viernes, 10 de agosto de 2018

El cristiano, el budista y la lombríz. Giuseppe Jisō Forzani

Con ocasión de la presentación de un libro, Passi – Diario di un pellegrino. Vangelo e Zen, del padre Luciano Mazzochi, se le solicitaron unas palabras a Giuseppe Jisō Forzani, practicante del budismo Zen, que hemos considerado de interés traducir.

El padre Luciano Mazzochi es un sacerdote católico, misionero
javeriano, que durante alrededor de veinte años residió en Japón, en donde tuvo la oportunidad de entrar en contacto con el zazen, la práctica central del budismo zen, que, desde entonces hasta hoy, ha seguido practicando de manera cotidiana.

Giuseppe Jisō Forzani es un practicante italiano del budismo Zen, formado en el monasterio zen de Antaiji, en las montañas orientales de Japón, durante cerca de una década y que, a su retorno de Japón, junto con otros compañeros italianos, así como con Kōhō Watanabe, que fue abad de Antaiji tras Kōshō  Uchiyama, decidieron fundar la comunidad budista zen La Stella del Mattino en 1987, entre cuyos objetivos está el establecimiento de un diálogo con otras tradiciones religiosas, y en especial con el cristianismo.

La colaboración y amistad entre ambos tuvo su origen en 1990, continuando hasta hoy, sin por ello abandonar la especificidad y la diferencia entre los distintos caminos elegidos por cada uno de ellos, sino más bien considerando el diálogo como una práctica en sí misma que encuentra su sentido al interior de la propia elección espiritual de cada uno, del cómo viven, por qué y para qué dicha elección.

En el texto que presentamos hoy, que podríamos definir como una muestra de ese diálogo, podemos rastrear la diferencia de enfoques respecto a la práctica de zazen adoptada según cuál sea el marco espiritual en el que cada uno se sitúa.

Para el cristiano se trataría de una práctica orientada, por así decir, a mejorar su propio cristianismo, expresándose como la aportación que desde zazen se vierte en el resto de sus actividades cotidianas y en la relación que interiormente se establece con ellas, así como con el Dios/Jesús presente en el marco de esa vía religiosa. Mientras que, para el budista Zen, se trata de un práctica central que encuentra en  sí misma su razón de ser, proporcionando la raíz alrededor del cual hacer brotar el resto de actividades que componen la vida cotidiana, que, a su vez, son expresiones de ese zazen y que es a ese zazen a donde retornan.

El título que Jiso Forzani ha dado a este discurso, retomando una metáfora por él querida, es (para acceder hacer clic sobre él mismo): El cristiano, el budista y la lombríz

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Traducción e introducción, Roberto Poveda Anadón
Fotografía, grupo de zazen del padre Luciano

7 comentarios :

  1. Reitero el agradecimiento por ofrecernos esta traducción.

    Compruebo con pesar como en el catálogo colectivo de las universidades públicas catalanas (más alguna de las privadas) no figura ninguna obra del padre Luciano Mazzochi. Me consuelo constatando que en dicho catálogo si que existen diversas obras de Giuseppe Jisō Forzani.

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    1. Hola Jordi, ¿comprendes el italiano? Lo digo porque en ibs.it, una distribuidora italiana on line -y pienso, espero, que un poquito más ética que Amazon- puedes encontrarlas todas.

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  2. "Soy pecador, pero no como culpa, mas bien como naturaleza. La culpa remite a un Dios fuera de mí , pero aún como Dios fuera de mí es sin embargo percibido siempre desde dentro como aquello que soy. Soy pecador como naturaleza y mi aventura existencial es convertirme. Existir convirtiéndome es la naturaleza de mi naturaleza..."

    Es curioso como aún siendo cristiano puede haber en la expresión, puntos en común con practicantes tan "lejanos" al cristianismo como Uchiyama.

    ¡Cómo recuerdan estas palabras y su continuación, sobre el valo de la práctica, a los dos prácticas de Uchiyama!

    Un abrazo,
    Carlos

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  3. Hola Carlos. Sí, puede haber, aparentemente, un cierto paralelismo con el voto y arrepentimiento de Uchiyama. Sin embargo el marco en el que sitúan a zazen ambos autores creo que marca unas diferencias importantes entre la forma de abordar la vida espiritual entre ambos. Mientras que, para el cristiano, para Luciano, siempre subyace tras el discurso un substrato "ontológico", y en definitiva esto, de alguna manera, impregna también la práctica, es decir subyace un planteamiento yo/tu/Tu-Él. Para el budista, Uchiyama, no existe, o si se quiere no hay necesidad, de esa base ontológica, y por tanto entre uno mismo y el mundo no existe diferencia alguna, pues todo aquello que encontramos es nuestra propia vida, es uno con nosotros si necesidad de formular de entrada ningún yo, ni ningún tu, ni menos todavía un Tu/Él. El dialogo interreligioso en realidad muestra su mayor riqueza cuando es de verdad diálogo, cuando es un sentarse alrededor de la mesa juntos, fraternalmente, en el que no intentamos homologar nuestras prácticas, sino profundizar en ellas analizando sus diferencias últimas (no es lo mismo seguir el camino del cristianismo que el del budismo). Si nos contentamos con un análisis en el que que las aparentes concordancias superficiales se sobreentienden como identidades, en realidad no estamos ante un verdadero dialogo, sino ante una serie de monólogos en paralelo del cual posiblemente no salga mucho de utilidad para cada una de las partes que, solo aparentemente, dialogan.

    Un abrazo

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    1. No puedo estar más de acuerdo, Roberto.

      Me sorprendía por las semejanzas cuando estas son puntos de cruce en la superficie, mientras que en las capas más hondas las diferencias son significativas, puesto que diferentes son los fines de ambos caminos, o casi diría porque diferentes son los prespuestos de partida.

      "Para el budista, Uchiyama, no existe, o si se quiere, no hay necesidad de esa base ontológica, y por tanto entre uno mismo y el mundo no existe diferencia alguna, pues todo aquello que encontramos es nuestra propia vida, es uno con nosotros sin necesidad de formular de entrada ningún yo, ni ningún tú, ni menos todavía un Tú-Él."

      Tal cual.

      _/\_

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  4. Menos mal que este sitio existe. Y menos mal que sigues contra viento y marea. Menos mal y qué bien me sienta.... _/\_

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