jueves, 17 de abril de 2014

Práctica adulta - 11. ¿Tocando la puerta? Muhō Nölke

En el Budismo hay diez grandes preceptos llamados “las diez grandes prohibiciones”. Se dice que el monje que rompa alguna de estas prohibiciones irá directamente al infierno. Estos diez preceptos empiezan con no matar, y también incluyen no hablar de los errores de los demás, no difamar a Buda, Dharma o Sangha (esto incluye a cualquier monje Budista, sea como sea su práctica), está también el precepto de no enorgullecerse cuando se habla mal de los demás, y el precepto de no mentir, que significa no hablar para nada mientras se esté en medio de la falsa ilusión. Durante este año yo ya he roto por lo menos estas cuatro de las “diez grandes prohibiciones” en lo que llevo escrito en “la práctica adulta”. Me tendré que preparar para la vida en el infierno…

¿Cuál es entonces la razón por la que rompo estos preceptos, cuando debería conocerlos perfectamente? La razón por la que critico a mi compañero del Dharma (algo que nunca deberías hacer) es simplemente porque sus dificultades con la práctica de shikantaza, son dificultades que todo el mundo encontraremos tarde o temprano, y él simplemente las ha expresado de una forma clara que hace que nuestros propios problemas sean más fáciles de entender. Es una pena que él no consiguiese resolver sus problemas, pero si no tenemos cuidado, podemos acabar también echando la culpa a otros por nuestras desgracias. Esto, por supuesto, es también cierto para mi, y espero poder llegar a hablar durante los próximos meses sobre cómo me he enfrentado a mis propias dudas durante la práctica.

De cualquier forma, si no resolvemos estos problemas, no estaremos a salvo ni siquiera si conseguimos renacer en el paraíso – seremos unos desgraciados aburridos (“hay una orquesta en el paraíso, toca mi canción favorita, la tocan una y otra vez, la tocan toda la noche…” – Talking Heads). Si por el contrario se pueden resolver estos problemas, si pudiera ayudar siquiera a una persona a encontrar estabilidad y confianza en la práctica de simplemente sentarse, entonces yo (y esa persona) tendremos paz incluso en el infierno. Por eso, voy a continuar haciendo algunos comentarios críticos sobre cómo enfrentarnos a nuestra práctica de zazen.

Las críticas que he estado haciendo estos meses no son algo que no sepan mis compañeros. De hecho, el compañero del Dharma del que hablo todo el tiempo escribió en su primer año en Antaiji:

Me estoy empezando a comportar como su hubiera comprendido algo estos días… ¿es que me había olvidado de mi deseo inicial de practicar con el cuerpo y no con el cerebro? Me estoy empezando a relajar aquí en Antaiji, y antes de saberlo, es como si estuviese de vacaciones. Antaiji no es una escuela. Aunque a la gente se le den tareas, depende de ellos resolverlas. Cada uno de nosotros tiene que buscar por sí mismo, penetrarlas por sí mismo. Nadie te va a enseñar aquí. Por eso la pregunta es: ¿Cuánto, y de qué forma, hay que tocar en la puerta que quieres que se abra? Mi madre dice que estoy viviendo una jubilación fácil aquí… pero ¿estaría bien pensar que zazen es el rato de echar una cabezada, cuando Bodhidharma se sentó mirando a la pared durante nueve años dándonos ejemplo del esfuerzo que hay que hacer? Parece que no entiendo para nada la trascendencia de mi propia vida. ¿Cómo puedo malgastar el tiempo de mi vida en Antaiji, estando ausente en el momento presente? Me  tengo que preguntar una y otra vez: ¿no te estarás escapando a una jubilación fácil aquí? La pregunta a la que me tengo que enfrentar es ¿qué estoy haciendo aquí en Antaiji, un lugar que se supone que es para la práctica de shikantaza? ¿Tengo realmente claro quién soy, lo que estoy haciendo? Este es el significado de despertar la mente Bodhi y volver a zazen cientos de miles de veces. Esto es lo que significa “despertar”. Todo está contenido en el sentarse. ¿Por qué? Porque he venido aquí a estudiar la vía de Buda…

Bastante parecido a lo que he estado diciendo en la serie “práctica adulta” resumido en estas pocas palabras de mi compañero del Dharma. ¿Cómo se toca en la puerta de zazen? Si esta es la pregunta que guía tu práctica, no te debes perder. Entonces, ¿cómo se desarrolló la práctica de mi compañero durante tres años antes de que yo viniese a Antaiji? Antes de citar su artículo del anuario de 1990, voy a citar lo que escribió otro monje, esto quizá ayude a entender la atmósfera que había en Antaiji por aquel entonces:

A: Todavía lloviendo… ¿cuándo parará? Habrá estado lloviendo unos dos tercios de este año.
B: Es depresivo. Es por este tiempo por lo que tengo la cabeza atontada.
C: Aquel tifón hizo bastante daño, ¿no? Toda el agua de la presa estaba sucia de barro, había rocas y árboles caídos. Me alegro de que la hayamos limpiado – llegué a pensar que nunca volveríamos a tener agua potable. Por lo menos ya tenemos agua para beber y las duchas de barro se han acabado.
B: ¿Estás seguro? La última vez que limpiamos el depósito, al día siguiente toda la suciedad volvió a bajar y lo llenó todo otra vez, ¿no te acuerdas?
D: Si, ¡es verdad! Supongo que es otro ejemplo de la verdad de que las cosas no siempre son como a ti te gustaría - ¡excepto para el barro y la suciedad! Antes del tifón los jabalíes se comieron todas las batatas del huerto, igual que el año pasado. Todos los planes que habíamos hecho se borraron. Los planes sobre el arroz, las verduras salvajes, la vaca…
C: Eso quiere decir que todos los fenómenos aparecen y desaparecen sin relación a nuestros egos. ¡Es una enseñanza de la no substancialidad universal!
B: Cuando te escucho hablar, me pregunto qué tipo de práctica idealista estás haciendo aquí…
E: Este año invertimos un montón de tiempo y energía quitando las hierbas del arrozal esperando que hubiese menos trabajo el año que viene, pero ahora que todo ha sido arrasado tenemos que empezar desde cero el año que viene. El arrozal parece el Gran Cañón…
A: ¿Y que haremos con las verduras para el invierno? Porque con toda esta lluvia, todas las verduras y las judías azuki han muerto – incluso en el pueblo de abajo de la montaña se están quejando de la cosecha.
E: Bueno, lo que no tenemos, no lo tenemos – nos tendremos que apañar con las cosas que sí que tenemos. También la organización del trabajo tendría que cambiar, normalmente ahora tendríamos que estar cortando hierba, pero este año no va a haber tiempo para eso. Como no pueden pasar coches por la carretera, tampoco podremos traer los árboles que ya teníamos cortados para el invierno. Además tendremos que cargar con la gasolina y la comida que necesitemos para el invierno hasta aquí arriba. Hay trabajo...
C: ¿Cuánta nieve caerá este invierno? Espero que no mucha.
B: ¿Quién narices sabe? Mejor será que nos preparemos para el invierno pronto… ¿ya nos estamos quedando sin sake? ¿Quién bebe tanto? ¡No os olvidéis de las provisiones de alcohol y comida!
F: Mirad este artículo del periódico sobre las fuerzas armadas. ¿Los van a mandar en serio a la Guerra del Golfo? ¡Que peligro!
C: Esta generación criticaba a la anterior por no oponerse a la Segunda Guerra Mundial, pero antes de que te des cuenta, ya están haciendo lo mismo. ¿Cómo van a aguantar las críticas de la próxima generación?
E: A ver, déjame ver…

Aún en una situación así, cuando todo el mundo parece preocupado por su alrededor, especialmente por lo que comerán durante el invierno, mi compañero del Dharma reflexiona sobre su práctica de zazen en el mismo anuario:

Cuando me siento, toda clase de pensamientos aleatorios entran en mi cabeza. Incluso sin darme cuenta un pensamiento empieza a ocuparme la cabeza, luego desaparece otra vez, justo para que otro pensamiento tome su lugar. Me pongo a pensar, completamente absorto en mis pensamientos. Y antes de que me de cuenta, me quedo dormido, la postura se ha deshecho, y – cuando corrijo la postura y trato de volver a zazen – empiezo a pensar otra vez”.

Estos problemas son algo que muchos encuentran cuando se acostumbran a la práctica hasta un punto, después de quizás unos 3 ó 4 años. Aunque trates de dar lo mejor de ti, puede ser como correr contra una pared imposible de romper. Especialmente cuando todo el mundo está cansado de trabajar, puede ser difícil practicar zazen como si estuvieras en el fuego. Pero, si eres tan consciente del problema como parece que lo era mi compañero de Dharma, al final será posible romper esa pared.

Esto, de nuevo, no sólo es sobre mi compañero del Dharma. Escribiendo este artículo sobre “práctica adulta” me da la sensación de que yo tampoco estoy progresando mucho: me estoy repitiendo una y otra vez, y me pregunto cuánto tiempo más pasará hasta que llegue al punto de la práctica adulta. Otra vez, te tengo que pedir un poco de paciencia. Siento que estos problemas que le ocurren a los practicantes más avanzados merecen nuestra atención cercana, y aunque me da miedo que te empieces a aburrir con mi charla, continuaré examinando los antiguos anuarios de Antaiji el próximo mes.

Muhō Nölke 
http://antaiji.dogen-zen.de/esp/abbotmuho.shtml
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Traducido y publicado con la autorización del autor


Traducción: Susana Dauden


Fotografía: Ermita de Ansgar, Birka, Suecia 2010. Roberto Poveda




13 comentarios :

  1. Soltar enmedio de la tormenta y continuar soltando en el mismo infierno, es lo que llamaríamos ecuanimidad. Duro, pero no hay otra, soltemos y derechos en la postura con los huesos y la carne. Abre la mano del pensamiento.

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  2. Pero en realidad la parte que dedicamos a zazen es la más fácil. Lo difícil empieza después.

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  3. Suscribo. Bendito zazen, simple. Lo complicado (que no complejo) comienza, para mí, en el mismo momento en que me visto de civil :)

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  4. Bienvenida por aquí de nuevo Ane. Yo siempre hago zazen vestido de civil, pero eso tampoco facilita mucho las cosas cuando el zafu reposa, a lo sumo sirve para no añadir una farsa a otra y ayuda a llamar desastre a lo que es un desastre. A ver si es que tiene razón Muho y eso de practicar como adultos no es tan fácil.

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    1. "Practicar el camino no es fácil ni difícil, sólo hay que evitar atrapar o rechazar"
      ...
      No está mal llamar desastre a lo que es un desastre, siempre que el observar y hablar tanto del barro no nos haga olvidarnos del loto que se está abriendo.

      No creo que practicar como adultos sea difícil, ni fácil tampoco. Simplemente hay momentos de todos los tipos y para todos los gustos. Lo que sí me parece una labor titánica es tratar de explicar a gente de toda condición en que consiste la práctica adulta como hace Muho.

      Un saludo cordial

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    2. Bueno, en realidad, como dice el mismo Muho en el último artículo colgado explicar lo que el quiere explicar SÍ es fácil, de hecho un compañero suyo, a cuya práctica no la califica como adulta en absoluto, dice prácticamente lo mismo que dice Muho en sus artículos. No creo que lo verdaderamente titánico sea explicar en qué consiste una práctica adulta, sino llevarla adelante, día tras día.

      Creo que esta dificultad de poner en práctica, más que de explicar, es lo que justifica las repeticiones de argumentos y ejemplos de Muho. Es algo así como si Muho nos dijese, "¿has entendido?", y cuando le respondiesemos que "sí", Muho, entendiendo que en realidad no hemos entendido nada, volviese a decir lo mismo y nos preguntase otra vez: "¿has entendido?".

      Respecto a lo de la práctica adulta, imagino que cada cual debería de preguntarse a sí mismo: "aunque no exista nadie a quién considerar y llamar maestro, aunque no tenga ninguna shamga, aunque las cosas me vayan mal y aparentemente solo exista barro y ningún loto, ¿soy capaz de seguir practicando día tras día, e instante tras instante?"; si tu respuesta es que no, si sigues necesitando muletas e ilusiones en las que apoyar tu práctica, aun sigues en la guardería.

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    3. Muy bien dicho, Roberto!

      "Creo que esta dificultad de poner en práctica, más qje de explcar, es lo que justifica las repeticiones de argumentos y ejemplos de Muho"

      Precisamente en esas repeticiones de argumentos y ejemplos pensaba cuando puse la palabra titánica. Si fuese sencillo bastaría con un único argumento. Si encima tenemos en cuenta la variedad de la audiencia, cada uno con sus dificultades y su manera de entender, se antoja complicado pensar que haya alguna comprensión siquiera. Y, sin embargo, por mínima que sea, siempre la hay.

      Un saludo cordial

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    4. Es interesante el tema de entender o no entender. A lo largo de los años, textos que parecieron totalmente abstrusos, intrincados y complejos, se convierten, para el lector, en ridiculamente sencillos, casi literales, no apuntan a nada fuera de ellos y son tan claros como lo que están enunciando. Y esta literalidad, esta sencillez, se explica mas como no entendimiento que como entendimiento. Al leerlos se pone en marcha una acción que modifica tu practica o tu percepción del mundo. Pero si quieres explicar que es lo entendido solo tienes dos opciones o referirte a su literalidad y a la acción que empuja, o volver a la maraña que paraliza. Desde mi punto de vista tiene mas que ver con tu disposición a dejarte llevar al huerto que con una capacidad de entender.

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  5. Buenas noches Roberto. He visto que en la pagina Unzenoccidental hay un maravilloso texto de Ryotan Tokuda, traducido por tí, que no esta colgado en la pagina indice de autores de tu blog. http://www.zen-occidental.net/enseignements/tokuda2-esp.html. Es una autentica joya que merece estar bien visible. Gracias por tu trabajo.

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  6. Vaya, ni me acordaba. De momento tengo un par de capítulos más de la práctica adulta de Muho que me ha enviado traducidos Susana Dauden. Muho no ganará un premio de literatura, ni su argumentar se pierde por los vastos cielos de la divagación espiritual; pero el concepto que está intentando transmitir y ejemplificar, el de práctica adulta, creo que es sin embargo de una importancia crucial. Después tengo previsto retomar los trastos de traducir por mi cuenta, de los que me ha liberado durante una buena temporada Susana -gracias de nuevo Susana-, con una par de cosas que ya he previsto, y luego puede que de nuevo le toque el turno a Tokuda. Gracias por recordármelo.

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    1. Me gusta el estilo de Muho y su forma desnuda de expresar. Pero no creo que Tokuda se pierda en ningún vasto cielo, si no que está de vuelta a casa y bien cómodo. Ya sabes que no hay forma de perderse es imposible sacar un solo pie de este tiesto.

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  7. No pensaba en Tokuda al hablar de divagaciones espirituales, aunque tampoco estoy seguro de que este, en la época en que escribió el texto, se sintiese completamente cómodo. Tenia dudas, como cualquiera. En su caso, según un testimonio personal de Eric Rommeluere, con quien compartió durante un cierto tiempo apartamento en Paris, Tokuda se debatía respecto al sentido o no de su pertenencia a la escuela soto. En realidad, aunque no nos sea posible sacar un solo pie del tiesto de la absoluta realidad, ello no impide que andemos continuamente perdidos; si no estuviésemos siempre perdiendonos, ¿qué necesidad habría de practicar zazen? No creo que realmente exista ninguna casa prometida por el budismo distinta a la propia práctica, aquí y ahora. El camino no lleva a una casa que está al final de este camino, la casa es el camino en sí.

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    1. con permiso te tomo esta frase:

      El camino no lleva a una casa que está al final de este camino, la casa es el camino en sí.

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