siguientes palabras del Buda:

      "Si bien innumerables criaturas han sido completamente liberadas, ninguna criatura individual ha sido completamente liberada. ¿Y por qué es así? Si un bodhisattva, Subhūti, diese curso a la noción de existencia de un ser, no se le podría llamar ser-del-despertar. ¿Y por qué? Subhūti, quien mantiene la noción de vida propia, de un ser, de viviente, de persona no se le puede llamar ser-del-despertar"

      Y Mauricio Yushin Marassi (un maestro sin discípulos amigo mio, un enseñante sin enseñanza, pero que es sin embargo aquel que, en mi caso, más me ha ayudado a ahondar en este dificil camino de vida, y de cuyos silencios, y de cuyos "no es eso" más he aprendido), y que es el autor de la traducción y de los comentarios al sutra, que aparecerá probablemente a continuación del Zazenshin, comenta estas palabras del sutra de la siguiente manera:

      "Si la respuesta fuese esta expectativa, esta expectativa no sería sino la continuación de nuestros pensamientos, completamente inútil. Ocuparse en cada momento por la salvación, por el bien supremo de todos los seres es solo esto, no es pensar en salvar a alguien. La práctica del gran camino tiene su objetivo en si misma, no en el querer salvar -y mucho menos en importunar- a nadie. No hay nadie que salvar, algo de lo que podríamos salvarlo, ni una salvación a conseguir. El proselitismo y el afán por el liderazgo no son un asunto budista."

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  5. Pretender esclarecer un punto que no se ha entendido o compartir la experiencia de uno con otros no es necesariamente proselitismo, aunque sin duda en muchas ocasiones la línea que separa lo uno de lo otro es más fina que el más débil de nuestros cabellos.

    Así ocurre también con el debate intelectual. No es, nunca es, una cuestión de hacer o no hacer, sino de la actitud que se pone en ello.

    No insisto más. Gracias por las presentes y próximas traducciones.

    Un abrazo

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  6. "La preocupación por la forma del sentarse no puede prescindir de estar, pero puesto que esta preocupación está clarísima, ella no alcanza su principio. Un esfuerzo así se llama “dejar caer mente y cuerpo”. Estas palabras no son para aquellos que no están ya sentados [en zazen]. Son para cuando nos sentamos, para aquellos que se sientan, para el Buddha sentado y para el estudio del Buddha sentado."

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