lunes, 29 de marzo de 2010

Armonía con la situación. Éric Rommeluère

Calentito y recién sacado del horno (Éric Rommeluère lo acaba de publicar en su blog hace unas horas) traduzco este corto, pero luminoso texto, esperando que alimente los corazones de aquellos que aun creen que, más allá de una fantasía oriental, este camino tiene algo que ofrecernos en nuestras vidas de occidentales.


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Armonía con la situación
Éric Rommeluère



Las palabras del zen: kannô dôkô,  感應道交,  “la resonancia de una sensibilidad y de una respuesta”. Dicho de otra forma; la adecuación de la obra de los Budas

Somos los humildes interpretes de las palabras del Despertado en el centro de nuestras vidas. Más las sentimos, más sentimos nuestro compromiso con la vida. Nosotros no tenemos otra posibilidad que interpretarlas en la actualidad de este mundo. También necesitamos  responder con audacia a las problemáticas, a las angustias y a las penas del tiempo. 

Los budas y los bodhisattvas tienen una habilidad para hablar y actuar, ella muestra su preocupación constante por responder a cada situación ajustándose a la particularidad y a la sensibilidad de cada uno. Nosotros evidentemente no podemos hacer budismo a la oriental, repetir iguales doctos comentarios como si nada hubiese cambiado a nuestro alrededor desde hace siglos. 

Hay que comenzar todo de nuevo. Todo está para reemprender. Todo está para arriesgar. Los nuevos cantos que surgirán de nuestro pechos, las formulaciones que resonarán en nuestros corazones serán necesariamente distintas, y sin embargo serán la más autentica expresión del dharma. 

La interpretación no es la adaptación.  La interpretación preserva el carácter referencial del dharma mientras que la adaptación lo abandona o incluso lo rechaza. La práctica de la meditación en otros marcos, bien sean terapéuticos, religiosos, espirituales (la meditación budista es practicada y enseñada  hoy en día por cristianos en una renovación de su vida espiritual) muestra una adaptación. La interpretación preserva esta resonancia particular entre la sensibilidad de los seres y la respuesta de los budas y de los bodhisattvas. 

El dharma florecerá en occidente en tanto que nuevos budas y bodhisattvas sean capaces de responder con delicadeza y afecto a las necesidades de los seres, a sus sistemas de pensamiento, de vivirse y de vivir el mundo. Incluso si lo humano guarda su universalidad más allá de los siglos y las culturas, conoce, hoy como ayer, la alegría y la pena, la dulzura y el desamparo, nuestros extravíos también son singulares, ligados a nuestros contextos vitales. 

Los tiempos modernos tienen su grandeza y sus fracasos. Hemos integrado nuevos modos de adicción y de ceguera. Individual y colectivamente, el miedo y la impotencia nos oprimen. La violencia se apodera de nosotros. Estas enfermedades requieren nuevas medicinas. ¿Cómo vivir más cerca del mundo que viene?

Adoptar la enseñanza de Buda no significa reproducir las formas que las tradiciones budistas han podido adoptar aquí o allí, en función de las influencias culturales y la historia de cada país, sino simplemente entender su método, una respuesta siempre renovada, inventiva y creativa, de acuerdo a las necesidades de los seres, en un dialogo constante y comprometido con este mundo.




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