viernes, 1 de mayo de 2015

Sutra del Diamante § 1

Entre la extensa literatura Mahayana el Sutra del Diamante ocupa, junto a algunos otros sutra, un lugar central. También dentro del chan/zen este sutra ha sido y sigue siendo estudiado y practicado extensa e intensamente. Así, por ejemplo, según recoge la tradición hagiográfica de esta tradición, escuchando este sutra Huineng, también conocido como el sexto patriarca, alcanzó un despertar repentino.

Este texto hindú del ss. II es probablemente la obra que nos introduce más directamente en aquel plano que podríamos denominar, recurriendo a un término occidental, como "mística" budista, constituyendo la guía a la parte más profunda del recorrido interior llamado "práctica del budismo".

La traducción que aquí presentamos es obra de Mauricio Yushin Marassi, actual responsable de la comunidad budista zen italiana Stella del Mattino así como enseñante de Budismo y Religiones del Extremo Oriente en la Universidad de Urbino. El texto, además del sutra en sí, viene acompañado por tres capítulos introductorios al sentido del sutra así como una serie de comentarios al texto, párrafo a párrafo, que contribuyen a esclarecer el sentido del sutra, hoy y desde una óptica occidental.

Durante las próximas semanas presentaremos los primeros cinco párrafos del texto con sus respectivos comentarios, y coincidiendo con el quinto párrafo es nuestra intención ofrecer a los lectores hispanohablantes, en la sección "Textos en pdf", el texto integro.



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El Sutra del Diamante


Homenaje a la  prajñāpāramitā, el conocimiento ido más allá, bienaventurado, santo


§ 1. Así lo he oído. Una vez el Bienaventurado se encontraba cerca de Śrāvastī en el bosque de Jeta, en el jardín de Anāthapiṇḍada con una gran comunidad de 1250 monjes además de muchísimos bodhisattva, grandes seres. El Bienaventurado, una mañana, se vistió con el manto de monje, cogió el cuenco y entró en la gran ciudad de Śrāvastī para la colecta. Después, el Bienaventurado, tras ir a la gran ciudad de Śrāvastī para la colecta y haber comido el arroz, al comenzar la tarde volvió de la colecta, guardó el cuenco y el manto, se lavó los pies y se sentó en su sitio. Cruzó las piernas, adoptó la postura recta y concentró plenamente la atención ante él. Entonces muchos monjes se acercaron al lugar donde el Bienaventurado estaba sentado. Se inclinaron hasta tocar sus pies con la frente, giraron a su alrededor tres veces en sentido horario y se sentaron al lado.


Todo está completo. La escena, recortada en el trascurrir del tiempo infinito, está completa, redonda, perfecta. Cerca de una gran ciudad un vasto bosque con un jardín inmenso en su interior, provisto por el Benefactor, diseminado de edificios distantes unos de otros, adecuado para transcurrir en silencio el periodo de las lluvias. Alrededor del Bhagāvan una gran comunidad madura, consciente. Su vida es en cada acto caminar sobre la vía de la beatitud. Todos y cada uno de sus movimientos está lleno de significado, escanden sin prisa el tiempo hasta gradualmente pararlo. El Buda está inmóvil, sentado, los monjes le rinden homenaje de forma adecuada, después se aquietan, sentados junto a él, en silencio.

El autor del marco escénico solo se ha demorado en un detalle, el Buda, una vez correctamente sentado concentró plenamente la atención ante él. Quién practica el estar sentado en la quietud encontrará una correlación con su propia experiencia personal, una vez asumida la posición sentada en un lugar silencioso y tranquilo el primer, único y último contenido de conciencia “externa” es aquello que está delante. El silencio es la desaparición del movimiento -es decir del tiempo y del espacio-, la representación escénica está completa.

El sutra integro, habitualmente entendido como el contenido de las palabras del Buda en las páginas sucesivas, es la explicación de aquello que sucede en este primer breve capítulo. Podemos decir que el sutra, aquí, ya ha finalizado.



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Il Sutra del Diamante
La Cerca del Paradiso

Traducción y comentarios: Mauricio Y. Marassi
Casa Editrice Marietti S.p.A., Genova-Milán, 2011

Traducción privada al castellano
realizada por Roberto Poveda Anadón
Distribuida solo para uso personal

Fotografía: Internet

41 comentarios :

  1. Lo que más me impacta de este inicio del Sutra del Diamante es este párrafo central:

    "el Bienaventurado, tras ir a la gran ciudad de Śrāvastī para la colecta y haber comido el arroz, al comenzar la tarde volvió de la colecta, guardó el cuenco y el manto, se lavó los pies y se sentó en su sitio. Cruzó las piernas, adoptó la postura recta y concentró plenamente la atención ante él. "

    La descripción nos pone delante de nuestros ojos el retrato de las acciones de Sakyamuni Buddha que finalizan con la toma de postura para la meditación sentada. No hay ruptura entre las acciones previas y la meditación sino tan solo un encadenamineto de acciones, y eso es lo que precisamente a menudo más me cuesta en la vida ordinaria.

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    1. Entonces es que todo va bien, Jordi :)

      O va como tiene que ir.

      No consiste en otra cosa la práctica en la vida cotidiana que en darse cuenta de todo lo que no somos para que aflorelo que realmente somos.
      No está de más recordar que el que insiste en creer que algún día "ésto lo tendremos controlado" o "se nos dará mucho mejor" o "que se nos da bien o mal o ni lo uno ni lo otro"
      tampoco somos nosostros.

      Un abrazo

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  2. Gracias por vuestros comentarios, Jordi y Carlos. Es cierto que, sobre todo en aquellos casos en los que el estilo de vida es el de un laico como es nuestro caso, existe una tensión entre práctica de la meditación y vida cotidiana. Esta tensión está presente en el budismo desde su nacimiento; y creo que en buena medida fue este uno de los motivos que dió origen al paso del viejo budismo hinayana al budismo nuevo, renovado o mahayana.

    En este primer párrafo del sutra del Diamante, aquello con lo que precisamente nos encontramos es con el antiguo budismo, el budismo de los arhat, de aquellos que han renunciado al mundo... eligiendo vivir en un mundo carente de "tentacioens" mundanas, pero por ello precisamente uyn mundo idealizado, dicotómico respecto al mundo, en el que samsara y nirvana son cosas distintas. De ahi esa "continuidad" de la que hablabas.

    En el segundo párrafo, que colgaré mañana o pasado, precisamente irrumpe Shubuti, interrumpiene -en nombre nuestro- esa calma perfecta, y preguntandolé al Buda, ¿pero, y aquellos que vagan por el mundo (mundano), que habitan en medio de las contradicciones, cómo podrán hacer para acceder a la vía?

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  3. Otra cosa, por descender un poco más a lo concreto, creo que en parte un elemento constitutivo de la solución al problema de la contradicción (aparente) entre zazen-vida cotidiana, un elemento en el que hay que esforzarse, sobre el que hay que reflexionar, en el que tenemos que profundizar es no añadir contradicciones supletorias a lo que ya de por sí es contradictorio: No creando asimetrías artificiales: zazen-el resto de cosas, samsara-nirvana, iluminación-ignorancia, maestro-discípulo, ser-no ser, etc.

    Fácil de decir, un poco más difícil de comprender y extremadamente difícil de poner en práctica.

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  4. Un rayo de esperanza para nosotros, pequeños seres que vivimos inmerso en el fango del samsara, proveniente de otro importante sutra Mahayana, del Sutra de Vimalakirti en este caso. Un sutra de naturaleza profética, cuyo tiempo de realización puede ser precisamente ahora Dice allí Vimalakarti, el laico, al arhat, al puro, al apartado de este mundo, lo siguiente:

    2- La Familia del Tathāgata1 es la familia de la acumulación de las cosas perecederas, la familia de la ignorancia y de la sed de existencia, la familia del amor, del odio y del error, [...] la familia de las sesenta y dos especies de falsas opiniones, de todas las pasiones [...]
    3- Aquel que viendo lo incondicionado ha entrado en la determinación absoluta de la adquisición del bien supremo, no está en condiciones de producir el pensamiento del perfecto y supremo despertar. Al contrario, aquel que se basa sobre lo condicionado, las pasiones, y no ha visto todavía la santa verdad, está en condiciones de producir el perfecto y supremo despertar. Hijo de familia, las flores del nenúfar, del loto, del loto blanco y del lirio de agua no nacen en la jungla sino en el fango y en los bancos de arena. De igual manera, oh hijo de familia, los dharma de Buda no nacen en los seres predestinados a lo incondicionado sino en los seres revueltos en el fango y en los bancos de arena de las pasiones. En el espacio las semillas no crecen, inmersas en tierra crecen. De la misma forma en los seres predestinados a los incondicionado los dharma de Buda no crecen [...]
    4- En verdad es necesario ser culpables de los cinco pecados de retribución inmediata para poder producir el pensamiento del despertar e iluminarse en los dharma de Buda.

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    1. De hecho, no hay diferencia cualitativa entre el monje y el laico más allá de la cantidad de horas meditativas y la renuncia a ciertos estímulos sensoriales.

      Ambos están en un camino cuya vuelta a casa comienza a cada instante y cuyas dificultades ante la actitud adecuada son distintas formalmente, no lo son en intensidad. Intensidad necesaria por otro lado para el correcto desarrollo de la práctica, tanto como el fango lo es para el loto.

      Si dejamos a un lado además los ropajes budistas, vemos como en otras tradiciones, como el Advaita, la liberación se da en personas que desarrollan una actividad profesional y que tienen familias. Como ha pasado siempre y seguirá pasando.

      Un abrazo

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  5. Eso que dices, Carlos, en teoría es cierto; pero en la práctica no estoy muy seguro. En el budismo, sobre todo en el budismo antiguo, desde luego no era así. La completa realización de la vía del Buda era algo fundamentalmente reservado a los monjes. La superación de aquella dicotomía laico-monje en relación a la práctica de la vía propuesta por el Buda será precisamente una de las razones que darán pié al nacimiento del Mahayana.

    Con todo, esa universalización de la práctica de la vía que conduce a la salvación última implícita en el Mahayana, en los hechos siguió siendo teórica (aunque aquí me limito al campo del zen, ya que el planteamiento en los budismos devocionales, como el de la Tierra Pura, habría que estudiarlos a parte), y salvo alguna excepción los ejemplos que nos han llegado seguirán perteneciendo a la casta monacal. Es por eso que digo que el Sutra de Vimalakirti es de carácter profético, más que "histórico", es decir nos habla de algo cuyas condiciones de realización todavía no habían, no han, llegado.

    Actualmente, por lo menos en el campo del zen -y me dá la impresión que en buena medida ocurre algo parecido con el busimo tibetano- la condición monacal y la condición laica (dejando a parte los aspectos formales, que son espiritualmente irrelevantes) se han equiparado, pero no por "elevación" de las posibilidades ofrecidas a los laicos, sino por la mayoritaria "mundanización" del monacato budista; con lo cual incluso podríamos barruntar que, por lo menos en occidente, la condicón monacal es incluso un obstáculo añadido para la práctica verdadera de la vía budista.

    Yo no se gran cosa del Vedanta Advaita, pero me dá la impresión que como en todas las vías espirituales hindues, sean estas astika (es decir, que aceptan la autoridad de los Veda, como es el caso del Vedanta Advaita), como nastika (que no aceptan la autoridad de los Veda, como el budismo o el jainismo) la realización completa estaba reservada a los renunciantes (otra forma de llamar a los monjes) es decir a aquellos que adoptaban como estilo de vida el de los "vanaprasthins" (ermitaños del bosque) y el de los "sannyasins" (completos renunciantes).

    En la modernidad, y sobre todo con la llegada de las "espiritualidades" orientales a occidente hemos asistido en muchos casos a la completa degradación de esas vías espirituales, que previamente también en Asia sufrían ya síntomas patente de esclerotización. Uno de cuyos indicadores es su reconversión en productos "comerciales", bien directamente, bien indirectamente por la vía del donativo (obligatorio) y otro, ligado a este, la mistificación de la figura del "maestro" espiritual. Vemos actualmente por todas partes la proliferación de vias espirituales "pret a porter", adecuadas para el "consumo" de masas, fáciles y asequibles, en las que podemos coger lo que nos parezca y desechar lo que nos sea incomodo, adecuadas para propociornarnos la sensación de que nos hemos trasformado en seres más espirituales, que hemos cambiado para bien cuando en realidad no hemos cambiado nada. Creo que un ejemplo palmario de esto lo podemos ver en el zen occidental y me da la impresión de que también sucede algo parecido en eso que creo que se llama el neo-Advaita.

    Yo estoy convencido de que el camino antiguo, aquel que venía recogido en la dicotomía laico-monje es algo ya caduco y muerto, perteneciente a épocas pasadas; creo que es urgente que las religiones, las vías espirituales auténticas realicen de verdad la oferta de liberación universal, abierta a todos, que contienen. Pero también creo que, por lo menos en el caso del budismo zen, este camino no está más que en sus comienzos, que la tarea histórica que nos es propia es la de preparar la tierra para que puedan arraigar las semillas y en un futuro pueda en ella crecer un bosque, es decir que lo que ahora nos toca es el necesario, humilde y hermoso trabajo de las lombrices.

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  6. "Eso que dices, Carlos, en teoría es cierto; pero en la práctica no estoy muy seguro. En el budismo, sobre todo en el budismo antiguo, desde luego no era así. La completa realización de la vía del Buda era algo fundamentalmente reservado a los monjes. La superación de aquella dicotomía laico-monje en relación a la práctica de la vía propuesta por el Buda será precisamente una de las razones que darán pié al nacimiento del Mahayana."

    Si había citado el Advaita era para, entre otras cosas, precisamente desligarnos de los ropajes budistas, de una práctica concreta para poner el hincapié en la mística en sí, en la liberación.
    Yo creo que la dicotomía que te refieres es tal en cuanto a la dedicación a la meditación en sí, pero no a la "completa realización de la vía del Buda" al igual que tampoco creo que ni este sutra ni el de Vimalakirti sean proféticos en el sentido de que hasta hoy no se han dado las condiciones para que los laicos puedan completar dicha vía.
    Es la vía, o mejor, aquello que se manifiesta, a través de nosotros, el dharma si se quiere poner en términos budistas, el verdadero protagonista de la práctica y no nosotros ni nuestras acciones, luego el dharma no puede estar vedado, porque no tiene ningún sentido pensar que se vede a sí mismo o que adopta una manera determinada, la del monje renunciante, pero estoy convencido -aunque sea difícil probarlo- que muchos laicos, mucha gente sencilla, completaba la vía, aunque en ocasiones los tomarían por locos, otras se harían ermitaños y en todas ellas muy probablemente no tuvieron la necesidad de dejar testimonio.

    “Actualmente, por lo menos en el campo del zen -y me dá la impresión que en buena medida ocurre algo parecido con el busimo tibetano- la condición monacal y la condición laica (dejando a parte los aspectos formales, que son espiritualmente irrelevantes) se han equiparado, pero no por "elevación" de las posibilidades ofrecidas a los laicos, sino por la mayoritaria "mundanización" del monacato budista; con lo cual incluso podríamos barruntar que, por lo menos en occidente, la condicón monacal es incluso un obstáculo añadido para la práctica verdadera de la vía budista.”

    Exactamente por eso creo que el interrogante, el debate, no debería de estar en una superación de la dicotomía laico-monje, preocupación ésta interna, doméstica y que limita al ambito de una institución como es el budismo, sino a la subyacente y más vasta y abarcante de practicante ermitaño/renunciante frente al practicante no renunciante. La exposición, si bien, comparte inquietudes, amplía los horizontes al papel de la mística en el mundo de hoy, en nuestra sociedad a través de sus distintos practicantes como agentes activos en ella desde un marco que no se atiene a las ya reconocidas como antiguas reglas del viejo patrón monje-laico.

    “Yo no se gran cosa del Vedanta Advaita, pero me dá la impresión que como en todas las vías espirituales hindues, sean estas astika (es decir, que aceptan la autoridad de los Veda, como es el caso del Vedanta Advaita), como nastika (que no aceptan la autoridad de los Veda, como el budismo o el jainismo) la realización completa estaba reservada a los renunciantes (otra forma de llamar a los monjes) es decir a aquellos que adoptaban como estilo de vida el de los "vanaprasthins" (ermitaños del bosque) y el de los "sannyasins" (completos renunciantes).”

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  7. ...

    (continua)


    La realización completa no puede estar vedada a nadie, como decía al principio, el dharma no puede vedarse a sí mismo. Otra cosa es que las distintas instituciones religiosas, el budismo entre ellas, fomentaran tal lugar común y a partir de ahí, alguno de los -escasos, seguramente- realizados optarán por callar o que ni siquiera tuvieran las tablas para poder dejar testimonio.
    Cuando hablo de Advaita, más que apelar a las virtudes de dicha tradición, pienso en la posibilidad de encontrar un mensaje similar en ciertas personalidades. Baste leer “Yo Soy Eso” de Nisargadatta Maharaj -que era vendedor y tenía su propia familia- para darse cuenta de ello.

    “En la modernidad, y sobre todo con la llegada de las "espiritualidades" orientales a occidente hemos asistido en muchos casos a la completa degradación de esas vías espirituales, que previamente también en Asia sufrían ya síntomas patente de esclerotización. Uno de cuyos indicadores es su reconversión en productos "comerciales", bien directamente, bien indirectamente por la vía del donativo (obligatorio) y otro, ligado a este, la mistificación de la figura del "maestro" espiritual. Vemos actualmente por todas partes la proliferación de vias espirituales "pret a porter", adecuadas para el "consumo" de masas, fáciles y asequibles, en las que podemos coger lo que nos parezca y desechar lo que nos sea incomodo, adecuadas para proporcionarnos la sensación de que nos hemos trasformado en seres más espirituales, que hemos cambiado para bien cuando en realidad no hemos cambiado nada. Creo que un ejemplo palmario de esto lo podemos ver en el zen occidental y me da la impresión de que también sucede algo parecido en eso que creo que se llama el neo-Advaita.”

    Sin duda alguna ésto es tristemente cierto. Y para plantear un debate serio, hay que ponerlo sobre relieve y no dejar de tenerlo presente para llevar a buen puerto nuestro “koan para una vida”. Pero sí lo que estamos tratando es la superación del binomio monje-laico, ha de partirse de la base, sea de la tradición que sea, que el laico tiene la madurez suficiente para afrontar su práctica y su vida con la seriedad necesarias.

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  8. ...

    (continua)

    No hay soluciones ni mejores puntos de partida en ninguna tradición que en otras, sólo diferentes, pero las soluciones seguramente serán más eficaces si se aúnan esfuerzos, se salta por encima de las limitaciones de la tradición y se reconoce que el problema es el que tú bien acabas de exponer y que afecta por igual a toda la “espiritualidad”.

    “Yo estoy convencido de que el camino antiguo, aquel que venía recogido en la dicotomía laico-monje es algo ya caduco y muerto, perteneciente a épocas pasadas; creo que es urgente que las religiones, las vías espirituales auténticas realicen de verdad la oferta de liberación universal, abierta a todos, que contienen. Pero también creo que, por lo menos en el caso del budismo zen, este camino no está más que en sus comienzos, que la tarea histórica que nos es propia es la de preparar la tierra para que puedan arraigar las semillas y en un futuro pueda en ella crecer un bosque, es decir que lo que ahora nos toca es el necesario, humilde y hermoso trabajo de las lombrices.”

    De acuerdo contigo. Si leemos a Tolle, por ejemplo, nos daremos cuenta que ese nuevo camino lleva tiempo abriéndose aunque seguro que ninguno sabemos por dónde irá, sin duda los protagonistas serán las distintas personas que espontáneamente o facultadas por las viejas tradiciones en su completa realización, manifestarán que el dharma lleve a la sociedad a un puerto más saludable que en el que se encuentra ahora mismo.

    Un abrazo

    P. D: Perdón por la extensión y por la fracción en tres comentarios debido a imponderables del formato.

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  9. Me alegro de que estemos de acuerdo en muchos de los "no", ahora lo que queda es es ver en cambio a donde se dirigen los "sí" de cada cual. No tanto para ver si estos "si" son concordantes o discrepantes entre sí, como sobre todo y eso es lo único impotante, para esclarecerlos ante sí mismo.

    Hoy no tengo mucho tiempo para escribir, pero creo que un punto de partida adecuado para esclarecer esos "sí", sería profundizar qué se entiende por "liberación" en cada una de las vías espirituales o religiosas pues difiere, y mucho, de unas vías a otras.

    A pesar de que todas las vías religiosas -y aclaro que para mí el término "religión" no es sinónimo de "iglesia" ni de "creencia"- responden a un trasfondo común de insatisfacción y misería inherente a nuestro existir en tanto que humanos, cada una de estas vías parte de presupuestos distintos, apunta a metas diferentes y se dirige a ella por distintos caminos; a pesar de que existan tramos del recorrido que superficialmente puedan parecer similares entre unas y otras.

    Por poner un ejemplo, relativo a los presupuestos; tanto las tres religiones del libro, Judaismo, Cristianismo e Islam, como todo el extensísimo arco de aquello que podríamos llamar religiones hinduístas que tienen como punto de referencia a los Veda, el Advaita entre ellas, parten de un fundamento de caracter Absoluto (Dios, Brahma, el Ser, etc.), sin embargo el budismo (y puede que el Jainismo también, aunque no estoy seguro) no presupone ningún fundamento absoluto y no necesita responder a esa cuestión, de la que se desinteresa, para realizar su propuesta.

    Sin aclarar estas cuestiones, que he sintetizado de manera puede que demaisado rápida -habría que matizar mejor que se entiende con esos términos- como "presupuestos", "camino" y "meta", corremos el riesgo de dando todo por bueno, en realidad no comprometernos con nada.

    Este "esclarecimiento" previo que propongo no apunta a comparar unas tradiciones con otras para ver cual es la mejor (eso no tendría sentido , pues cada camino será mejor o peor que otro dependiendo de "para qué" y "para quién"), sino, repito, a "esclarecerse" ante todo ante sí mismo para no caer en la trampa del ego de dando todo por bueno (para uno mismo) en realidad no dar nada por bueno (para uno mismo) para no comprometerse (seriamente) con nada.

    Un abrazo

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  10. Pd.: Precisamente el Sutra de Diamante, que estoy publicando estos días en este blog, y los comentarios al mismo de Mauricio Yushin, que lo actualizan desde una óptica contemporanea, apuntan a esclarecer estas cuestiones ("presupuestos", "camino" y "meta") desde un punto de vista budista, zen. Ya que estamos, por así decir, ante uno de los textos en los que lo que podríamos llamar "mistica" budista alcanza probablemente uno de los extremos expresivos más radical.

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    1. “A pesar de que todas las vías religiosas -y aclaro que para mí el término "religión" no es sinónimo de "iglesia" ni de "creencia"- responden a un trasfondo común de insatisfacción y misería inherente a nuestro existir en tanto que humanos, cada una de estas vías parte de presupuestos distintos, apunta a metas diferentes y se dirige a ella por distintos caminos; a pesar de que existan tramos del recorrido que superficialmente puedan parecer similares entre unas y otras”.

      Empiezo -o sigo- negándote la mayor, estimado Roberto. Todas las religiones apuntan a lo mismo y de ahí se entiende que se encuentre en ocasiones a budistas citando al Maestro Eckhart o a Santa Teresa o a Silesius, o a cristianos o advaitines leyendo o poniendo como ejemplo a Omar Jayyam o a Rumi.
      Las razones para el ecumenismo son muchos y exponerlas aquí sería una labor inútilmente titánica. Baste con apuntar la desafección de los ciudadanos occidentales en su mayoría con las religiones del libro, especialmente el cristianismo; el papel como instituciones de poder más que como instituciones religiosas que juegan todas ellas en el mundo y
      por último, la necesidad de ciertas personas, numerosas hoy en día, de vivir no sólo con una suerte de sistema de valores sino también enmarcar éstos y cada acto en un significado religioso sin necesidad de renunciar a la vida mundana o,si se quiere, a pesar de no renunciar a ella -aquí entraría también el punto de la dicotomía monje-laico pero con un marco más amplio-.

      "Por poner un ejemplo, relativo a los presupuestos; tanto las tres religiones del libro, Judaismo, Cristianismo e Islam, como todo el extensísimo arco de aquello que podríamos llamar religiones hinduístas que tienen como punto de referencia a los Veda, el Advaita entre ellas, parten de un fundamento de caracter Absoluto (Dios, Brahma, el Ser, etc.), sin embargo el budismo (y puede que el Jainismo también, aunque no estoy seguro) no presupone ningún fundamento absoluto y no necesita responder a esa cuestión, de la que se desinteresa, para realizar su propuesta."

      El fundamento de las religiones no es metafísico ni teológico sino existencial, por mucho que en Occidente hayamos sufrido y exprimido al máximo el trueque de ambos puntos focales. Que Buddha no hablase de ningún principio absoluto, no implica que se desinteresase del asunto sino que en su método para invitar a vivirlo y experimentarlo por uno mismo a su potencial audiencia consideró contraproducente hacer la menor mención al mismo. Éso fue lo que consideró como error fundamental del hinduismo.
      De hecho, cualquier budista serio con años de experiencia y determinado compromiso con su práctica sabe que hay silencios de distintas de calidades y a partir de aquí, debería entenderse -todos, pero especialmente los seguidores de Buddha- su silencio como una encrucijada, un abismo, una invitación a la experimentación, un jardín de dudas por explorar y no una desinteresada callada por respuesta que exhibir como pertenencia a un determinado club cada vez que surja la cuestión.
      Actualizar, materializar y dar cabida a ese silencio es la diferencia entre el que sigue a Buddha y el que meramente busca o se pierde en un sistema de creencias.
      Para voces más autorizadas que la mía en este tema se puede consultar, "El Silencio del Buddha" de Raimón Panikkar publicado por la editorial Siruela.
      Asímismo reitero, a fuerza de pecar de insistente, la lectura de "Yo Soy Eso" de Nisargadatta Maharaj, como tamiz para comprobar por uno mismo si tras el Advaita u otras vías se llega a la misma meta o no.

      No está de más recordar aquella anécdota de un maestro zen en la que ante la insistencia de un misionero jesuíta para que leyese la Biblia, áquel le pidió que le leyese algún fragmento. Al leer el Sermón de la Montaña, el maestro afirmó "Basta! No hace falta que leas nada más. Ése, él que ha dicho algo así, está iluminado"

      :) :) :)

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    2. Estimado Carlos, conozco la opinión de Pannikar, coincidente por cierto con la de la posición espiritual moderna llamada corriente New Age.

      Basta practicar en serio un camino espiritual dado para comprender que cada vía obedece a distintos presupuestos (aunque en el caso del budismo el presupuesto es que no hay ningún presupuesto, ningún fundamento, sino tan solo la universalidad de dukha, del sufrimiento inherente a la existencia), y de que avanza hacia distintas metas por diferentes caminos.

      Esto no es una cuestión de prevalencias de unos caminos sobre otros; sino de la mayor o menor adecuación de los distintos caminos a las distintas persona, incluyendo aquí las circunstancias y posibilidades concretas de cada persona.

      Que el Buddha no hablase de ninguna referencia a lo Absoluto, quiere decir que de eso no le parecía interesarte hablar (ni especular siquiera) para realizar aquel camino que el proponía.

      Respecto al diálogo interreligioso yo no es que esté en contra -a pesar de que con frecuencia no suele pasar de monólogos paralelos, especialmente por parte católica-, creo que también de ahí podemos extraer luz que ilumine nuestro propio camino, y yo de hecho vuelvo de vez en cuando a releer a Eckhart o a Juan de la cruz, o por ejemplo, estos días, estoy leyendo a Simone Weil, una mśitica cristiana del ss. XX (muerta en Londres durante, y a consecuencia, de la segunda guerra mundial), y también a Bonhoefer, un teólogo y místico evangelista alemán (también colgado por los nazis, por haber participado en una conjura contra Hitler). Pero ello no es lo mismo que decir que todo es lo mismo, que tras todo camino espiritual subyace un fundamento único y absoluto, cosa que de hecho al Buddha le parecía una cuestión intrascendente y erronea, como repetía una y otra vez, como se desprende de que para él todo existir, todo "algo" concreto no es otra cosa que causas y condiciones, pero que sobre todo le parecía un proceder inadecuado en relación a la liberación de dukha, que es el asunto para el que él proponía su método, no para alcanzar algo, para llegar a algo, sino para librarse de algo.

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    3. En cualquier caso, creo que nos estamos apartando sin demasiado sentido del texto base de la entrada, del Sutra del Diamante; y creo que este puede aportar mucho más que nuestra opiniones, nuestras ideas, nuestro pensamientos.

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  11. La dualidad monje-laico, en esencia, no es más que una dicotomía; una división en dos partes, puramente artificiosa y discriminativa, de lo que es, sencillamente, “un practicante” (de zen). Discernir acerca de la dualidad monje-laico, discernir, en definitiva, acerca de posibles formas en que el Hombre de zen se expresa, tiene más que ver con poner la “atención” en la forma, en lugar de en el fondo.

    La clave de la Realización del “yo en mi mismo” (otra forma de denominar al Despertar) que sustituye al “yo en mis pensamientos”, tiene poco que ver con la supuesta “renuncia al mundo” que llevan a cabo los monjes, en relación con los laicos. Entendiendo, en este caso, como “renuncia al mundo” a la renuncia que de su vida social cotidiana hace el monje.
    Este tipo de renuncia a las “formas externas de nuestra vida ordinaria diaria” para tomar las “formas externas de la vida monástica”, no nos garantizará, en absoluto, la Realización del Sí Mismo (o del Despertar). En ambas, nos relacionamos con otras personas; en ambas, desarrollamos actividades a lo largo del día. Cambia la forma, pero no el fondo. Y es en ese “fondo”, y no en la “forma”, en donde la mente y sus enredos se las ingenian para abrirse paso y tomar el mando.
    Hubo monjes zen que nunca “despertaron” y otros que nunca “despertarán”. Hubo laicos que “despertaron” y otros que “despertarán” (en una ocasión leí acerca de un antiguo maestro zen, que era un simple barrendero; del que no recuerdo su nombre). En base a esto, podemos concluir que la Realización de uno mismo no depende de la renuncia al mundo cotidiano que el practicante lleve a cabo.

    Hubo y hay, por tanto, practicantes de zen, monjes y laicos, que “despertaron”. Lo hicieron porque, reconociendo la esencia del zen sentados en el zafú, renunciaron a “sus ideas”, a sus atesoradas ideas; las de cosecha propia, las que escucharon a otros y las que leyeron en los libros, incluso las que leyeron en los sutras. Ésta es la renuncia que ha de ser llevada a cabo, y no otra, la renuncia puramente interior, para dejar caer el sutil velo tejido con ideas que cubre la mirada y, así, ver “claramente”... Esta claridad sin paragón está en todas partes; en el templo solitario en lo alto de la montaña y en la ciudad atestada ahí abajo. Nos revela que todo está ya unido; que todo está ya resuelto desde el principio... Y bastará una sola afirmación o negación de cualquier idea para volver a separar la tierra de los cielos.

    Por último, sólo me queda renunciar a lo escrito, pues si me aferro intelectualmente a ello me pierdo nuevamente a Mí Mismo en las ideas. Ésta es el gran riesgo que se corre al usar el lenguaje para describir ESO que no es un “concepto”. Los Maestros del Rinzai se percataron de ello, y elaboraron los koan para tratar de salvaguardar este escollo lingüístico.

    Disfruto leyendo los textos clásicos que aquí se exponen, escritos por personas que Realizaron el Dharma. Son como un espejo en donde el Buda se ve a sí mismo.

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  12. "...Los maestros del Rinzai se percataron de ello, y elaboraron los koan para tratar de salvar este escollo lingüístico"... Ésta es la frase correcta.

    Un cordial saludo.

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  13. Bienvenido de nuevo Infinitocero. Me ha despertado la curiosidad eso que dices sobre el Rinzai, sobre todo por la dificultad para practicar en esa línea dentro de España. En esa escuela, para practicar los koan, resulta imprescindible la relación maestro-discípulo con objeto de realizar sanzen, las entrevistas ritualizadas entre ambos en las que el maestro ratifica que el discípulo ha pasado o no un koan y le asigna otro. De acuerdo a las reglas establecidas en esa escuela un maestro que pueda ejercer esa función debe previamente haber obtenido el Inka Somei.

    No conozco maestros Rinzai en España, existen por el norte algunas escuelas que se reclaman rinzai, pero no creo que haya allí ningún enseñante que haya obtenido el Inka Somei. De hecho si se observa la trayectoria de los enseñantes esta resulta un poco confusa. El único maestro reconocido que conozco dentro de la escuela Rinzai en Europa es Taïkan Jyoji, abad de La Falaise Vert en Francia, pionero de esta escuela en Europa, aunque puede que actualmente en centro europa exista alguno más.

    Fuera de esto, existen varios maestros y maestras en España pertenecientes a la escuela Sambo-Kyodan, en la que mezclan algunos elementos soto con otros rinzai. Como son Ana Maria Scluter, Berta Meneses y algun@s pocos más. Si bien todos ellos están dentro de un marco, más o menos explicitamente, católico.

    Como te decía tu relación con la escuela rinzai ha llamado mi curiosidad, ya que esta escuela es bastante desconocida en España y yo se poco más de lo que antes he dicho sobre su dinámica interna y sobre su vitalidad actualmente entre nosotros. ¿Tú práctica es Rinzai, yendo periódicamente a Francia o a otro lugar, o estás dentro de la escuela Sambo Kyodan? ¿Con qué maestro-a? ¿Hasta que koan de la serie establecida por Hakuin en el ss. XVII has llegado?

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  14. Como supongo que algunos habréis ya leído el "Sutra del Diamante", me atrevo a traer aquí, a este post, una pregunta que lancé con ocasión de otro post:

    A la luz del Sutra del Diamante,"Qué es, qué cosa concreta, cuál "contenido" en particular es el que "enseñaría" alguien llamado (por nosotros, por el mismo o por otro) "enseñante/maestro/docente..." del budismo zen"

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    1. Roberto, de verdad, con honestidad te digo, y sin ánimos de generar, por mi parte, un nuevo debate (pues ya añadí que me despedía de ellos), el guía no enseña nada; tan sólo “induce”, o trata de inducir, en el guiado las condiciones necesarias para que éste realice shamadi o la Vacuidad. Algo que nadie puede hacer por él; es por esto, que creo que Jiso te dijo que “nadie puede hacer el camino por ti”. Porque la Vacuidad o shamadi, como “la claridad de la conciencia despierta que todo lo penetra”, que es el fin último del zen, ya sea Soto o Rinzai, sólo puede reconocerla uno mismo. Y solamente (y esto creo que habrá de parecer lógico) el que ha reconocido la Vacuidad esencial y primera que funde interior y exterior, está capacitado para “inducirla” en otro. No está capacitado, para ello, por tanto, el que se ha hecho, mediante la lectura de los textos budistas, una “idea intelectual” (en su cerebro) de la Vacuidad como una abstracción; cosa que en algún momento nos ha pasado a todos los practicantes (de esto también nos tendrá que sacar el guía). Sino que está capacitado para ello el que la ha realizado en sus propias carnes. Y crear en el individuo las condiciones necesarias para que éste realice la Vacuidad en él, mediante charlas de corazón a corazón, propuestas de koanes, relato de mondos, invitación a la lectura de textos concretos para momentos determinados, arrinconamientos al intelecto del practicante, a su ego, etc, para mí es una maestría. Por ello, al guía que tiene la habilidad de hacer bien esto, lo defino como Maestro (con mayúscula), sin que él me lo pida. Obviamente, podremos deducir que en función de la capacidad personal que el guía tenga para, manejando todas estas herramientas, empuje al practicante hacia la realización de shamadi, podremos hablar de que unos serán mejores maestros que otros. Por otro lado, al que le ha sido encomendada la transmisión del Dharma, tiene la obligación de mantenerse, más aún que el discípulo, siempre muy atento, pues éste realmente no ha llegado a ninguna meta, y nunca deja de aprender (yo mismo, como practicante, aprendo aquí mientras escribo). Y si no está debidamente alerta, su ego puede colársele por la puerta de atrás en cualquier momento, como a cualquier mortal, y entonces su zen se le ha escapado por la ventana; así, podemos decir que “cuando el ego entra por la puerta, el zen sale por la ventana”. Y ya no hay una relación maestro/discípulo o guía/guiado, sino que se establece una relación de controlador/controlado. No pongo en duda que esto ocurra. En consecuencia, este pseudomaestro ya no trabaja para realizar shamadi en los que con él están, pues esto supondría la propia liberación de los que son controlados por él, sino que trabajará en la dirección de prometer un shamadi que nunca llegará. Pero, finalmente, que éstos existan no deslegitima a los otros; como, valga un ejemplo de actualidad, los jihadistas no deslegitiman a los musulmanes que no lo son.

      A partir de ahora, el que quiera entender que entienda.

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    2. Me despido con esta sentencia (no recuerdo de quien): "Estudiar el budismo es estudiarse a sí mismo, estudiarse a sí mismo es olvidarse de sí mismo, olvidarse de sí mismo es despertar a todas las existencias". Por tanto, estudiar budismo, como sinónimo, aquí, de practicar budismo, no es estudiar textos budistas, sino estudiarse a sí mismo para, finalmente, olvidarse a sí mismo y reconocerse en todas las existencias. Estos es Zen... Y andar todo el día inmerso entre libros sobre budismo, generando debates interminables, no es “practicar” zen; es “filosofar” zen. Pero, finalmente, la “filosofía zen” es tan legítima como cualquier otra filosofía, y se puede debatir sobre ella hasta la saciedad; que para ello está indicada la filosofía, para “debatir”. Pero no confundamos esta cosa de la filosofía zen, para mentes inquietas y ávidas de conocimiento espiritual, con ZEN; pues “zen” no es la unión de la “z”, la “e” y la “n”.

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    3. Añado tan sólo una cosa más que se me ha pasado. A la luz del "Sutra del Diamante", el maestro tratará de que el discípulo "experimente" la Vacuidad alrededor de la cual gira el Sutra del Diamante (que no de "enseñar" el concepto de vacuidad, según el Sutra del Diamante)

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    4. No, pero la pregunta no era esa. Que cada cual tiene que andar por sí mismo lo que nadie puede andar por el está claro. Lo que preguntaba era el enseñante/enseñanza que "contenido" tenían a la luz del Sutra del Diamante. Siendo su "contenido" la Vacuidad, como bien dices. Esta no puede reposar sobre algo o sobre alguien. No hay enseñanza, tampoco hay enseñante, no hay ningún dharma... y sin embargo la enseñanza es plenamente realizada y hay trasmisión.

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    5. Completamente de acuerdo. Siempre que no olvidemos que, en realidad, La Vacuidad, la vacuidad, no es "algo", no es "alguien", (no es una "enseñanza", no es un "enseñante", no es "alguien que aprende", no es una cosa: es nada, completo silencio, total apertura.

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  15. A la luz del Sutra de Diamante, no hay maestro (si entendemos como tal "alguien" que ha realizado "algo"):

    "«¿Qué piensas Subhūti, el Así Ido ha realizado quizás un dharma particular como el insuperable completo perfecto despertar o hay alguna enseñanza que haya sido mostrada por el Así Ido?» Oídas estas palabras el venerable Subhūti respondió así al Bienaventurado: «Por cómo comprendo aquello que el Bienaventurado ha dicho, el Así Ido no ha realizado un dharma particular como el insuperable completo perfecto despertar ni tampoco mostrado enseñanza alguna."

    No existe el discípulo:

    "Si un bodhisattva, Subhūti, diese curso a la noción de existencia de un ser, no se le podría llamar ser-del-despertar."

    Tampoco hay nada que aprender:

    "¿Hay algún dharma que el Así Ido haya obtenido en presencia de Dīpankara [...]?» Dijo Subhūti: «Ciertamente no, oh Bienaventurado, el Así Ido no ha obtenido ningún dharma en presencia de Dīpankara"

    Ni nada que enseñar:

    "«¿Qué piensas, oh Subhūti, tal vez que el Así Ido piensa: “Existe un dharma que yo enseño?». Subhūti respondió: «Ciertamente no, oh Bienaventurado, el Así Ido no piensa “Existe un dharma que yo enseño”». Dijo el Bienaventurado: «Subhūti, si se dijese: “Existe un dharma enseñado por el Así Ido” sería un discurso falso, sería poner sobre mí la falsedad. ¿Y por qué? Enseñanza del dharma, enseñanza del dharma es llamada, oh Subhūti, pero no se puede encontrar algo como “enseñanza del dharma”».

    Ni siquiera hay despertar (a/en algo), no hay un mundo del despertar:"

    "«si un bodhisattva dijese: “Yo realizaré un mundo de despertar” su decir no sería verdadero. ¿Y por qué? Porque diciendo: mundo de despertar, mundo de despertar, oh Subhūti, como de no despertar ha sido enseñado por el Así Ido. Por eso es llamado mundo de despertar. Por tanto, oh Subhūti, un bodhisattva, un gran ser, debe generar pensamiento libre, generar pensamiento que no se apoya nunca, generar pensamientos que no dependen de formas o colores, que no dependen de sonidos, olores, sabores, sensaciones del tacto ni conceptos."

    Ni siquiera hay un algo, una cosa, no hay ningún dharma que podamos llamar Vacuidad. Término que, curiosamente, ni en sanscrito, ni en chino, tal y como nos informa su traductor, es nombrado ni una sola vezs en todo el Sutra:

    "¿Qué piensas, oh Subhūti, el Así Ido ha conocido un dharma cualquiera en su insuperable completo perfecto despertar?». [...] Ni el más pequeño dharma puede ser conocido o encontrado aquí. Por esto es llamado insuperable perfecto despertar."

    Y sin embargo el sutra funciona, existe despertar, existe enseñanza, esta es aprendida y realizada... pero sin embargo no es algo que sea posible ostentar, ni de la cual sea posible apropiarse. Por eso, si alguien dice, "yo lo he conseguido, yo estoy iluminado, yo os lo puedo enseñar", sabemos que miente, que es un impostor pues "despertar" y "yo" son términos incompatibles; por lo menos en ámbito budista, pues en otros camino religiosos, como el Vedanta Advaita o el hesicasmo ortodoxo, es posible que con "despertar" o "iluminación" entiendan una cosa distinta a el uso que se le da en el budismo a este término.

    Todo lo anterior, no lo digo por ánimo de generar ningún particular debate intelectual al respecto, ni porque afirme que la práctica sea inutil, ni tampoco porque diga que cualquier contacto con otros practicantes, especialmente si tienen una experiencia interior de la Vía mayor que la nuestra, sean contactos estériles: sino porque en todos esos vericuetos paradójicos por los que discurre el sutra este nos está sugiriendo constantemente la manera adecuada (desde un punto de vista budista) de orientar nuestra espiritualidad y cómo tratar con nuestros pensamientos. Es decir porque, más allá de sus complejidades y del aparente intelectualismo del Sutra, este no está dando indicaciones constantes sobre nuestra práctica, interior y exterior, formal e informal.

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  16. El Shobogenzo tiene más de 1.000 páginas... Dogen pensó que había bastante a explicar por su parte...

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  17. Por cierto, respecto a la interpretación del sutra de diamante, me permito rescatar este texto:

    https://petitcalfred.wordpress.com/2014/10/13/el-viaje-en-tren-o-el-ultimismo/

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  18. Pero no, no se trata de plantear, por lo menos no es esa mi intención, un debate intelectual de caracter extremo alrededor de un texto sagrado del budismo mahayana. Entiendo que mi estilo, mis formas de argumentar, puedan confundir a algunos, y que parezca que es a eso a lo que apunto, pero de ninguna manera está ahí lo que me interesa. Lo que planteo lo planteo como practicante del budismo zen, es decir lo planteo desde el punto de vista de la dinámica interior con la queremos contemplar y vivir nuestra propia vida como practicantes de la Vía de Buda.

    Lo importante en este sutra, o en cualquier otro, es cómo nos da luz para seguir nuestra propia práctica y como hacer de esta una práctica realmente integral -que abarque todos los aspectos de nuestra vida- y adulta. Superando por tanto aquellas prácticas parciales, aproximativas y graduales que, aunque puedan ser útiles para determinadas personas durante cierto tiempo, si se prolongan y solidifican corren el riego de dejar sumido eternamente al practicante en una posición espiritualmente dependiente e infantil.

    Para intentar hacerme entender plantearé un ejemplo referido al sentido de la práctica en la vida cotidiana. No voy a hablar de zazen, sino de reparaciones domésticas, y aunque sí que existe, en el fondo, una relación indisociable entre el espíritu con que se aborda una cosa y con el que se aborda la otra dejemos eso para otra ocasión.

    Supongamos que por fín me decido a arreglar aquel interruptor de la luz estropeado, que mi mujer desde hace tiempo viene recordándome que habría que reparar. Si lo hago por ganar puntos cara a mi mujer y mejorar la convivencia familiar, por ahorrarme el dinero de un electricista, porque figura que en reparto de roles domésticos esa tarea me toca, por demostrarme a mí mismo de que soy capaz de hacerlo, por que es conforme a mis valores de que colaborar con el colectivo es bueno, etc.: estamos ante una acción que desde el punto de vista humano, mundano, desde el punto de vista del samsara, de lo que nace y muere es una acción laudable, buena, apropiada y deseable, una acción que contribuye, aunque sea desde un punto de vista micro, a hacer un mundo más habitable en términos humanos.

    Sin embargo, esta acción, por sí misma, no me saca del samsara, de hecho incluso ahonda mis raices en él; no es que necesariamente me aleje de él, incluso puede que me mantenga en sus inmediaciones, pero en cualquier caso no es el nirvana, no me hace Buda. (el uso que hago aquí de un simil espacial en relación al nirvana, acercarse, alejarse, etc. es, desde un punto de vista estricto, completamente inapropiado a la hora de considera el nirvana tal y como es (no) planteado por el budismo; se trata de una simple manera de expresarse, para hacerse entender)

    Sin embargo si, cuando estoy arreglando el interruptor, cada vez que surgen los pensamientos antes nombrados estoy atento a su surgimiento y, en sintonia con lo dicho por el sutra, recuerdo que estos pensamiento son como fantasmas, como pompas de jabón sin nada real dentro, tan solo fruto de la discriminación y de la ignorancia, y que en realidad mi acción no comporta ningún mérito del que me pueda apropiar o que pueda ostentar ante otros, que quién la realiza no tiene más consistencia que un espejismo, igual que quién recibe el fruto de esa acción y que la acción misma. Entonces sí, esa acción, si me entrego a ella por completo, trasciende las motivaciones habituales humanas derivadas de nuestro pensamiento discriminatorio, y atento tan solo a la realidad de mi vida presente, con los ojos abiertos, sin intenciones ajenas a esta vida presente, entonces soy un buda y resido en el nirvana.

    Es de eso de lo que habla el sutra del Diamante, de como realizar, instante tras instante, en nuestra vida real, el nirvana propuesto por el Buda.

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  19. Ok, entendido, además, al poco de enviar en enlace pensé que había sido demasiado seco, te ruego me disculpes, porque además aplicaba solo parcialmente (o ni eso).

    Dices:

    >Entonces sí, esa acción, si me entrego a ella por completo, trasciende las motivaciones habituales humanas derivadas de nuestro pensamiento discriminatorio, y atento tan solo a la realidad de mi vida presente, con los ojos abiertos, sin intenciones ajenas a esta vida presente, entonces soy un buda y resido en el nirvana.

    Opino humildemente (sin ánimo de molestar, te lo aseguro) que no lo eres ni resides en sitio alguno, porque la condición de reconomiento de la Budeidad tiene que tener la característica de naturalidad y permanencia, mientras sea temporal y forzada, puede ser una reproducción razonable (que no lo es) de lo que es la budeidad, pero no es budeidad.

    La práctica-realización NO es realización (menos budeidad). No me cansaré de repetirlo...

    Incluso cuando hagas eso tal como has dicho y además en un silencio mental absoluto, bañado en gozo y sin ser capaz de distinguir si el interruptor está dentro o fuera de tu mente (cosa que pasará) tampoco tendremos todavía derecho a decir que somos Buddhas y estamos en el Nirvana. Aún faltará que eso ocurra así siempre y en toda situación de forma natural y también que no haya auto-referencia alguna, ni siquiera subsconsciente, y que haya amor y compasión universal de forma continuada, etc...

    Pero estaremos empleando un medio útil que quizá con el tiempo dé sus frutos, es decir estamos realizando una práctica-realización en el día a día de forma fantástica.

    Y si a ella se le añade una mente inquisitiva silenciosa (no estoy hablando de razonamientos conceptuales) que continuamente observe qué está pasando, cual es tu identidad y donde reside, quien observa y como se desarrolla la acción mientras observas, como actúas y reaccionas cuando hay silencio mental y también cuando hay pensamientos presentes, y como se decide esa acción o reacción y qué procesos mentales conscientes observas al respecto, o por qué a veces hay sufrimiento y como te lo auto-infliges (ya que eres el único que puede infligirtelo). Si investigamos-observamos silenciosamente qué está pasando en cada momento de tu día a día con perseverancia y calma, pero a la vez trayendo cada dia más paz a tu vida para que se entre en un círculo virtuoso en el que llega un momento en que antes de sentarte estás ya en mayor calma, paz y gozo que antaño cuando te levantabas de meditar una hora, entonces los frutos están casi garantizados.

    El sutra del diamante, sobretodo las partes que sueles citar, son una buena visión ultimista, como el Sutra del Corazón en su completitud, pero pueden liar mucho si se toman como directrices de práctica, pues no lo son, o en todo caso no parece que sean un camino fácil (como tantos otros sutras). Pero es una opinión.

    Por ejemplo, "no existe roberto y por tanto no hay quien practique" o "no hay quién elija porque no hay libre albedrío" es absolutamente cierto en una dimensión pero radicalmente falso en otras y puede llevar a cierto nihilismo del "no hacer nada (por liberarse)" creo que son propuestas para mentes bastante maduras espeiritualmente y que entiendan lo que implica realmente, en la práctica, esa realidad.

    Pues el problema de la mayoría que propugna el "no hacer nada" es que hacen mil cosas menos las espirituales... :D :D :D

    Todo esto solo en mi opinión y expresado de forma burda... y disculpa el tocho. :)

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  20. Los diferentes caminos espirituales y/o religiosos parten de premisas distintas, proponen instrumentos diferentes y conducen a lugares del espiritu diferenciados. Esta diversidad constituye probablemente una de las mayores riquezas colectivas de la humanidad. A grandes rasgos podemos diferenciar el conjunto de vías espirituales en dos grandes campos: religiones que para su funcionamiento requieren de un fundamento Absoluto (Brahman, Ahura Mazda, Dios, Ala...) y religiones que no requieren un fundamento Absoluto. A las primeras pertenecen tradiciones religiosas como el Cristiniasmo, el Islam, el soroastrismo, o el Vedanta Advaita; mientras que a las segundas pertenece el budismo o el taoismo (es cierto que en esta última existe la creencia en el Emperador de Jade, pero este tiene unas funciones límitadas y concretas y no se puede asimilar a un fundamento Absoluto).

    En los caminos que predican un fundamento Absoluto es frecuente atribuirle a ese fundamento características como la permanencia, la eternidad, la verdad no dialectizable (o dogmática). Sin embargo en las que no requieren de un fundamento absoluto enocntramos formulaciones diferentres a las anteriores: así por ejemplo el budismo predica la impermanencia de todo lo existente (incluido el del propio budismo), se rehuye caracterizar de manera alguna el lugar espiritual al que conduce (así, por ej., mientras que el cristianismo atribuye caracterísiticas positivas a "El Cielo": en el que se renace en carne mortal, en el que se disfruta de la visión beatífica de una alteridad personal a la que denomina Dios, etc.; sin embargo el budismo rehuye sistemáticamente dotar de características positivas al "nirvana")

    Existe una actitud frecuente en, por ej., las concepciones teológicas de ámbito católico que se ocupan del diálogo interreligioso, consistente en que dicho diálogo tiende a plantearse proyectando sobre los planteamientos de aquel cuyo elección espiritual difiere de la propia las propias creencias, disimulandolo frecuentemente tras actitudes paternalistas o condescendientes; reduciendo así la forma de vivir la espiritualidad del otro a versiones incompletas o degeneradas de la propia espiritualidad, cuando no negando directamente todo valor a aquella experiencia interior que para el otro constituye su propia manera de vivir la espiritualidad.

    De esta forma el diálogo entre distintos practicantes de distintos caminos espirituales deja de ser un diálogo, convirtiendose en un monologo; pues uno de los participantes no reconoce la alteridad espiritual del otro, afirmando que se trata de una versión incompleta, degenerada o desviada de la verdad propia que, por tener un fundamento Absoluto y no discutible, pasa a convertirse en La Verdad Universal para todos.

    Recientemente, por ej., he leido un curioso ejemplo (fuera del ámbito católico) en "Relatos de un Peregrino Ruso", un importante e interesante texto de la mística cristiano ortodoxa, en el que se afirma que aquello que practicaban los monjes de la India, en realidad era una degeneración del la prácticas respiratorias asociadas a la oración de Jesus tal y como es practicada por el hesicasmo ruso y griego (sic).

    Para que exista sin embargo un verdadero diálogo entre distintos practicantes de distintas vías es importante esforzarse en entender porqué el otro dice lo que dice y de que manera aquello contribuye a satisfacer sus propias necesidades espirituales, más que esforzarse en demostrar que el camino del otro es erroneo y que el verdadero camino es (y solo es) el propio (y no solo para sí mismo, sino para todos). Eso, como decía, solo propicia el monólogo.

    Practicas similares (como sentarse con las piernas cruzadas en la inmovilidad y el silencio) pueden esconder en realidad posicionamientos del espíritu completamente distintos, y nombres identicos (como Cristo, con Yahve, como nirvana, como despertar, como Visnú o como Buda) pueden tener también significaciones completamente distintas para diferentes personas. (Continua ...)

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    1. (...) Es evidente también que para tí y para mí el Sutra del Diamante tienen un valor de uso distinto. Para ti se trata de un libro solo legible y entendible por unos supuestos practicantes avanzados y en el que se habla de entelequias situadas en un más allá; yo lo leo como un texto dirigido a todos y que proporciona claras indicaciones para la práctica, para "como tratar" con los pensamientos, con las formas, etc. (ver párrafo 2 del sutra).

      Al margen de esto creo que para que una posibilidad de diálogo exista entre distintos practicantes de distintas vías espirituales (tradicionales o perteneciente a ese conjunto reciente que es denominado como nuevas espiritualidades), entre otros factores, como el de aceptar la alteridad de la espiritualidad del otro como válida para el otro, sin intentar corregirla y hacerla coincidir con la propia o anulandola si lo anterior no parece viable (errores en los que es frecuente caer, empezando por mí), desde el punto de vista metodólogico hemos de evitar los errores definidos por los sociólogos como "inclusivismo" y "homologación".

      En relación con estos asuntos me encuentro precisamente estos días traduciendo un texto de MYM sobre el tema del diálogo interreligioso en el que dice: «Por inclusión se entiende el pensar o querer mostrar que todo, o una parte, de aquello que se encuentra en otra religión está ya presente en la propia, o incluso deriva de la propia [...] El inclusivismo se manifiesta de muchas formas, por ejemplo, en la teología canónica moderna del diálogo interreligioso se dice que es necesario buscar a Cristo en las otras religiones, y en la medida en la que lo lleguéis a encontrar, o no, decidir después si asumirlas como religiones salvadoras o no. [...] Sin embargo, así como en el cristianismo sería estúpido buscar al Buda en vez de a Cristo, en el budismo no se debería buscar a Cristo sino a Buda, y para poderlo encontrar en alguna medida es necesario convertirse en budistas, es decir convertirse en Buda. [...]

      Con aquello que llamamos homologación en cambio, tenemos el aplastamiento de contenidos, la abolición de las diferencias, el vaciamiento de hecho de todo aquello que es novedad en la religión del otro. Es una actitud similar a la precedente pero subdividida y consiste en considerar o querer que parezca que los elementos o partes de otra religión no son otra cosa que conceptos, intuiciones o significados iguales a aquellos presentes en la propia religión si bien presentados con formas y nombres distintos, o incluso como alteraciones del original.

      El resultado es que la religión del otro se convierte en un duplicado o, peor, una mala copia de aquella que es la versión auténtica, es decir la nuestra. El hecho es que incluso elementos que se asemejan mucho pero pertenecen a religiones distintas, no se pueden asimilar, porque tienen una historia y una función peculiar al interior de su contexto, y la homologación destruiría las características que hacen vivir aquel elemento en aquella religión.

      [...] es preciso preservar con cuidado la consciencia de que las religiones son distintas. Verticalmente distintas significa que son distintas de principio a fín. Han nacido y se han desarrollado modelándose para responder a exigencias humanas universales y que por tanto en cierta medida implican a todas, pero se expresan con formas diferentes y sobre todo desde aquellas exigencias nacen diferentes demandas.

      Las razones por las que existe por ejemplo el cristianismo no son aquellas por las que existe el budismo, y viceversa. Precisamente por ello conducen a lugares del espíritu distintos. Por ejemplo gozar de la presencia de Dios o verlo cara a cara en un paraíso en el cual entraremos con nuestro viejo cuerpo resucitado, o las representaciones cristianas de la beatitud final no tienen nada que ver con las poquísimas representaciones positivas del nirvana presentes en el budismo, en las cuales de todos modos esta ausente cualquier referencia imaginable como para dar la medida de la beatitud.»

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  21. >Es evidente también que para tí y para mí el Sutra del Diamante tienen un valor de uso distinto. Para ti se trata de un libro solo legible y entendible por unos supuestos practicantes avanzados y en el que se habla de entelequias situadas en un más allá; yo lo leo como un texto dirigido a todos y que proporciona claras indicaciones para la práctica, para "como tratar" con los pensamientos, con las formas, etc. (ver párrafo 2 del sutra).

    Si a ti te vale, está excelente.

    Pero también llamo la atención sobre el hecho de que a veces tendemos a querer penetrar los textos más complejos y rechazamos las instrucciones más sencillas. Es como si tuviéramos una creencia subconsciente de que esto "no puede ser sencillo" o quizá es que la mente intelectual desea problemas complicados que resolver.

    Pero reitero, si a te vale y te motiva, solo queda desear que tu interpretación práctica en tu día a día sea la correcta.

    ¿Párrafo 2? ¿este?:

    Entonces aconteció que el venerable Subhūti se unió a la asamblea y se sentó. A continuación

    el venerable Subhūti se alzó de su asiento, puso el vestido sobre un hombro, puso la rodilla derecha

    en el suelo, se inclinó con las manos juntas hacia el Bienaventurado y le dijo al Bienaventurado:

    «Es extraordinario, profundamente extraordinario, oh Bien Ido, cómo los bodhisattva, grandes

    seres, han sido beneficiados por un enorme beneficio del Así Ido, Honorable, Completamente

    Despertado. Es extraordinario, profundamente extraordinario, oh Bien Ido, cómo los bodhisattva,

    grandes seres, han sido considerados dignos de confianza, de la suprema confianza del Así Ido,

    Honorable, Completamente Despertado. No obstante, oh Bienaventurado, si un hijo o una hija de

    buena familia quiere formar parte del camino del bodhisattva, ¿cómo debería estar, cómo

    proceder, cómo tratar los pensamientos?» Oídas estas palabras el Bienaventurado respondió al

    venerable Subhūti: «Exacto, exacto, Subhūti, los bodhisattva, grandes seres, han sido beneficiados

    con un enorme beneficio por el Así Ido, han sido dignos de confianza, de la suprema confianza del

    Así Ido. Entonces, Subhūti, escucha correctamente, considera con cuidado, te diré cómo deberían

    estar, cómo proceder, cómo deberían tratar los pensamientos aquellos que entran en el camino del

    bodhisattva». «Así sea, oh Bienaventurado» contestó el venerable Subhūti prestando total atención.

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  22. Sí, el p. 2 es ese. En el Subhuti interrumpe el silencio de los monjes, de los arhat, de los bodhistattvas (los practicantes "avanzados") y le pregunta al Buda por todos los demás, por lo hijos de familia, por todos nosotros. Tal y como dice MYM, el traductor y comentarista del Sutra, parafraseando a Subhuti: "Sí, está bien, tus acciones una por una son la realización cotidiana de la vía, aquí todo es perfecto, no hay nada que obstaculice o que tan solo encrespe el trascurrir de la corriente, solo santos y seres excepcionales, la beatitud se respira en el aire. Pero los otros, aquellos que viven una vida normal entre personas normales, ¿cómo deben hacer para “entrar en la corriente”?, ¿para recorrer el gran camino”? ¿Qué me dices del “conocimiento que ha ido más allá?".

    Después, en el p. 3, el Buda comienza a responder la pregunta hecha por Subhuti en nombre nuestro, "El Bienaventurado dijo: «Aquí, oh Subhūti, el que entra en el camino del bodhisattva debe generar este pensamiento...". Dirigiendose al que "entra" en el camino del bodhisattva, no a aquellos que ya llevan caminando por él miles de kilómetros.

    Precisamente este movimiento de ampliación del mensaje de Buda a todos es una caracterísitca específica que encontramos repetida en gran parte de los sutra del mahayana. Mientras que con frecuencia los discursos del canon pali, del budismo antiguo, se dirigían a los monjes, en el mahayana se dirigen a todos.

    Respecto a la aparente "complejidad" intelectual del sutra, esta existe precisamente si tan solo aboradamos el sutra desde una posición intelectual. Ese fue mi primer enfoque, la primera vez que lo leí, y obviamente no entendí nada, aquello para mí era un puro galimatias.

    Mientras piensas que el texto habla de cosas de "avanzados", cosas que no son las tuyas, el texto permanece mudo. Para entenderlo es necesario primero darse cuenta de que el sutra, como todo sutra, en realidad de lo que habla es de tí, solo de tí.

    Es a través de la práctica (de zazen, de la vida cotidiana) como el sutra se va poco a poco haciendo claro, no por esfuerzo de reflexión; o no solo, pues la reflexión, el pensamiento también tienen su lugar y su importancia.

    En esa tarea es también muy de agradecer que una mano amiga, con más conocimientos que los de uno a la hora de desentrañar los codigos expresivos paradójicos y barrocos propios de la literatura y el pensamiento extremo oriental y con más experiencia interior en recorrer los caminos que el sutra nos indica, nos acompañe y nos guie. Mauricio Yushin, sus comentarios, su relectura párrafo a párrafo del sutra, asi como su apoyo y sus aclaraciones por correo, remitidas a lo largo del dilatado tiempo que me ha ocupado la traducción del libro entero (mas de un año) han sido para mí una inestimable ayuda.

    Quienes de verdad queramos hacer nuestra la práctica del budismo zen, es no solo bueno, sino también necesario que volvamos nuestra mirada hacía las fuentes originales. Que no nos contentemos con versiones de segunda mano, a menudo distorsionadas y parciales (tipo el "budismo" según, yo que sé, D.T. Suzuki, Eckart Toole, Osho o Deshimaru) y leamos lo que estas fuentes nos dicen, aunque al principio cueste y sorprenda el lenguaje usado; con paciencia, confianza y perseverancia, también con espíritu crítico.

    Hay un dicho en el zen, el de que "es una enseñanza trasmitida más allá de las palabras", que en occidente ha sido, y sigue siendo, a menudo mal interpretado, dando origen a que entre los actuales practicantes zen encontremos lamentablemente un número ingente de analfabetos espirituales. Y lo peor es que al contentarnos con versiones disminuidas, esquematicas, mitificadas, reducidas a slogan, infantilmente simplificadas respecto a cual sea la real propuesta que nos dirige el budismo zen, nos convertimos, no solo en analfabetos espirituales, sino en practicantes estancados, corriendo el riesgo de girar durante decadas, durante toda nuestra vida, alrededor de tópicos sin vida, iconos, ídolos.

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    1. >"es una enseñanza trasmitida más allá de las palabras"

      Bueno, eso no es un dicho Zen exactamente, lo dijo Bodhidharma fundador del Zen, de hecho fue más allá, dijo "enseñanza trasmitida más allá de las escrituras" (es decir de los sutras como el del diamante).

      Entiendo que tu respeto más elevado ahora se dirige a Buddha (por el sutra) pero asumo también que por lógica entonces Bodhidharma va justo después (y antes de Dogen) en cuanto a credibilidad...

      Respecto a lo demás, si tu y tu ¿"asesor"? entendeis el sutra como instrucciones de práctica, adelante, reitero lo inicial, suerte y perseverancia.

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  23. Bentornato, Peticalfred. A Bodhidharma, dejando al margen que se trate de una figura mítica, que probablemente puede que ni existiese, aunque desde un punto de vista religioso resulte de un apreciable valor símbólico, la tradición zen le atribuye precisamente un gran conocimiento y aprecio por el Sutra de Lankavatara (ver, por ejemplo, https://es.wikipedia.org/wiki/Lankavatara_sutra). Dogen, en cambio, era un gran admirador del Sutra del Loto, del cual está plagado de citas el Shobogenzo. En cambio Huineng, el sexto patriarca, y su antecesorr Hung-Jen estaban cercanos al S. del Diamante.

    Más allá de las palabras (o de las escrituras, o de los dichos) quiere decir "más allá de...", no "antes de...", "al margen de..." o "prescindiendo de...".

    Respecto a lo de mi que "respeto más elevado" se dirige al Buddha, no se muy bien lo que quieres decir con eso. Personalmente tiendo más bien a ser irrespetuoso y poco dado a venerar nada. Al Buda Sakyamuni no lo venero, ni a Dogen tampoco, en muchos párrafos, por ejemplo, sus afirmaciones son más cercanas al confucianismo que al budismo y ese es un aspecto que a mí no me habla, no soy ni japonés ni chino. Cuando los leo con atención, cuando uso lo mejor que puedo mis capacidades intelectuales para leerlos de una forma crítica y cuando aplico su enseñanza en mi vida, para probarla y corroborarla, son autores (o supuestos autores, del Buda en realidad, históricamente no sabemos casi nada y resulta históricamente improbalbe que realmente afirmase todo lo que se dice que dijo) que me resultan altamente inspiradores, pero no los venero.

    Puedo entender que tu caminar espiritual necesite que lo estructures en fases, que necesites fijarte ideales absolutos e imperecederos, y que en consonancia necesites también crear escalas de practicantes (más avanzados y menos avanzados, más creíble y menos creíbles, etc.). Pero desde mi punto de vista (que, ojo, es solo eso, mi punto de vista) nada de eso es necesario. Yo para "volver hacia mí la lampara" no necesito realizar una escala 1) Budda, 2) Bodhidharma, 3) Dogen....X) Yo.

    Desde mi punto de vista, también desde la visión del zen (al margen de desviaciones) el cual dentro del budismo constituye una visión radical, extrema; ser budista (de verdad) es ser buda. La budeidad no es mensurable, no se puede plasmar en escalas ni en jerarquías espirituales.

    Aunque repito de nuevo que si, para tí, para poder proseguir con tu práctica espiritual, sea esa la que sea, necesitas fijarte ideales, metas a alcanzar, la sensación de progreso, está bien así.

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    1. El budismo nace y tiene (ya sé que lo repito mucho pero es la única respuesta que tengo :) ) como raíz fundamental la eliminación del sufrimiento. Esa y solo esa fue la motivación de Buddha. Así está documentado en todas las fuentes. Eso es una motivación ¿no? ¿Quizá es que Buddha no era suficientemente ortodoxo y estaba equivocado?

      Todo budista sabe que hay algo que obtener y de hecho en algunas ramas del budismo se considera que para ello hacen falta varias vidas de intensa dedicación... nada menos...

      Y si, hay algo que alcanzar (aunque como diga el sutra no haya un alguien para alcanzarlo) evidentemente hay progreso (súbito o gradual), como indican los 4 yogas Mahamudra, los rangos de Tozan, la doma del buey zen, jhanas y Bhumis Theravada, los estadios del Bhodhisattva, reconocimiento de Rigpa en Dzogchen, etc... nunca acabaríamos, la riqueza del budismo en ello es grandísima, dada su importancia...

      Es mucho lo que hay que cerrar los ojos para no verlo. Incluso llega a sorprender.

      Pero hay textos que parecen convertirse en biblias y otros muchos que se prefiere ignorar en lugar de estudiarlos, y eso se hace en función de si encajan o no con las creencias previas, incluso dentro de Zen. Es una pena, porque no permite evolucionar nuestras creencias, solo reforzarlas y si hay suerte y son correctas, bingo, pero si no...

      Una visión amplia del budismo es tremendamente enriquecedora para evitar ciertos pozos dogmáticos que precisamente parecen bloquear el progreso (ese que no existe pero que el budismo no deja de describir de docenas de maneras)

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    2. En efecto, existe una motivación y es esa, la liberación del sufrimiento. Para ello se propone un camino, el óctuple sendero. La cuestión está en cómo se conciba ese camino. El Buda no dejó de practicar en toda su vida (es así como, por ejemplo, empieza el Diamante), ni Bodhidarma, ni Dogen, etc.

      Lo difícil, tal vez, sea ver como esa meta a alcanzar consiste en realidad en el propio camino.

      En el fondo, ¿qué es lo que me propones que haga?, ¿que cuando me siente a practicar zazen por las mañanas, en vez de dedicar todas mis fuerzas a zazen, me diga periódicamente: "esto que hago aquí y ahora no lo hago porque sea mi vida real en este momento, sino para obtener algo mejor no se sabe cuando?, ¿que cuando reparo un interruptor, tampoco me centre en arreglar ese interruptor y me esté repitiendo: "lo que estoy haciendo lo hago para acumular méritos y ser recompensado con la iluminación en un futuro imaginario"?, ¿que cuando paseo a mi perra...?, ¿que cuando converso con aquellas personas que se sientan conmigo...? ¿que cuando traduzco o leo...? ¿que cuando conduzco...? ¿que cuando cocino o como...? ¿que cuando estoy con mis hijos...? ¿que en todos esos momentos, en vez de centrarme en la realidad de mi vida actual, y en que esta no se vea opacada por un flujo de pensamientos fuera de lugar, en vez de dar lo mejor de mí para despertarme a este momento actual, me dedique a construir en mi mente un futuro supuesto, imaginado, mítico, basado en relatos de otros? Dentro de un instante podría morir de un infarto y entonces todos esos pensamientos fuera de lugar mostraría su verdadera realidad que es la de ser nada.

      ¿Es eso lo que me propones? ¿Que sueñe?, ¿que crea en narraciones idealizadas? ¿que estropee mi vida llenándola de pensamientos referidos a un después, a un más allá, a metas a alcanzar, a otro lugar?

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    3. "En el fondo, ¿qué es lo que me propones que haga?, ¿que cuando me siente a practicar zazen por las mañanas, en vez de dedicar todas mis fuerzas a zazen, me diga periódicamente: "esto que hago aquí y ahora no lo hago porque sea mi vida real en este momento, sino para obtener algo mejor no se sabe cuando?, ¿que cuando reparo un interruptor, tampoco me centre en arreglar ese interruptor y me esté repitiendo: "lo que estoy haciendo lo hago para acumular méritos y ser recompensado con la iluminación en un futuro imaginario"?, ¿que cuando paseo a mi perra...?, ¿que cuando converso con aquellas personas que se sientan conmigo...? ¿que cuando traduzco o leo...? ¿que cuando conduzco...? ¿que cuando cocino o como...? ¿que cuando estoy con mis hijos...? ¿que en todos esos momentos, en vez de centrarme en la realidad de mi vida actual, y en que esta no se vea opacada por un flujo de pensamientos fuera de lugar, en vez de dar lo mejor de mí para despertarme a este momento actual, me dedique a construir en mi mente un futuro supuesto, imaginado, mítico, basado en relatos de otros? Dentro de un instante podría morir de un infarto y entonces todos esos pensamientos fuera de lugar mostraría su verdadera realidad que es la de ser nada.

      ¿Es eso lo que me propones? ¿Que sueñe?, ¿que crea en narraciones idealizadas? ¿que estropee mi vida llenándola de pensamientos referidos a un después, a un más allá, a metas a alcanzar, a otro lugar?"

      Todo esto es la comprensión de la motivación pero nada tiene que ver con la motivación en sí.

      La motivación, espiritual se entiende, no cabe en palabras.
      Cuando se mete en palabras es efectivamente cuando la perdemos porque volvemos al reino de lo terrenal, de lo mundano.

      Podría decirse, como expresión alusiva que es el punto tangente entre lo q comprendemos y aquello que es intrínsecamente incomprensible. Por supuesto es un término alusivo, no vale decir ahora que si con "aquello que es intrínsecamente incomprensible" se está afirmando la necesidad de creer en Dios Bendito a no ser que cada vez que Jiso, por ejemplo, utilice un término alusivo se le haga la misma observación.

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    4. No, no, de hecho "intrínsecamente incomprensible" es una buena forma de decir. Por eso decía que prefiero centrarme en la realidad de la vida, y devolver al lugar a donde nacieron los pensamientos fuera de lugar, es decir al silencio, ya que la realidad de la vida comprende en sí misma lo comprensible y lo incomprensible. Gracias por comentar.

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  24. Mientras buscaba algunos datos sobre Issho Fujita, del que estoy preparando un breve entrada para el blog sobre la práctica de kinhin, me he encontrado con este escrito mio que se publicó hace unos pocos años en el blog de la Stella del Mattino, y que yo en su momento también publiqué en mi propio blog. La ocasión del mismo fue un congreso zen que se celebró en 2010 en la Gendronniere, el Vaticano europeo del soto zen, y al que Jiso Forzani -director por entonces de la oficina soto europea- me había invitado como ponente laico, si bien yo rechacé su amable invitación ya que no tenía ningún deseo de hablar en una sala llena de gente disfrazada, siendo finalmente cubierto mi lugar por Eric Rommeluere. En dicho texto, además de hablar sobre la penosa situación en la que se encuentra el zen europeo, y me temo que mundial, expongo mi parecer respecto al absurdo de la noción de despertar como posesión personal.

    Se de sobra, los he estudiado, que existen cosas como "los rangos de Tozan", "la doma del buey" etc. solo que creo que, desgraciadamente, los interpretas mal, ya que obstinándote en mantener la práctica del zen en el nivel de las fantasías, que solo existen en nuestro pensamiento, los interpretas como si se tratasen de "cursus", de etapas escolares o académicas o de niveles de entrenamiento de deportistas de élite, cuando su valor es simbólico y no lineal temporal (no son ni mensurables, ni dan pie a comparaciones entre personas, más que de manera ilusoria-ilusionante-generadora de ilusiones).

    De esta manera, intentando reducir el zen a un forma aferrable y comprensible por nuestra mentes limitadas, se cae en el mismo error en el que caen la mayor parte de los responsables y enseñantes zen actuales. Curiosa paradoja en la que el anarquista espiritual ultramoderno se encuentra en el mismo lugar que el clero más obsoleto y ritualista. Aunque lo peor de todo esto es que convirtiendo lo sin-forma en "una" forma (física o intelectual), matamos la esencia del zen impidiendo que se despliege en "todas" las formas (de nuestra vida real).

    http://www.lastelladelmattino.org/in-espanol/reflex

    Podría aquel sitio, el de la Stella, ser un buen lugar para continuar con este diálogo (además del italiano, hay por allí personas capaces de leer español, francés, inglés, japonés...), internacionalizando de esa manera el debate, dando entrada a otras voces, algunas de ellas con mucho mayor (no vale salir aquí con que he dicho mayor, y por lo tanto habrá menor, intermedio, inicial, etc; no vale confundir los planos de lectura/escritura) conocimiento y experiencia que la mía sobre el budismo (tanto desde el punto de vista de la práctica personal, como del conocimiento de su vasta literatura y de su realidad en los países desde los que no ha llegado), y rompiendo el circulo vicioso en el que hasta ahora estamos derivando. Obviamente podría yo prestar ayuda a quienes tuviesen cualquier dificultad idiomática con el italiano.

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  25. >¿Es eso lo que me propones? ¿Que sueñe?, ¿que crea en narraciones idealizadas? ¿que estropee mi vida llenándola de pensamientos referidos a un después, a un más allá, a metas a alcanzar, a otro lugar?"

    Está claro que ni lees mis comentarios con un mínimo interés... :(

    Suerte

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