miércoles, 24 de julio de 2024

Genjōkōan - Dōgen / Kōhō Watanabe, Giuseppe Jisō Forzani, Luciano Mazzochi

El Genjōkōan de Eihei Dōgen (1200-1253), del que presentamos hoy una nueva traducción (para anteriores traducciones, ver n. 1), resume de forma  sintética y poética la visión del Budismo del propio Dōgen, indicando las líneas maestras de lo que será el resto de su enseñanza. 

Su primera redacción data de hecho de 1233, pocos años después de su regreso de China en 1227, estando dirigido a un discípulo laico, por lo cual la complejidad del texto deriva de su contenido, y no tanto de lo especializado de su lenguaje. Tiempo después, en 1252, un año antes de su muerte, situará el Genjōkōan con algunas modificaciones como primera sección del Shōbōgenzō de 75 fascículos, su obra mayor, como si fuese una especie de introducción al resto de la misma, destacando así su centralidad. Tras la muerte de Dōgen al Shōbōgenzō se irían añadiendo otros escritos suyos, dando lugar a distintas versiones, hasta llegar a la versión “estándar” actual de 95 fascículos. 

La traducción que presentamos hoy es obra de Kōhō Watanabe (1942-2016), Giuseppe Jisō Forzani y Luciano Mazzochi (que, durante años, colaboraron en el encuentro entre Budismo y Cristianismo, bajo distintas formas. ver n. 2). Los dos primeros, Watanabe y Forzani, son monjes budistas zen, japonés el primero e italiano el segundo, formado bajo la guía del anterior durante 8 años en el monasterio japonés de Antaiji, antes de volver a Italia, mientras que el tercero es un misionero javeriano italiano, que ha vivido alrededor de dos décadas en Japón, donde entró en contacto con zazen y lo convirtió en una práctica cotidiana. La traducción va acompañada de comentarios de los tres autores antes señalados, cada cual desde su perspectiva propia, los cuales por tanto testimonian también del diálogo interreligioso entre Budismo y Cristianismo. 

En el Genjōkōan, aparecen recogidos aquellos aspectos que constituyen para Dōgen las indicaciones fundamentales para quien acoge el Budismo en su propia vida. Desde mi punto de vista son dos los aspectos que resaltaría de este texto: 

- En primer lugar la íntima relación entre uno mismo y el todo que le constituye, que le hace ser, aquello que en términos occidentales podríamos expresar como la indisoluble relación entre lo particular y lo universal. Una de las características de esta relación,es que sobrepasa los límites de nuestro pensamiento, no es algo que podamos aferrar en nuestras cabezas, con nuestra mente limitada, con aquello que consideramos nuestro yo. 

- Al mismo tiempo ello no significa una afirmación abstracta o filosófica, no es esta la razón por la que Dōgen escribe, sus escritos, este incluido, son siempre indicaciones espirituales de carácter práctico, soteriológico. Dōgen no nos señala un límite infranqueable, lo que podríamos denominar los límites de nuestra cárcel, al contrario, lo que nos señala son los límites de nuestro pensamiento y la manera de trascender esos límites, es decir de hacer desaparecer los muros de la cárcel, a través de la práctica realizada en cada momento dentro de nuestra experiencia directa de vida. A la experiencia universal de nuestra vida, a la realidad verdadera, que en el Budismo es llamada despertar, es a través del cuerpo como accedemos. Como dice uno de los autores de este texto “La identidad vivida con el propio cuerpo, es la característica concreta del Zen de Dōgen como religión de la vida, que se manifiesta instante tras instante y, de manera perfectamente representativa, en la práctica de zazen.” 

El Genjōkōan, si uno toma como referencia para su propia vida interior aquello que en esencia nos señala Dōgen, es un texto al que conviene regresar con frecuencia. Este camino, el camino del despertar, que es al mismo tiempo particular y universal, solo es posible expresarlo de uno en uno, de manera concreta, dependiendo de las circunstancias en las que se esté en cada momento; por ello, recurriendo a una poética metáfora, Dōgen en este texto nos muestra que la plena realización del pez en el agua no es la misma que la del pájaro en el cielo. Dōgen nos conduce hasta el límite de lo que el lenguaje puede expresar, ir más allá requiere una puesta en acto basada en un salto de fe (que no es fe en algo o en alguien, sino expresión de un corazón confiado) y esta será nuestra responsabilidad en el juego de nuestra propia vida.

Roberto Poveda Anadón


Para acceder al libro, en formato pdf, hacer click en el siguiente enlace:

Genjōkōan - Convertirse en el ser

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n. 1 - Quien lo desee, además de esta traducción del Genjōkōan podrá encontrar, en este mismo blog, otras dos traducciones al español del texto, una a partir de la de Shōhaku Okumura (Aquí) y otra de la de Gudō Wafu Nishijima (Aquí), que contienen ambas sus propios comentarios al texto de Dōgen. Dadas las dificultades de traducir la lengua origen en la que está escrito el Genjōkōan, el japones medieval usado por Dōgen, a las lenguas occidentales (no solo filológicas sino de contenido), las variaciones entre las distintas traducciones pueden ser de utilidad para el lector que desee profundizar en esta obra.

n. 2 - Sobre las distintas formas que ha ido adoptando este diálogo, vital, en los hechos prácticos, entre Budismo y Cristianismo, puede ser de interés la lectura del siguiente resumen relativo a la historia de Comunitá Buddista Zen La Stella del Mattino: La historia de la Stella del Mattino