lunes, 22 de junio de 2015

Kinhin. Issô Fujita

A pesar de ser numerosos los escritos sobre zazen, escasean aquellos específicamente referidos a kinhin. En este artículo Isshô Fujita nos habla de kinhin -la meditación andando- tal y como es practicada en la tradición soto, practica que es realizada de distinta manera en otras tradiciones, como por ejemplo en la tradición rinzai japonesa o en el zen coreano, en el que el caminar entre sentadas se hace de una manera rápida.

Isshô Fujita nació en 1954 en la ciudad de Niihama, prefectura de Ehima en Japón. Atraído por la práctica de la meditación en la tradición de Kôdô Sawaki y Kôshô Uchiyama abandonó sus estudios universitarios para entrar en el templo de Antaiji donde fue ordenado monje zen a la edad de 29 años. Durante más de veinte años impulso el Valley Zendo de Charlemont en Massachusetts. Tras volver durante unos años a Japón, en compañía de su mujer y de sus hijas, actualmente ocupa el puesto de director del Centro Internacional del Soto Zen con sede en San Francisco.

Anteriormente a este artículo, del mismo autor se pueden encontrar en este blog los siguientes artículos, cuya lectura recomendamos:


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Kinhin, la meditación andando

Isshô Fujita


En la tradición Sôtô se hace kinhin entre las sentadas, como enseña Dôgen y como aprendió él mismo del maestro chino Nyojô. El Hôkyôki menciona que "a menudo Nyojô iba y venia entre las partes oriental y occidental de la sala llamada Daikômyôzô para darle explicaciones a Dôgen." Se practica  kinhin siempre como una continuación de la meditación sentada. Nos sentamos cincuenta minutos, después hacemos kinhin diez minutos. Nos sentamos, andamos, nos sentamos. Aquellos que lo practican piensan que Buda andaba de esta manera. En algunas escrituras se menciona que Buda andaba lentamente en el bosque, con el espíritu recogido, después de haberse sentado. Lo que se cultiva en la sentada, se aplica en la marcha. Se puede aplicar igualmente a prácticas mas complejas como la cocina, barrer o limpiar. Cualquier cosa que se haga se hace con el espíritu de zazen. "Tan solo" (shikan) es una palabra esencial, como en shikantaza, "Tan solo sentarse", kinhin no es otra cosa que "tan solo andar". Unificado en la acción tan solo se anda por el hecho de andar. Sin preocuparse de un objeto en particular. La marcha incluye muchos elementos como la sensación de los pies sobre el suelo, o la orientación en el espacio – la conciencia postural. No se puede permanecer siempre sentado. Es un filtro, entre la tranquilidad de la sentada y el movimiento habitual de la vida cotidiana, que permite hacer emerger la meditación en la vida cotidiana. Kinhin está entre la marcha y permanecer de pie. Se anda lentamente, muy lentamente, al ritmo de la respiración, de la inspiración y de la expiración. Se escucha la respiración y nos ponemos a su ritmo respirando naturalmente.

Nyojô compasivamente enseña: "Cuando os levantéis para andar debéis practicar el método de una respiración por cada medio paso. Se entiende por esto que cuando desplazáis vuestro pie este no sobrepasa la mitad de medio paso, el tiempo de una respiración." (Hôkyôki).

Nyojô dice: "Cuando os levantéis para andar, no andéis en redondo sino en linea derecha. Cuando queráis volver, tras veinte o treinta pasos, volved por la derecha y no por la izquierda. Y cuando mováis los pies, desplazad primero el pie derecho, después el pie izquierdo." (Hôkyôki).

La posición de las manos tiene la misma importancia que en la sentada. Se debe estar atento de tal forma que pueda mantenerse esta postura. La mano izquierda está cerrada en un relajado puño, con la mano derecha recubriéndola. En la sentada la mano izquierda reposa sobre la derecha, pero al levantarse se les da la vuelta apoyándolas ligeramente contra el pecho. Algunos dejan un pequeño espacio, pero las manos deben permanecer cerca del cuerpo. No es necesario modificar la relación entre la mano derecha y la izquierda. Como en la sentada los pulgares se aprietan suavemente. La posición de los ojos es idéntica a la de la meditación sentada, los ojos están entreabiertos, la mirada baja delante de si, a cuarenta y cinco grados. Una postura derecha es esencial tanto en la sentada como en la marcha. Los ojos están en el mismo plano que los hombros, y la nariz en el mismo plano que el ombligo. Es la parte inferior del cuerpo la que avanza lentamente.

Como en el sentarse no hay obstáculo en el andar. Nos lanzamos y no estamos atados por el cuerpo ni por ningún plan diario. Se anda con el espacio, el suelo, la habitación y el mundo entero. Andando se descubre esto naturalmente. No es el resultado de un esfuerzo sino un producto natural de tan solo andar. No es pues alguna cosa que se intenta hacer o fabricar, es un don del dharma. Para que esto tenga sentido hace falta que sea un don que venga de la práctica y no un intento de fabricarlo. Para Dôgen, cuando uno se sienta, todo el mundo se sienta, cuando uno hace kinhin, todo el mundo hace kinhin.

Al levantarse del cojín nos inclinamos dos veces, nos volvemos por la derecha y nos encontramos con la espalda recta dirigida hacia el centro de la sala, en la perpendicular de la posición que teníamos cara al muro. Se adopta la posición de las manos, se respira dos veces, después se comienza una respiración, con un pie, la respiración es lenta. Si se está tranquilo de pie la respiración es relajada y lenta. Respiramos y nos movemos como si el aire llenara la planta de los pies. El cuerpo está vacío como el bambú. Se anda lentamente, con gracia y dignidad. Se levanta ligeramente el pie, se pone el talón primero, después se apoya hasta los dedos de los pies a medida que se expira. El pie apoya gradualmente sobre el suelo para anclarse firmemente en el mismo. Durante un breve instante se permanece tranquilamente sin moverse pues la expiración continua durante unos instantes. Al comienzo de la inspiración se mueve el otro pie. Al sonar la campana se juntan los dos pies, uno al lado del otro, y nos inclinamos. Volvemos a nuestro cojín, nos inclinamos dos veces y nos sentamos. Es lo que se llama gasshô.





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Traducción: Roberto Poveda Anadón
Fotografía: Issho Fujita mostrando kinhin. Internet

14 comentarios :

  1. Aunque no tenga mucho que ver con esta entrada, en realidad más bien nada. Recomiendo a quién pase por aquí la lectura de este artículo de Stephen Batchelor, que mi amigo Alfonso acaba de publicar en su web sevillana http://zensotosevilla.blogspot.com.es/.

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    1. Gracias por tu recomendación

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    2. Otro penoso (no en el sentido de pésimo sino en el sentido de que debería apenarnos) reduccionismo del budismo debido a la falta de frutos... en fin.. Quizá por puro azar algún día despierte y rectifique. En todo caso no es del todo negativo que al menos mantenga sus raíces cristianas y reconvierta el budismo en un cristianismo sin dios... de hecho es un movimiento que ya se intuye por diversos lugares del país... no tardará en dársele nombre y oficializarlo como él mismo parece sugerir, peor (por generar más sufrimiento) es el que se dedica a pasar de todo... :)

      >La “iluminación”, por lo tanto, –aunque prefiero el término “despertar”– no es un descubrimiento místico acerca de la verdadera naturaleza de la mente o la realidad (que curiosamente siempre coincide con la opinión establecida del tipo de budismo que uno practique), sino la apertura a una forma de estar-en-el-mundo que ya no esté determinada por la codicia, el odio, el miedo y el egoísmo.

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    3. Estaría bien, puesto que el hilo corresponde a una entrada enlazada de otro blog, que contextualizaras un poco lo que quieres decir. Si no, tu comentario no es inteligible para quien casualmente pase por aquí y lo lea.

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    4. Releo el texto de Batchelor, por si se me había pasado algo por alto, y constato que mas que un reflexión de tipo finalista es una reflexión sobre la inculturización del budismo en occidente, o más concretamente en la modernidad. Esa capacidad de inculturizarse en culturas distintas a aquellas en que nació es precisamente una de las características más peculiares del budismo, y aunque yo personalmente no esté de acuerdo con todo lo que dice (o hace) Stephen Batchelor creo lo que dice es bastante interesante para muchos budistas, especialmente occidentales. Sin embargo, para quien no sea budista probablemente no tenga demasiado interés.

      El budismo, si se lo sabe leer, y sobre todo si se lo practica, pone el acento principalmente en el camino, no en una meta imaginaria de este, con la que en realidad se recomienda más bien no perder demasiado el tiempo. El budismo se centra en el aquí y ahora, en el momento presente, no en un pasado que ya no está ni en un futuro que es tan solo hipotético. Es un camino espiritual que se ofrece a todos, no tan solo a una restringida élite de "campeones" espirituales. La meta del camino, si se lo sabe leer, si se lo lee desde dentro y no desde afuera, es en realidad el camino mismo; basta para constatar esto releer de manera extensa el Canon Pali, es decir no escogiendo selectivamente este o aquel sutra porque coinciden con nuestro prejuicios previos, con aquello que "queremos" leer. En ese sentido, como ayuda en esa lectura, las prevenciones que da Stephen, de despojar la lectura de aquellos elementos que no pertenecen a la tradición cultural en la que se crió el seño Sakyamuni, sino buscando los elemento de estructura que dan pie a su sentido universalizable, creo que pueden ser recomendaciones útiles.

      Por tanto poner demasiado el acento en el "kensho", o en el "satori", tal y como son concebidos en la escuela rinzai japonesa actual, o en la imaginación de algunos, ha llevado a algunos practicantes budistas (entre los que me encuentro) a poner en duda que esa concepción del zen sea en realidad budista, lo cual no quiere decir que no tenga interés, pero este interés está en otro lugar que aquel propuesto por el Buda.

      Por otra parte, la cita que recoges, Peticalfred, en tu comentario no veo en qué resulta "penosa", lo que dice no está tan desatinado. Además está sacada de contexto, e incompleta. Ese pasaje, escrito por S. Batrchelor, acaba así: "Es de esta manera que el despertar no es un estado sino un proceso [...] De la misma forma, el nirvana –es decir, la extinción del anhelo– no es el objetivo del camino sino su verdadera fuente; puesto que el crecimiento humano empieza sus movimientos en ese espacio claro, luminoso y vacío en el que el egocentrismo neurótico se da cuenta de que no tiene base alguna sobre la que apoyarse. Entonces uno queda libre para manar como la luz del sol."

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  2. Yo también veo que le falta un hervor.
    No es lo mismo hacer incapie en el hecho de que la realización no es un logro humano, que hacer incapie en que no hay realización. Sin kensho, satori o realización (que no son un logro humano) el budismo no es mas que autoayuda y no tendrá mucho recorrido.
    Citando el párrafo que citas; “…el crecimiento humano empieza sus movimientos en ese espacio claro, luminoso y vacío en el que el egocentrismo neurótico se da cuenta de que no tiene base alguna sobre la que apoyarse. Entonces uno queda libre para manar como la luz del sol."
    Se pueden detectar varias creencias; 1ª que hay un humano, 2ª que puede crecer, 3ª que la claridad mana de ese humano.
    Si tu práctica realización es la de un humano sentado que mana claridad, luz, apertura estas alimentando y haciendo crecer a un ladrón al confundirlo con tu propio hijo.
    Si el budismo quiere apuntar a la verdad y ser fuera del tiempo no puede “adaptarse a cada cultura”. Lo que se adapta a cada tiempo y a cada cultura son medios hábiles que nada tienen que ver con el “budismo”. Solo con su expresión temporal.
    La práctica realización es sin forma, sin permanencia, sin pensamiento. No hay lugar ahí para grandes conocimientos occidentales a los que Batchelor parece estar tan apegado.

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  3. A ver si sé explicarme.

    Existen dos posicionamientos básicos respecto a la "virtud o bien en el mundo" pues esto es básicamente lo que trata Stephen:

    1. Aproximación basada en la creencia de voluntad, libre albedrío, separación entre yo-y-causas, etc...

    En esta aproximación podemos sostener argumentos del tipo (tal como él mismo dice):

    >apertura a una forma de estar-en-el-mundo que ya no esté determinada por la codicia, el odio, el miedo y el egoísmo.

    Puesto que esta apertura no se basa en "iluminación" sino en "capacidad" o "esfuerzo" o "voluntad de lograrla", esta aproximación no es muy diferente del cristianismo, simplemente se hace por "ética" y sin premio o castigo divino. Esa sería la única diferencia básica respecto a cristianismo o islam

    Desde un punto de vista de "doctrinas de liberación" esta aproximación fracasa siempre (y parece estar fracasando en el mundo desde siempre, dándoles la razón) porque ni hay voluntad, ni yo, ni libre albedrío, ni capacidad de liberarnos del engaño egoico (es decir, tras "la bondad" también hay motivos egoicos como por ejemplo que Stephen desee inconscientemente mayor reconocimiento, pues para hacer el bien no hace falta crear "una nueva religión" y publicitarlo), ni separación de las causas y condiciones que nos mueven.

    2. Aproximación basada en la creencia de que la mente puede "curarse" de ese error y ver con claridad que no hay voluntad, no libre albedrío, no separación entre yo-y-causas, etc... Y, que el "curarse" de ese error hace surgir de forma espontánea esas virtudes deseadas por Stephen.

    Es decir justo lo que Stephen niega explícitamente:

    >el término “despertar” NO es un descubrimiento místico acerca de la verdadera naturaleza de la mente o la realidad.

    Resumiendo, independientemente de que sea "correcta" la opción 1 o la 2, lo que está claro es que la propuesta de Stephen, aunque se vista de budismo (incluso la llama budismo) tiene poco que ver con él, o al menos, con las doctrinas de liberación incluidas en él. De hecho niega literalmente la base de la virtud según el budismo (la liberación) y apela al esfuerzo personal (no explícitamente, pero sí implicitamente, dado que no "hay otra cosa") como la religiones teistas.

    Dado que Stephen afirma haber meditado durante décadas y haber sido responsable de un dojo (así andamos, con ciegos guiando a ciegos...), su planteamiento solo puede surgir de la decepción respecto a la via 2 que tantos años practicó (podríamos llamarla mística) y es aquello de la zorra y las uvas "como no llego, debe ser que eso no existe"...

    Se ven muchos de esos casos, de hecho es la base del axioma "nada que obtener" de muchos practicantes de larga duración. Es comprensible, pero es falso y por eso es una pena.

    Incluso su iconografía empieza a acercarse al cristianismo (cosa que ya lleva tiempo haciendo el Zen Soto occidental) reproduciendo iconografía de "infinita humildad" como cuando dice: Nuestra función histórica es la de las lombrices.

    Solo le falta decir: Realidad, soy tu más humilde siervo... y ya es cristianismo al 100%. Lo que no ve el cristiano es cuando de auto-complaciencia hay en ese arrastrarse por el lodo... y no lo ve porque no hay sabiduría dentro de su mente... ha basado todo su recorrido vital en la fuerza de voluntad para hacer el bien y no en el entender "¿por qué no estoy haciendo el bien, ya, ahora mismo, siempre, si es lo que he dicho que quiero hacer?"

    Eso es lo que pretendía expresar, nada más, pero sí quería disculparme si mi primer comentario parecía demasiado duro.

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  4. Entiendo vuestros comentarios -especialmente el de petitcalfred al que conozco un poco mejor- pero creo que la clave para interpretar correctamente -y con correctamente no quiero decir dar o quitar razón sino simplemente entender adecuadamente a Stephen- la ha dado Roberto en su comentario, al igual que en otras ocasiones cuando ha salido el mismo tema con motivo d otras publicaciones. Esa clave no es otra q la preocupación e interés por el devenir del budismo como institución. Ciertamente tal preocupación no puede entenderse igual desde dentro, por alguien que practica seriamente y con sobrada experiencia, que desde fuera, donde la preocupación por cualquier tipo de institución va poco más allá de la mera curiosidad.

     

    La cuestión queda reflejada patentemente cuando vemos el escaso interés que tiene la palabra dharma, mencionada en tres ocasiones y siempre supeditada a otra, como sutras, frente a la que marca el interés del texto, es decir 'budismo'. Y es que cualquier budista, digamos maduro, sabe que para practicar el dharma no necesita ninguna institución.



    Así pues, ¿qué hacer para sostener una institución q como toda institución busca permanecer pero q afirma q todo es impermanente? ¿qué hacer con todo aquello que nos lleva hacia el dharma, pero que una vez que se aprende del dharma de manera inmediata, resulta superfluo por no decir fútil?



    Con estas premisas ya cabría preguntarse q pensaría Siddharta Gautama de todos estos rollos institucionales y q tienen q ver con su propuesta, pero creo que si nos desvíamos por ahí, no sólo perdemos la intención original dl debate, sino q tb podríamos darnos cuenta d q tods coincidimos en una respuesta bastante obvia. ;)



    Retomando, ¿qué hacer para dar un andamiaje a aquel mensaje que no traía implícito ningún tipo d institución? Pues dotarlo de una teología, ya que como es sabido, no hay iglesia sin teología al igual q no hay políticos sin ideología. Y de ahí el interés cardinal en la tradición, su interpretación a la occidental y por supuesto, en los sutras. Y aquí comienza una interesante carrera, la de la reinterpretación de los sutras a la occidental, entre dos ramas -seguramente si observamos con detalle cada rama habrá diferencias, aunque se podría estimar q poco significativas, dentro d cada rama-, que podríamos llamar "la literalista" caracterizada por trasladar las instituciones y ritos orientales tal cual las han conocido los primeros practicantes occidentales, y la segunda q podríamos llamar "de la honestidad" caracterizada por una práctica seria y honesta hasta tal punto que casi resulta dogmática en su expresión sino fuera porque hallan su justificación en la huida horrorizada ante los desmanes y abusos de la primera rama. Siendo el núcleo de la rama literalista la relación maestro-alumno, es precisamente ese núcleo el blanco de todos los dardos de la rama de la honestidad, especialmente su interpretación más trascendentalista, aquella que concede el dharma al maestro en cuanto que maestro y que se lo niega al discípulo en cuanto que discípulo, pervirtiendo ya de raíz la esencia del mensaje budista.



    Es en este contexto en el que hay que enmarcar las palabras de Stephen y así se entenderá que él, al igual que otros muchos, a fuerza de querer desenmascarar al "maestro literalista" hacen hincapié no en negar la realización sino en despojarla de todo trascendentalismo para vaciar de significado esotérico el núcleo de la relación maestro-discípulo.

    En lo que fallan entonces los practicantes "de la honestidad" no es por tanto en desarrollar una práctica inoperante o esteril, ni mucho menos, sino en elaborar un lenguaje apenas comprensible entre ellos, inane hacia qn va dirigido e incomprensible y de escaso interés para aquellos que se interesan por el budismo desde otras prácticas o que se acercan a él por primera vez.

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  5. No es para menos. Pretender presentar una religión o una vía d liberación no-dual como 100% inmanente es un error de doble calado y que no observa el entendimiento correcto del noble sendero, puesto que una postura ecuánime frente a dos extremos supone la superación o fusión d ambos con una justa equidistancia y no la apuesta por uno d los dos polos para compensar los desmanes surgidos a través d la preferencia por el otro.

    Si la única manera de arreglar este desastre que desde el principio parece presentarse como un materialismo budista o un nihilismo religioso es la de sugerir al interlocutor que tal galimatías sólo se entiende "desde dentro" uno debería reconocer y empezar a plantearse hasta que punto la preocupación por la institución está suplantando y hasta deformando la transmisión del dharma.



    Por último, no puedo dejar escapar la oportunidad de reconocer  la perplejidad que provoca leer en el último párrafo dl relato d Stephen referencias culturales a mitos y aspectos culturales que fueron higiénicamente soslayados al principio del artículo. Dibujaria una sonrisa de ternura en nuestros labios al leer tanta candidez hablando del budismo solar vs budismo lunar (en la misma línea que inmanente vs trascendente pero buscando tener la tradición de su parte y ganar la carrera por la interpretación de los sutras) sino fuera por la correcta y excelente formación intelectual que se le supone a alguien que, como Stephen, ha estudiado en Watford entre otras instituciones.



    Como dijo petitcalfred una vez por estos pagos precisamente, si la preocupación está en la salud del dharma, tal preocupación no tiene fundamento ni mótivos con los que nutrirse siempre que se observe la manifestación espontánea del dharma en cualquier parte, pero si por  el contrario la preocupación es la de mantener viva una moribunda institución y su correcto trasplante como injerto en occidente aunque sea en su mínima, pero no por ello menos perversa, expresión de la "correcta interpretación" de los sutras, entonces se podrán seguir escribiendo muchos esteriles e infructuosos artículos q poco tienen q ver con el dharma y mucho con el sufrimiento de querer hacer permanente una impermanente institución.

    Un abrazo

    P. D: Lamento la extensión del comentario.

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  6. "Es de esta manera que el despertar **no es un estado sino un proceso**"

    El despertar no es un estado ni un proceso.

    El despertar es un evento puntual (por tanto una experiencia de entendimiento, un darse cuenta, sí, solo eso) pero que sí que produce un cambio permanente en nuestro entendimiento de lo que somos... y a partir de ahí, por supuesto sigue el proceso que es lo que somos, es decir nuestra identidad es el proceso, y el despertar es simplemente un cambio de orientación sobre como se desarrolla el proceso que somos debido justo al entendimiento de lo que somos. Ese proceso con su nuevo punto de vista, pasará por multitud de estados, algunos habituales y otros nuevos.

    El planteamiento del despertar como estado es un planteamiento infantil que aún perdura (ese estado de gozo infinito permanente) pero que poco a poco cada vez se considera menos. Algo de madurez gana, poco a poco la comunidad...

    Finalmente el planteamiento del despertar como proceso (muy "a la" zen-soto-actual) es simplemente el planteamiento del no-despertar y no es muy diferente a la purificación progresiva de cualquier religión teísta, simplemente cambian las expresiones exteriores (no rezas, haces zazen, es curioso como se parecen ambas palabras :) )

    Esa purificación que no tiene fin, y no aporta especial liberación al practicante pues "siempre recae" y se siente culpable (porque no hay nadie concreto para sostener un determinada "política" de virtud las 24 horas del día, sino causas y efectos que nos mueven) pero que por otro lado es mejor que nada... al menos hay una intención de compasión y bondad, que no es poco, es muchísimo.

    Desgraciadamente ese camino es de gran sufrimiento para el practicante por las razones que ya se han comentado y de ahí que se revierta a iconografías de "lombriz" o el más humilde pecador, pues siempre se acaba errando, pecando... Muy "a la" cristiana...

    Esta es la situación pre-despertar incluso para el budista practicante convencido en la posibilidad de liberación que se lamente de su falta de resultados (como cuando ¿Ryokan? se abandonó a dedicar su vida a cuidar la tumba de su maestro dado que no "Despertaba"), nada nuevo. Es simplemente el estado de ignorancia y sufrimiento del que siempre se habla en el Budismo. Y que en este caso se toma como "El Camino".

    Aprovecho para decir que los comentarios de Carlos me han parecido muy interesantes.

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  7. Hace un par de horas, acabo de volver de un retiro en solitario y, tras una semana "outline", compruebo con agrado todo el debate que habéis mantenido en mi ausencia, gracias por ello.

    En realidad a mí el texto de Batchelor, así como sus propuestas relativas a la práctica y el budismo, me dejan bastante indiferente... y más aun en este momento en el que físicamente estoy bastante cansado tras estos díss dedicados a la inmersión, física y psíquica, en el silencio.

    No es un texto que yo, como administrador de este blog propusiese; tan solo hice una referencia a él en un comentario. Me resultó curioso que apareciese publicado en el blog de Alfonso, responsable de un dojo zen de la AZI en Sevilla, es decir de la línea más "oficialista", por así decir, del zen Europeo. Conozco personalmente y aprecio a Alfonso, el cual alguna que otra vez me ha confesado las contradicciones internas (no solo desde un punto de vista teórico, sino también personal) en las que se halla respecto a la "forma" en la que es practicado el Zen (utilizando una expresión que pretende resumir alusivamente muchas cosas). También alguna vez me ha dicho que su deseo es intentar cambiar las cosas "desde dentro", cosa que a mí personalmente, en sintonía con las dos cartas de Jiso Forzani que (esas sí) publiqué hace poco, me parece imposible; pero podría estar equivocado, y en cualquier caso le deseo la mejor de las suertes en ese camino. Tal vez sería en aquel lugar, en el que ha sido propuesto el texto de Batchelor, donde habría sido más adecuado el debate aquí establecido, pero puesto que habéis preferido desarrollarlo aquí, pues bienvenidos.

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  8. Respecto al tema de la inculturización del budismo, o a la discusión mantenida desde hace siglos en su seno sobre las vías progresivas o inmediatas, así como a la temática derivada respecto a en qué consista o deje de consistir el nibbana me resulta fatigoso entrar ahora. En realidad todas las opiniones, y lo contario de todas esas opiniones son posibles de encontrar en una vía religiosa que tiene más de 2500 años y ha sido practica por millones de personas en situaciones y contextos muy diferentes.

    Por ejemplo, el Buda, en el canon pali, nunca propuso cosas parecidas a "kensho", o "satori" (ni a sus equivalentes sánscritos, que tendría que buscar, pero que diferencia de la bodhi, el despertar); de lo que él hablaba era de retirarse en los "dhyana", cada vez que la aflicción del mundo lo indicase, y de profundizar en ellos sucesivamente, sin apegarse a ninguno, sin detenerse en ninguno y al mismo tiempo sin "desear salir" de ninguno, lo cual precisamente nombra como un "obstáculo para realmente salir" de uno a otro, para "progresar" en esos dhyana. Sin embargo, más de mil años después, esos "kensho" y ese "satori", se convertirán en asuntos centrales para una escuela budista japonesa en particular, no para todas. Y está bien así.

    A veces incluso se puede decir lo correcto con palabras incorrectas, y al revés, decir lo incorrecto con palabras correctas. En estos asuntos solo el personal conocimiento, la verificación cara a cara de la seriedad y honestidad de otro practicante es una prueba valida, y a veces ni eso.

    Por otros textos que conozco de Stephan y de su mujer Martinne, sus propuestas, sobre el papel, me resultan cercanas al humanismo, al mindfullnes y a la terapia; asuntos que, más que el texto que comentáis arriba, si que veo especialmente distanciadas de la propuesta del Buda, más que, concretamente, aquello que dice Stephan en este texto. Pero esto poco importa, podría equivocarme, es solo una opinión y como todas lo mejor es observar como aparece en uno y dejarla correr.

    En cada momento lo inexpresable, para expresarse, recurre a mil formas distintas, mutables. No es aferrarse a una u otra opinión, o defenderla frente a otras, lo que nos hará progresar por el camino de la liberación. En realidad el torrente exterior e interior de las "opiniones" (las ideas, los pensamiento, las discrimanciones, el apego a esto o aquello) más bien nos aparta de ese camino, como el Buda recuerda repetida e insistentemente en los sutras del canon antiguo. Es practicar y realizar el despertar, en cada momento, lo único que importa.

    Y como dijo un monje zen japonés del siglo XIII: "por muy profunda que una doctrina pueda ser, no tiene ningún valor si no es verdaderamente puesta en práctica; por muy superficial que una doctrina pueda ser, si de verdad es puesta en práctica es una enseñanza profunda".

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  9. Gracias a ti Roberto, por prestarnos este espacio.

    ¿Despertar súbito o gradual?

    Este es un debate interesante pero lo que poca gente sabe o al menos tiene presente es que la escuela Soto (Caodong) pertenece a las escuelas sureñas, es decir de despertar súbito.

    La diferencia con escuelas como las de Lin-Ji era el énfasis en la meditación, pero tanto Lin-Ji o incluso mucho más tarde Dogen y otros no tenían problema en reconocer que las cinco escuelas Ch'an de la época dorada (todas sureñas-súbitas) eran equivalentes en el fondo.

    La secta Caodong traza su origen en Hui-Neng como las otras cuatro, frente a las escuelas norteñas (todas perdidas) que trazan su origen en Shenxiu, en el famoso cisma que Hui-neng (el triunfador) explica en el sutra de la plataforma (bueno, él o su discípulo, como has comentado alguna vez).

    Más tarde la rivalidad Rinzai-Soto (y su degeneración) ha hecho que se reprodujera el modelo Sur-Norte como si una fuera gradual y otra súbita, aunque en realidad hoy día parece que una apueste por la gradualidad y la otra por la multi-subituidad gradual. :)

    Pero en su origen ambas son súbitas, la una a través de la meditación (caida de cuerpo y mente) y la otra a través de la "provocación". :)

    Otro detalle interesante es que el Dzogchen tibetano traza su origen hasta la escuela norteña-gradual así que pueden considerarse sus herederos y sin embargo hoy día se consideran doctrina de despertar súbito así que quizá las perdidas escuelas norteñas no eran "tan" graduales como nos ha llegado por parte de las escuelas sureñas.

    Un abrazo

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  10. Gracias por tu aporte histórico, Petitcalfred.

    Sobre lo que señalé antes en relación a Batchelor & Batchelor, queía añadir una precisión, pues no quisiera que se confudiera la opinión que he dado con una descalificación total de Stephen (en relación al texto enlazado).

    En el proceso de inculturización del budismo en occidente (que si puede tener poca importancia para quien observa desde fuera, o cogiendo esto y desechando aquello pero sin comprometerse del todo con esta vía espiritual, sí que lo tiene en cambio para quien, para todos aquellos que nos situamos [o intentamos] situarnos dentro) la cuestión de la laicidad, en gran medida inédita en la historia del budismo, si que tiene gran importancia; así como la relectura desde nuestros propios cuadros expresivos.

    En ese sentido me parece muy bien que exista quien exponga su propia posición como budista, laico y occidental y busque en qué medida a él, y puede que a otros, dicha propuesta le habla como propuesta de vida. Me parece bien que exista ese debate, y creo que es necesario hoy en occidente.

    Es parte también de la labor de las lombrices. Que, por cierto, igual que se sentirían agobiadas si se les propusiese como "objetivo a realizar" la tarea que "de hecho realizan", tampoco comprenderían nada si se les señalase (o se les criticase) como "poseedoras" de la "virtud" de la "humidad". Son lo que son ajenas al calculo de objetivos o a las categorías morales.

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