miércoles, 15 de septiembre de 2010

Sobre Zazen. Kosho Uchiyama

En pocas palabras, hacer zazen es dejar de hacer todo, ponerse frente a la pared y sentarse, sólo ser uno mismo que es sólo el Ser. Cuando hacemos zazen, deberíamos abstenernos de hacer todo, sin embargo, como somos humanos, empezamos a pensar, nos involucramos en un diálogo con los pensamientos en nuestra mente. "¿Yo debería haber vendido en ese momento? ¡No, debería haber comprado!" o "Debería haber esperado un poco." Si eres un corredor de bolsa pensarás así. Si eres un joven amante, puede suceder que tu enamorada inevitablemente aparezca todo el tiempo. Si eres una suegra que no se lleva bien con su nuera, pensaras en la mujer de tu hijo. Cualquiera que sea la situación en que estás envuelto, los pensamientos surgirán por su cuenta en cuanto estés haciendo zazen. Una vez que percibes que estás pensando cuando no deberías estar haciendo nada y vuelves a zazen, los pensamientos, que aparecían de forma tan clara, como si fuesen imágenes en una pantalla de televisión, desaparecen de repente, como si hubieses apagado la televisión. Queda solo la pared ante ti. Por un instante... es esto. Esto es zazen. Sin embargo, los pensamientos de nuevo surgen por sí mismos. Nuevamente retornas a zazen y desaparecen. Simplemente repetimos esto, esto se llama kakusoku 覺觸. (consciencia de la realidad, despertarse). El punto más importante es repetir este kakusoku millones de veces. Es de esta forma como deberíamos practicar zazen.


Si practicamos de esa forma no podremos dejar de percibir que nuestros pensamientos realmente no son nada más que secreciones del cerebro. Así como nuestra glándulas salivares producen saliva o nuestros estómagos producen jugos gástricos, de la misma forma nuestros pensamientos no son nada más que secreciones cerebrales.

Sin embargo generalmente la gente no entiende esto. Cuando pensamos: “Yo lo odio”, odiamos a la persona, olvidando que el pensamiento es simplemente una secreción. El odio ocupa nuestra mente, tiranizándola. Cuando amamos a alguien somos arrastrados por nuestro apego a esta persona, nos convertimos en esclavos de ese amor. Esto es la fuente de todos nuestros problemas.

Por ejemplo, nuestro estómagos liberan jugos gástricos para digerir la comida. Si liberan demasiados no es bueno, podemos desarrollar una ulcera o incluso un cáncer de estómago, Nuestros estómagos liberan jugos gástricos para mantenernos vivos, pero en exceso son peligrosos. Hoy en día las personas sufren de un exceso de secreciones cerebrales y, lo hemos dicho, se permiten ser dominados por esas secreciones. Esta es la causa de nuestros errores.

En realidad los diversos pensamientos que surgen en nuestras mentes son apenas un escenario de la vida del Si mismo. Este escenario existe sobre el terreno de nuestra Vida. Como dije anteriormente, no deberíamos estar ciegos, siendo inconscientes de este escenario. Zazen tiene una visión de todas las cosas como escenario de Vida del Si mismo. En antiguos textos zen se hace referencia a eso como hochino fuko (el escenario de la tierra original).

No es que nos volvamos a la Vida-universal como resultado de nuestra práctica. Todos y cada uno de nosotros recibe y vive esta Vida-universal. Somos uno con el universo entero, sin embargo no lo manifestamos como siendo el universo en el verdadero sentido.

Puesto que nuestra mentes están discriminando percibimos solo las extremidades de las secreciones. Cuando hacemos zazen dejamos los pensamientos y entonces los pensamientos caen. Aquello que surge en nuestras mentes desaparece. Ahí la Vida-universal se manifiesta.

Dogen Zenji llamaba a esto shojo-no-shu (práctica del despertar). La Vida-universal es el despertar. Basados en esto practicamos siendo el universo entero. A esto también se le llama shusho-ichinyo (practicar y despertar son solo una cosa).

Todos preferimos la felicidad al infortunio, el paraíso al infierno, la supervivencia a la muerte inmediata. Estamos así dividiendo siempre la Realidad, dividiéndola en algo bueno y algo malo, algo que nos gusta y algo que no nos gusta. De la misma forma discriminamos entre satori e ilusión, y luchamos para alcanzar el satori.

Sin embargo, la realidad del universo está mucho más allá de esta actitud de aversión y de apego. Cuando nuestra actitud es "cualquiera que sea", "lo que quiera que sea", "dondequiera quiera que sea", entonces manifestamos el universo entero.

De entrada la actitud de tratar de ganar alguna cosa es de por sí inestable. Cuando se lucha para ganar el satori, estas indiscutiblemente engañado, porque quieres escapar de un estado de ilusión.

Dogen Zenji enseñó que nuestra actitud debe ser de práctica y trabajo diligentes en cualquier situación, sea cuál sea esta. Si caemos en el infierno, atravesamos el infierno; esa es la actitud más importante que hay que adoptar. Si encontramos la infelicidad, debemos trabajarla con sinceridad. Tan solo siéntate en la Realidad de la Vida, viendo paraíso e infierno, alegría y desgracia, vida y muerte con los mismos ojos. No importa la situación, nosotros vivimos la vida del Si mismo. Debemos sentarnos inmóviles sobre este principio. Esto es esencial; es esto lo que significa "volverse uno con el universo".

Si dividimos el universo en dos, luchando para alcanzar el satori y escapar de la ilusión, no somos el universo entero. Felicidad e infelicidad, satori e ilusión, vida y muerte; veámoslo todo con los mismos ojos. En cada situación el Si mismo vive la vida del Si mismo – ese si mismo debe hacerse por sí mismo. Esta Vida-universal es el lugar hacia el cual retornamos.


Del libro Shikantaza. Una introducción a zazen
de Kosho Uchiyama Roshi
Traducido desde el portugues

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