Recomiendo como introducción imprescindible a este texto de Gudô Nishijima, en la que este nos brinda su interpretación de las llamadas cuatro nobles verdades, la lectura del post inmediatamente anterior a este, en la que Éric Rommeluère, heredero Dharma del maestro Nishijima, nos habla sobre este mismo asunto.
_______________________________________
La teoría de las Cuatro Visiones
Gudô Nishijima
La teoría central del Budismo
La teoría budista en un vasto sistema filosófico. Por dicho motivo es imposible sobrevolar el conjunto de sus numerosas teorías en una única conferencia. Me gustaría sin embargo comenzar por explicar la más importante de estas teorías, teoría que está en el centro de todo el pensamiento budista. Se trata de la teoría de las cuatro Visiones, mi interpretación de las palabras sánscritas catvary aryasatyani, que normalmente se traduce como las “Cuatro Nobles Verdades”.
Las Cuatro Nobles Verdades
Las escrituras budistas dicen que, después de que el Buda Gautama alcanzó la verdad, quiso enseñar a los demás lo que había aprendido. Pero antes se preguntó si las personas podrían comprender esta teoría a causa de su complejidad. La tradición nos informa de que un dios del cielo le animó encarecidamente a dar su primer sermón, y así es como empezó, predicó a sus cinco antiguos compañeros de ascetismo. Se nos informa que en esta ocasión predico la Cuatro Nobles Verdades, así como la Vía Media. Es por esta razón por la que pensamos que estas dos enseñanzas son la teoría central del Budismo. Comprenderlas es comprender el núcleo del sistema filosófico budista. Desgraciadamente los contemporáneos que estudian el Budismo no tienen esta suerte, en particular en los países occidentales.
La interpretación tradicional
Tradicionalmente catvary aryasatyani, o las Cuatro Nobles Verdades, son:
Duhkha-satya : La Verdad del Sufrimiento
Samudaya-satya : La Verdad de los Agregados (El Origen del Sufrimiento)
Nirodha-satya : La Verdad de la Cesación (La Destrucción del Sufrimiento)
Marga-satya : La Verdad de la Vía Correcta
Cuando era adolescente, leí las cuatro nobles verdades en las obras budistas, pero no podía comprender en modo alguno a lo que aludían. Estas cuatro verdades, de las cuales se decía que estaban en el centro mismo del Budismo, se habían convertido para mi en un obstáculo, en un estorbo en mis esfuerzos por estudiar el budismo. Si se miran las escrituras antiguas, por ejemplo el Canon Pâli de la escuela Theravada, se encontrará la explicación tradicional sobre su significado. Estas dicen que la verdad del sufrimiento significa que todas las cosas y todos los acontecimientos en este mundo son sufrimiento; que la verdad de los agregados significa que todo sufrimiento deriva del deseo humano; que la verdad de la dependencia significa que tenemos que destruir nuestros deseos; y que la verdad de la vía correcta significa que, habiendo destruido nuestros , podemos encontrar el camino correcto.
Pero a estas explicaciones no les encontraba un verdadero sentido, a pesar de mis esfuerzos. Si todas las cosas y acontecimientos en este mundo eran sufrimiento, entonces el budismo no era mejor que cualquier religión dogmática y pesimista. Si todo el sufrimiento derivaba del deseo humano, entonces el Budismo no podía ser sino una forma de ascetismo. Si destruir todos nuestros deseos era una idea budista, entonces el Budismo sería una religión que proponía lo imposible, pues es absolutamente imposible destruir nuestros deseos. El deseo es el fundamento de nuestra existencia humana.
Además la verdad de la vía vorrecta era explicada por otra parte bajo la forma del noble óctuple sendero: visión adecuada, pensamiento adecuado, palbra adecuada, comportamiento adecuado, medios de existencia adecuados, esfuerzo adecuado, estado físico adecuado y estado de espíritu adecuado. Pero no lograba encontrar relación entre esta cuarta verdad y las tres anteriores.
El Shôbôgenzô y las Cuatro Visiones
A los dieciocho años descubrí un libro llamado Shôbôgenzô. Había sido escrito en el siglo trece por el fundador de la escuela budista japonesa, que está basada sobre la práctica de Zazen. Su nombre era Maestro Dôgen. En esa época lo encontré casi imposible de leer, y me quedé estupefacto de encontrarme incapaz de comprender un libro escrito en japonés. A pesar de ello tenía el sentimiento de que podía encerrar cosas importantes y preciosas. Ese fue el comienzo de lo que iban a convertirse en cuarenta años de estudio. Cuando por fin he podido comprender el sentido he comprendido claramente por que lo había encontrado durante tanto tiempo tan difícil. El libro está compuesto de numerosas afirmaciones contradictorias, lo que le hace parecer ilógico. Pero, tras numerosas lecturas y relecturas, he encontrado que, de hecho, está construido de una manera muy particular, utiliza un sistema de expresión específico.
El Maestro Dôgen expresa sus ideas a partir de un esquema en cuatro etapas. Explica de entrada el problema desde un punto de vista idealista, es decir una idea que utiliza conceptos abstractos. Después, inmediatamente tras esta primera etapa, explica el mismo problema, pero esta vez a partir de un punto de vista objetivo o material. En otras palabras, da ejemplos concretos y hechos. Después, en la siguiente etapa, todavía explica el problema por tercera vez, en tanto que problema real, es decir, pensando de forma realista. Evidentemente no puede explicar la realidad en la que ocurre el problema con palabras en un libro, se acerca yuxtaponiendo el punto de vista subjetivo que ha presentado antes más el segundo punto de vista objetivo. Sintetiza los dos puntos de vista en una evaluación realista del problema, una síntesis del yo y del mundo exterior. En la etapa final intenta sugerir la sutil e inefable naturaleza de la realidad en si misma, utilizando la forma de los discursos simbólicos, poéticos o figurativos.
El Shôbôgenzô está lleno de estas explicaciones en cuatro etapas. Los mismos capítulos se pueden ordenar en cuatro categorías: teórica, objetiva, realista y simbólica, figurativa o poética. El contenido de los capítulos también está dividido de la misma forma, e incluso el contenido de los párrafos individuales sigue el mismo esquema. En general una explicación teórica o subjetiva y una explicación materialista o objetiva del mismo problema siempre serán contradictorias. Igualmente una explicación realista parecerá estar en contradicción con ambos puntos de vista, subjetivo y objetivo. Y la situación real misma es a su vez diferente de la explicación realista ofrecida. De manera que, cuando leemos el Shôbôgenzô, estamos pasmados por lo que parecen ser groseras contradicciones lógicas. Esta es una de las razones por las que el libro es tan difícil de comprender. Tiene el aspecto de estar lleno de ideas conflictivas completamente.
Sin embargo, tras leer y releer el libro del Maestro Dôgen me habitué a esta forma de pensar las cosas. Discute todos los problemas a partir de tres puntos de vista: subjetivo y teórico; objetivo y material; y realista. A continuación insiste sobre las diferencias entre estos tres puntos de vista y la situación real misma. Utilizando este método puede explicar la realidad de una situación de forma muy clara y lógica. Cree que la cosa más importante es ver lo que es la realidad en si misma, y al mismo tiempo se da cuenta de hasta que punto es imposible servirse para ello de la palabra escrita.
De manera que este esquema o sistema lógico único es la forma que tiene el Maestro Dôgen de sugerirnos lo que es la realidad. Creo que el método del Maestro Dôgen es de hecho una forma muy realista de exponer la realidad. Encuentro que las ideas del Maestro Dôgen son muy realistas y encuentro también que el Budismo es una religión de la realidad.
Me acordé a continuación de las Cuatro Nobles Verdades, que me habían abatido tanto. No podía impedir ver un vínculo entre el esquema en cuatro fases de las obras del Maestro Dôgen y las Cuatro Nobles Verdades. Después me puse a pensar que era posible que la mayor contradicción que el Buda Gautama había tenido en su pensamiento debía haber estado entre: el pensamiento subjetivo, idealista, de la religión tradicional de la India; y las filosofías materialistas de los seis grandes filósofos, que eran populares en la India de su época.
Pensé pues que la solución del Buda Gautama a esta contradicción había sido este descubrimiento de que vivimos de hecho en la realidad. No, tal como tienden a creer los idealistas, en un mundo de ideas; o, tal como lo piensan los materialistas, en un mundo de materia objetiva exclusivamente. El Buda Gautama ha establecido su propia filosofía sobre el hecho de que nosotros vivimos en el vivaz mundo de la existencia momentánea, en el mundo real mismo. Pero expresar este mundo real en palabras es imposible. Es por ello por lo que ha utilizado un método que reunía los dos fundamentales puntos de vista de vista filosóficos en un todo sintético. El sistema filosófico que ha construido así es el sistema filosófico budista. Pero al mismo tiempo se dio cuenta de que la filosofía no es la realidad, no es más que una discusión sobre la naturaleza de la realidad. Necesitaba un método gracias al cual las personas pudieran ver directamente lo que es la naturaleza de la realidad. Este método es zazen, práctica que ya era tradicional en India desde tiempos muy antiguos. El Buda Gautama descubrió que cuando nos sentamos en esta postura tradicional, en calma, podemos ver directamente qué es la realidad. Recomendó pues, a sus discípulos, practicarlo todos los días.
Es así como encontré mi nueva interpretación de las Cuatro Nobles Verdades, me dije que duhkha-satya, o la verdad del sufrimiento, era la antigua forma hindú de expresar la filosofía idealista. Cuando estamos llenos de ideales, y ansiosos por realizar estos ideales, invariablemente sufrimos por nuestra incapacidad de realizarlos.
Me dije que samudaya-satya, o la verdad de los Agregados, podía de hecho reenviar a los agregados de paramanu, la palabra sánscrita para la más pequeña partícula de materia de la existencia – el átomo. La Verdad de los Agregados remitiría pues a una primitiva ciencia de la materia, la filosofía materialista tal como existía en esa época.
He interpretado a continuación nirodha-satya, la Verdad de la Cesación, en tanto que síntesis dialéctica, negación del idealismo y del materialismo.
En un último nivel la filosofías no pueden nunca ser la realidad misma, el Buda Gautama ha constatado este hecho. Es así que marga-satya, la Verdad de la Vía Correcta, es su recomendación de practicar zazen.
De ahí mi interpretación, que da cuatro verdades: el idealismo, el materialismo, el realismo y la realidad en si misma. Esta cuádruple estructura fundamental es de gran importancia si se quiere comprender la teoría budista. El Buda Gautama creía que el idealismo es el pensamiento humano en su primer estadio, fundado sobre un punto de vista subjetivo. Pero en reacción a este primer estadio naturalmente apareció el pensamiento materialista. Estos dos puntos de vista están siempre en conflicto, lo cual se puede ver en acción en todos los países del mundo civilizado. El Buda Gautama ha establecido la religión del Budismo para trascender tanto el pensamiento idealista como el pensamiento materialista. El Budismo sintetiza el punto de vista idealista con el punto de vista materialista, con el fin de obtener el punto de vista realista. Recomienda por tanto que practiquemos zazen, con el fin de realizar esa síntesis así como realizar el Budismo.
Creo que esta serie de puntos de vista filosóficos, es decir; idealismo, materialismo, realismo y realidad, representan la teoría más importante del Budismo; teoría que, en cualquier parte del mundo, todos pueden utilizar con el fin de observar y regular sus vidas y su papel en la sociedad.
Un ejemplo concreto de idealismo sería una persona que siempre sufre de la frustración que le causa su incapacidad para alcanzar sus ideales. Un materialista sufre de su incapacidad de encontrar un sentido cualquiera a su vida, más allá de los placeres de los sentidos. Se puede decir que el idealista haría mejor en estudiar el mundo que le rodea por medio de sus sentidos y que el materialista se beneficiaría de convertirse en un poco idealista. De esta forma ambos pueden encontrar una síntesis entre los dos estados, lo cual es el el estado budista. Cuando las personas reencuentran la actitud realista frente a la vida que les propone el Budismo pueden sentir, actuar y vivir de manera realista. Esto volverá sus vidas más satisfactorias que la vida de un idealista o de un materialista.
En el dominio de la ciencia el Budismo cree en la armonía entre ciencia y religión. Hasta el fin de la Edad Media la creencia en las religiones espirituales se hizo cada vez más fuerte. Pero, en la época moderna, la creencia en las religiones espirituales se ha convertido en cada vez más débil, vencida por los descubrimientos de la moderna ciencia. No se trata de una situación estable. Evidentemente el conocimiento científico es vital para nuestras vidas. Pero no debe llevarnos a negar lo que todavía debe ser descubierto por la ciencia. La mayoría de las personas no evalúan bien este hecho, creen que es inconsistente creer tanto en la ciencia como en la religión.
El Budismo nos aporta una excelente solución a este problema. En la teoría budista de las Cuatro Visiones la religión espiritual es la primera etapa en el progreso del pensamiento humano y la ciencia es la segunda etapa. En el dominio del pensamiento intelectual estas dos etapas son fundamentalmente contradictorias. Pero el Budismo dice que esta etapas no son mas que los rostros de una única e idéntica realidad. No hay ninguna razón fundamental para que un científico no pueda también creer en una religión. El punto de vista budista es que las personas deben buscar una nueva religión que no sea contradictoria con el conocimiento científico. Si se consideran las cosas de forma realista es posible encontrar una creencia que sintetice la religión espiritual y la verdad científica. Esta creencia es una nueva religión. Para establecer esta nueva religión practicamos zazen.
En el trascurrir de nuestra vida cotidiana la Cuatro Visiones pueden ser una gran ayuda para resolver los verdaderos problemas. Por ejemplo, supongamos que en tanto que hombre de negocios deseo construir una nueva fábrica. Si primero estudio el proyecto sobre una base teórica, a partir de informes de otros y de libros de referencia, obtendré una imagen; una imagen ideal de mi fábrica tal como yo la deseo. Si quiero seguir adelante y construir la fábrica únicamente sobre la base de esa idea, iré probablemente al fracaso. Eso es por que nuestra imagen ideal de lo que queremos no corresponde a la situación real.
Debemos pasar a una consideración más práctica y objetiva de los problemas en cuestión. ¿Cuanto costará el terreno? ¿Qué sucederá con el suministro de agua y electricidad? ¿Cómo está el mercado de trabajo en ese lugar? ¿Cual es la media de los salarios en esa zona? ¿Cómo se puede obtener un capital suficiente? Las respuestas a estas cuestiones prácticas nos darán un marco mas realista de nuestro proyecto.
Con nuestra imagen podemos anticiparnos con el fin de obtener un plan de acción realista,una síntesis de otra idea de partida y de nuestra búsqueda concreta. Nuestro plan de acción puede estar muy alejado de de nuestra idea de partida. Pero este es probablemente el plan que tiene más posibilidades de funcionar en la práctica. Al mismo tiempo esto no es más que un plan, todavía no es la fabrica misma.
Finalmente hemos de actuar, hace falta que avancemos y que comencemos a construir la fábrica. Cuando lo hacemos, descubrimos que el trabajo real cotidiano es totalmente diferente de nuestros proyectos y encontramos numerosos problemas imprevistos. Eso sucede porque nuestro proyecto cuidadosamente preparado todavía pertenece al área del pensamiento. La fábrica que construimos pertenece al mundo real. En el mundo real hace falta que pasemos por numerosas pruebas y numerosos problemas. Y es a través de estas pruebas y de estos errores como surge lentamente la fábrica desde la tierra. La serie de etapas de este proyecto, la fase idealista, la etapa objetiva, la etapa de la planificación y la etapa práctica en si siempre nos la encontramos en la vida cotidiana.
Cuando reconocemos la necesidad de esta serie de etapas en nuestro pensamiento, podemos generalmente salir adelante. En tanto que no tomen conciencia de esta progresión a través de los cuatro estadios, los idealistas se quedarán paralizados a causa de sus fuertes ideales, a menudo heroicos. Aquellos que son demasiado objetivos, sin ideales, también se quedarán paralizados porque su análisis objetivo de todas las trampas posibles les volverá demasiado precavidos. Pueden dudar por temor al fracaso. Unos son demasiado valientes, demasiado idealistas. Otros son demasiado timoratos, demasiado objetivos. Es para evitar ser demasiado valientes o demasiado timoratos que practicamos zazen.
En el Shôbôgenzô el Maestro Dôgen dice: “Practicar zazen es la totalidad del Budismo, y el Budismo no es más que la práctica de zazen”. De manera que, desde el punto de vista último, la práctica de zazen es el fin de nuestras vidas. Zazen no es únicamente una forma de encontrar el éxito en nuestras vidas, es el despertar mismo. Practicar zazen es nuestra salvación. La práctica de zazen nos permite reunir a nuestros ideales, nuestros objetivos y nuestros planes realistas en un todo sintético.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Si deseas dejar un comentario, has de tener una cuenta en Wordpress, Google, OpenId, Blogger o cualquier otro sitio de autentificación de usuarios.
Gracias por tu visita y por tu comentario.