La fragilidad de la vida, tan claramente palpable en estos días terribles y dolorosos que estamos viviendo en Valencia, nos confronta con nuestra propia finitud. Esta realidad, simultaneamente colectiva y absolutamente personal , ha impulsado en gran medida a la humanidad, para bien y para mal, a crear culturas, tecnologías y sistemas religiosos. El dilema sobre el sentido de la vida y la inevitabilidad de la muerte se presenta como una pregunta ineludible para todos los seres humanos, en todas partes y a lo largo de la historia, y se nos manifiesta también como una paradoja irreductible.
El problema de la muerte es, en realidad ,un problema de la vida; del ser vivo que contempla un horizonte sobre el que no es posible afirmar nada con certeza, más allá de proyecciones imaginarias y arbitrarias creadas por el que vive, no pudiéndose en cambio decir nada desde el no-lugar de la muerte.En vez de buscar respuestas, que por su propia naturaleza son imposibles, resulta más adecuado y factible profundizar en los término mismos del problema. Interrogar el sentido de nuestra existencia, en un mundo que a menudo parece absurdo o incomprensible, nos lleva a ahondar, por otro lado, en la interconexión entre todos los seres que nos componen y a valorar el momento presente como la única realidad que verdaderamente poseemos. Es aquí, al abrazar y servir a esta realidad presente, donde podemos encontrar la solución a los dilemas de la vida y la muerte, que, planteados de la forma habitual, auto centrada o egocentrica, "vivimos" como un problema, sin necesidad de buscar la conciliación de lo radicalmente ajeno en un futuro imaginario. Como dice Dōgen en uno de los textos que presentamos a continuación:
Cuando se dice vida, no hay otra cosa que vida; cuando se dice muerte, no hay otra cosa que muerte. Por tanto, cuando llega la vida, es solo vida; cuando llega la muerte, es necesario servir a la muerte. No odiar, no desear. […] Para convertirse en Buda, hay un camino muy simple: no hacer el mal de ninguna forma, sin apego al ciclo de vida y muerte, cultivando una profunda compasión hacia todos los seres vivos.
La cuestión de la vida y la muerte, aunque transversal en toda la obra de Dōgen, como en la de cualquier pensador religioso, es explícitamente abordada por este en tres de sus textos: Genjōkōan (Convertirse en el ser), que fue elegido por él como el primer texto de su obra magna, el Shōbōgenzō, constituyendo en gran medida un compendio introductorio del resto; Shōji, literalmente Vida y muerte; y Zenki, que aquí traducimos como El funcionamiento integral, siguiendo las traducción propuesta por la Stella del Mattino, que es de donde parte nuestra propia traducción. Es recomendable leer estos tres textos de manera conjunta.
En cuanto al Genjōkōan, ya hemos publicado diversas traducciones del mismo en este blog (una basada en la traducción de Gudō Nishijima, otra de Shōhaku Okumura y otra, la más reciente, que antecede a esta entrada, de La Stella del Mattino). También habíamos publicado ya las traducciones de Shōji y Zenki, si bien hemos decidido revisarlas, reagrupándolas en un pequeño libro, que presentamos hoy, junto con los comentarios realizados en su momento por Giuseppe Jisō Forzani. A los anteriores textos, por estar directamente conectados con el tema de hoy, hemos añadido una reflexión personal de Forzani sobre la cuestión de vivir y morir, un breve ensayo de Mauricio Yushin Marassi, y la traducción de un poema del maestro zen japonés Kōshō Uchiyama, siendo estos tres últimos textos inéditos hasta ahora en castellano.
Crucifixus est Dei Filius, non pudet, quia pudendum est;
ResponderEliminaret mortuus est Dei Filius, prorsus credibile est, quia ineptum est;
et sepultus resurrexit, certum est, quia impossibile.
— (De Carne Christi V, 4)
que puede traducirse como:
"El Hijo de Dios fue crucificado, no hay vergüenza, porque es vergonzoso;
Y el Hijo de Dios murió, es por eso por lo que se cree, porque es absurdo;
Y sepultado y resucitado, es cierto porque es imposible."
Hola Pietro. Ciertamente ese tipo de pensamiento le sirve a algunos para afrontar el problema existencial, solo hay que creérselo. Pero en otros casos, la "creencia" no (nos) sirve de mucho...
EliminarUn abrazo
El Hijo de Dios no murió ni morirá. El Hijo de Dios vive. Solo vive. Morir a uno mismo es nacer al espíritu. Es entrar en la vida eterna. Pero si esto es unacreencia, sirve de muy poco. No es la creencia lo que salva, sino la sabiduría.
Eliminar"Cuando se dice vida, no hay otra cosa que vida; cuando se dice muerte, no hay otra cosa que muerte. Por tanto, cuando llega la vida, es solo vida; cuando llega la muerte, es necesario servir a la muerte". Esta frase no es nada mal que una constatación de la evidencia. Una banalidad. Esto lo saben todos. Si uno está vivo quiere decir que no está muerto. A un nivel más profundo es falsa porquè trata unicamente de la muerte del sujeto individual. Mi hija Claudia murió hace poco y ahora yo vivo a estricto contacto con la muerte y la ausencia de Claudia con lo cual en mi no hay unicamente vida sino también muerte. Hay vida y muerte al mismo tiempo. Lo que expresa Tertuliano no tiene nada que cer con el concepto de creencia. Credo en Latín es estar seguro. Los romanos eran gente sumamente concreta. Lo que cada vez me sorpende es la imposibilidad, que he constatado muchas veces, de los budistas de leer un texto cristiano. Leer un texo quiere decir dejar que nos hable más allá de nuestros prejuicis, lo cual no quiere decir compartir su sentido, unicamente dejarlo hablar. Lo que Tertuliano dice ese que para entender es necesario salir de las categorias establecida y hacer lo imposible posible. Es decir la Fe es una facultad, una posibilidad más bien, de ampliar el conocimiento humano más allá de la razón pero no en contra de la razón puesto que creer es acto básico de conocimiento ya que la casi totalidad de nuestro conocimmiento naturales los creeemos, no los combrobamos. Para regresar a Dogen la posibilidad de volverese Buda es evidentemente algo que uno no experimenta sino cree posibe aunque parezca imposible. No quiero ser polémico pero muchas cosa se pueden sacare de un texto, es cuestió de saber escucharlo. El díálogo interrreligioso es escuchar empaticamente. Hay diálogo unicamente si hay escucha empática. Los budistas hablan de dialogo en el silencio: que me parece se pueda traducir: tú callate que yo no te escuho ni tengo gana de hablarte.
EliminarLo primero, es acompañarte en el dolor por la muerte de tu hija Claudia. Dicho esto, tengo que decir que no estoy muy de acuerdo con la primera frase: "Cuando se dice vida, no hay otra cosa que vida; cuando se dice muerte, no hay otra cosa que muerte" y la que le sigue. De acuerdo a mi experiencia, la muerte no existe, solo existe la vida. Existe algo que podríamos llamar "proceso de morir", que se aplica por igual a la muerte y a la meditación, pero ese proceso no es dejar el cuerpo, sino el ego. Una vez se desprende uno del ego, el proceso de la muerte termina, y comienza la vida (es un modo de hablar). Tampoco puedo estar totalmente de acuerdo con esto otro: "Hay vida y muerte al mismo tiempo". En mi experiencia, la muerte no existe. Es solo una percepció falsa del ego, que equipara que su desaparición a la muerte. Pero el ego no existe, por lo que no puede morir. Es un contrasentido. "Credo en latín es estar seguro": esto es algo que no sabía. Si ese es su significado, creer es equiparable a saber, y por tanto a lo que el budismo llama iluminación. Muchas cosas de los evangelios quedan claras si se usa creer como sinónimo de saber. Tienes razón en que pocos budistas saben leer un texto cristiano, pero eso es porque no han aprendido el lenguaje cristiano (y algunos parece que hasta se niegan a aprenderlo). Una vez aprendido, cualquier texto cristiano se puede traducir al lenguaje budista. Efectivamente, debe dejarse que hablen los textos. Poco después, dices que creer es un acto básico de conocimiento. Antes habíamos quedado en que creer equivale a saber, por lo que ese saber se refiere a sabiduría interior, no meramente intelectual. Sobre Dogen, no digo nada, porque no tengo opinión formada sobre él y sobre sus escritos. El diálogo interreligisoso requiere de silencio, pero también de palabras, de lo contrario no sería verdadero diálogo.
EliminarSaludos.
Gracias por tus palbras sobre Claudia. Si, creer es equiparable a saber en latin. Si yo creo también que haya la posibilidad de una reciproca traducibilidad entre textos cristianos y budistas pero se necesita mucha humildad, paciencia, esfuerzo, conocimiento y uma mente libre de prejuicios. No creo que todo se pueda traducir pero mucho si.
EliminarMuchas gracias por compartirlo! _/\_
ResponderEliminarGracias con tus bellas palabras y el libro que compartes _/\_
ResponderEliminarLa posición de Epicuro es más clara si hay la muerte es que no hay más yo. Más clara pero igualmente desesperada.
ResponderEliminarAmbos lo que dicen es: no hay nada que hacer así no hay porqué preocuparse.
El punto es que es imposible no preocuparse de la muerte, o es posible pero esto lleva a una vida sin significado, vacía. Inauténtica como dice Heidegger. Heidegger era más honrado ya que según él la vida auténtica, es angustia y que sólo es posible en la angustia. Los que viven en la angustia son lo que de verdad viven.
"Si hay muerte es que no hay más yo", es algo que no me cuadra. Yo diría lo contrario, si hay muerte es que hay yo. Cuando el yo cesa, la muerte cesa. "Es imposible no preocuparse por la muerte", dices, y eso es cierto mientras hay un yo. No creo que nadie pueda de dejar de preocuparse por la muerte, si tiene un yo. Ni llevando una vida vacía se puede olvidar la muerte, mientras haya un yo. Tampoco puedo decir que esté de acuerdo con Heidegger, en eso de que la vida auténtica solo es posible en la angustia. "Los que viven en la angustia son los que de verdad viven": me temo que no puedo aceptar eso. En la verdadera vida no existe ni sombra de angustia.
ResponderEliminarSaludos.
Otro concepto que me parece bastante equivocado es el de Atman - Yo. Es decir se considera sin discusiones qhe Atman sea Yo en el sentido de la psicologia. Al tiempo del Budha no exixtia la psicologia el concepto de Atman se refiere a algun tipo de substancia sutil que para el Induismo es autonoma del cuero y para el budismo no se entiende bien pero tira a ser independiente. Hay coerencia en el induismo donde el Atman siendo permenente es es el soporte del Karma en el Budismo las cosas son más complicadas ya que si el Atman es impermanente de instante en instante no se sabe cual es el soporte del alma. Aqui han sido propuestas infinitas soluciones ingeniosas y profundas. Pero el Budosmo europeo se ha identificado el atma con el de la psicologia que no soporta el karma porque a la psicologia no le importa un pepino el Karma. Aunque pueda parecer raro los cristianos católicos tienen la misma posición que los budista: no cree en la parmannencia de alma Atman seoparada del cuerpo. En las fuentes de la Fe: el Credo Aposolico y el Credo castantinopolitano que son los textos en los cuales se dice lo que crees los cristianos se dice: "creo e la resurreción de los muerto (con sus cuerpos) y no e la pemanencia del alma. La doctrina de la inmortalidad el alma es neoplatonica y en cierta medida esstoica pero de algún modo cristiana aunque nada impida que los cristianos sean neolatonicos o estoicos puesto que crean en la resurrección de los cuerpos. Esto es un punto de parcial coincidencia con el budismo.
EliminarQueria escribir tira a depender
ResponderEliminarTe he enviado un watshap, pero parece que no lo tienes activo. ?
EliminarEfectivamente, la cuestión de la resurrección de los cuerpos es algo que tiene cierto interés, para mí también. La idea, en principio, es más bien absurda, porque los cuerpos se descomponen y no hay modo alguno de volver a formarlos para que resuciten. Es una idea delirante, que no se sostiene, por lo que se podría pensar que quien habló de la resurrección de los muertos era una persona desquiciada y enferma. Pero hay un planteamiento distinto: que el cuerpo al que se refiere no tiene por qué ser el cuerpo físico. Es dificil decir que clase de cuerpo es. Se le podría llamar cuerpo de luz, tal vez. Así, el Evangelio de Tomás dice "Dentro de una persona de luz hay luz, y él ilumina el mundo entero". Esa luz de la que habla el Evangelio de Tomás, podría ser el cuerpo que resucita. Y ocurre justamente cuando el cuerpo físico muere. Muchas personas que tienen una NDE hablan de haber entrado en una Luz y haberse hecho uno con ella. Las personas que tienen una experiencia espiritual, (unión con Dios, kensho u otras) también experimentan una Luz). El budismo tibetano habla de la clara luz, como la esencia de la mente. Dices: "El Credo Aposolico y el Credo castantinopolitano que son los textos en los cuales se dice lo que crees los cristianos se dice: "creo e la resurreción de los muerto (con sus cuerpos) y no e la pemanencia del alma". Correcto. Del credo se deduce que el cristianismo no cree que el cuerpo y el alma estén separados, sino que el alma es el cuerpo resucitado. Pero con "cuerpo resucitado", posiblemente se refiera al cuerpo de Luz. Porque creer que el cuerpo físico resucita, es disparatado.
ResponderEliminarSe trata de lo que se llama en el Nuevo Testamento cuerpo glorioso. Que sabemos de este cuerpo glorioso del Nuevo Testamento? Que es material, se puede tocar. Que puede comer: Jesús cuando aparece a los once pide algo para comer. Que no tiene las limitaciones propias de los cuerpos materiales normales: entra so abrir la puerta. No es inmediatamente reconocible: las mujeres que acuden al sepulcro no lo reconocen, ni muchos de los quinientos cuando se le manifiesta ni todos los once. No lo reconocen los dos discípulos de Emmaus que camina un día con Él y solo se dan cuenta de quien es por un gesto que solía hacer de manera particular, partir el pan. No se trata entonces de un cuerpo ordinario sino del cuerpo glorioso o luminoso de la resurrección. Gracias por su atención a mis post y por el intercambio que ha permitido.
EliminarInteresante aportación. Sí, uno se queda perplejo leyendo esas historias del NT. La primera reacción al leerlas es de rechazo, por considerarlas descabelladas. Pero hagamos el esfuerzo de ponerlas en claro: el cuerpo glorioso es material? Yo diría que es material e inmaterial, al mismo tiempo. Cierto, come y bebe, anda y de su boca salen sonidos, pero puede aparecerse y desaparecerse. Atraviesa paredes, sin pasar por la puerta, lo que da a entender que no es material. Sus discipulos no lo reconocen, pero tampoco notan en él nada raro. Simplemente, su forma física parece ser enteramente diferente. Por tanto, el cuerpo glorioso tendría características muy peculiares. Entonces, ¿qué puede significar esto? No lo sé. Solo podría especular sobre ello, y eso no conduciría a ninguna parte. Esto no tiene paralelismo alguno con el budismo. En ningún caso, he oido que haya personas que vuelven del más allá con un cuerpo distinto, con capacidades paranormales. Solo aparece en el NT. ¿Es una invención?¿O es algo real que no sabemos interpretar? No tengo respuesta.
EliminarEn Telegram acabo de escribirte
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EliminarHola Pietro. En estos días, aquí en mi tierra, es más importante intentar echar una mano que atender debates en el blog. Pero he encontrado un ratito.
EliminarMuchos de tus argumentos se me escapan, cada vez me estoy volviendo más simple o más obtuso, mi mete pierde agudeza, será la edad, pero sobre todo me faltan las ganas para "litigare". Pero alguna cosa puedo decir. Me parece que tienes una imagen un tanto estereotipada de lo que sea seguir el camino del Buddha, es un problema que muchos de los llamados budistas también tienen y puede que muchos cristianos también tengan sobre el Budismo.
Entre las múltiples cosas que dices hay algo que me ha tocado: "El díálogo interrreligioso es escuchar empaticamente. Hay diálogo unicamente si hay escucha empática. Los budistas hablan de dialogo en el silencio: que me parece se pueda traducir: tú callate que yo no te escucho ni tengo gana de hablarte."
Puede que muchos budistas tengan esa actitud, a mi puede que a veces me pase también, aunque creo que es algo que también os pasa a muchos cristianos. Yo no se si muchos budistas hablan de un diálogo interreligioso desde el silencio, no creo, se lo he escuchado a pocos. Yo sí que lo he dicho alguna vez, lo lleve después a término mejor o peor, que eso es otra cuestión (dicho en término cristianos; "En vez de lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer. Pero si hago lo que no quiero hacer, en realidad no soy yo quien lo hace, sino el pecado que está dentro de mí." Romanos 7:19-25)
Cuando se habla del silencio como medio para el diálogo interreligioso lo que debería primar es el silencio interior, el silencio de si mismo para acoger el decir del otro, o mejor aun, la presencia inmediata del otro. Acoger al otro, como peregrino también en este camino que es la vida. Acoger en el silencio no es ni meterse en un bunker, ni rechazar el hablarle al otro, no es despreciar; es escuchar desde el silencio interior, que puede unificarnos. Es compasión, es karuna, es abrazo.
Dogen, acaba Uji con las siguientes palabras; "Para convertirse en Buddha hay un camino muy simple: No hacer el mal de ninguna forma, sin el corazón apegado a vida y muerte, vuelve profunda la compasión [el afecto, la pietas] hacia todos los vivientes, honra lo que está en alto, se compasivo con lo que esta bajo, no tengas un corazón que odie nada, no tengas un corazón que anhela, no tengas pensamientos en el corazón, no estés inquieto, esto es lo que llamamos Buddha. No busques otra cosa."
Ese proceso es Buddha, no una meta idealizada (e imposible por tanto, inalcanzable por definición) sino un camino al que llamamos nuestra propia vida ahora. El problema de la vida (si es que es un problema) solo se resuelve viviendo, el problema de la muerte (si es que es un problema) solo se resuelve muriendo.
Las especulaciones o creencias sobre muertos que resucitan o sobre vidas después de la vida, pueden ser de utilidad para muchos, pero en cualquier caso son ajenas a anatman/pratityasamutpada (no ser permanente/origen codependiente de toda cosa) en las que se basa el Budismo de todas las épocas y lugares. Si se renuncia a esos dos principios ya no estamos ante el Budismo, sino ante otra religión.
ResponderEliminarRoberto yo no soy budista pero quise practicar veinte años y vivir esta sabiduría. Me dì cuenta despuès que por lo menos aquí en Europa no había ninguna sabiduria y el western buddhism es un prooducto del colonialismo y del nihilismo del Occidente. La manipulación de caminos profundamente espirituales de pueblos no blancos para trasformarlos en exotismo barato. Pero toma nota de una cosa yo he buscado veinte años con la más grande seriedad y con muchisimo esfuerzo y confianza antes de llegar a esta conclusión tan dolorosa y costosa.
EliminarLos que con cierta arrogancia definís "nuetra fe como creencias sobre muertos que resuscitan o sobre vida despuès de la muerta, no habeis hecho el mínimo esfuerzo para entender el cristianismo, ni el Credo ni probabilmente habeís participado en la vida a un retiro caólico, lo cual es muy legitimo pero entonces tendriais que callar sobre el tema. En cambio juzgais con palabras que no indican voluntad de entender ni capacidad de escucha sino prejuicios. Es decir la forma de pensar del nihilismo occidental considerato como horizonte absoluto. Es muy legitimo ser nihilista pero es lo que yo he encontrado en cualquier grupo de budhistas zen. Inapacidad de salir de su propia zona de confirt espiritual, de romper los esquemas como se dice en el Evangelio: "el Espirutu sopla donde quiere" y también: "Solo quien vuelve a nacer en el agua y en el Espiritu puede entender", los budhistas en cambio juzgan a los cristianos sobre el fundamento de la lògica anti cristiana, materialista, reducionista y nihilista de la modernidad y posmodernidad occidental. Encerrados en sus dogmas. Recuerdan bastante a los ojos de un cristiano a los Fariseos que llevan el mercado de Kesas, retiros, mandalas cinturas, incienso y trajes exoticas en el templo, orgullos de ejecutar gestos perfectos y mantener posturas rituales impecables. Lo que digo vale por el wester buddhism el oriental lo conozco poco y me parece que sea otra cosa.
Y lo digo con pena porque gasté veinte años de mi vida en un camino sin salida.
Con afecto y amistad.
Hola Pietro!
EliminarCreo que cuando hablas de nihilismo en el Budismo occidental, me parece más una crítica dirigida al pensamiento occidental actual, en general, extensible, en todo caso, a cualquier cosa que adopte el término "occidental" como adjetivo, que al propio Budismo occidental en sí.
No creo que entre los budistas occidentales haya, en su mayoría, una apuesta decidida por el nihilismo, como pensamiento rector de sus vidas - alguno puede que haya, siempre hay casos extremos -, lo que dificultaría, por otro lado, la práctica de una ética budista en sus (nuestras) vidas, en particular, y el desarrollo, por lo tanto, del propio Budismo occidental, en general.
Creo, como decía al principio, que en todo caso, de nihilismo -quizás en un sentido laxo - o de crisis de valores - más, en general -, se podría hablar a la hora de describir el caldo de cultivo con el que se encuentra el Budismo en su llegada a Occidente, como una de las características de la sociedad occidental presente.
En cuanto al Budismo occidental, para toda reflexión, creo que es importante tener presente que este no es un "producto acabado", por así decir, sino que más bien se trata de un fenómeno naciente, bastante más parecido al Cristianismo de los Padres del desierto y de las catacumbas, que al Cristianismo de la Contrarreforma o del Concilio Vaticano II. En los primeros siglos del Cristianismo, como es sabido, encontramos distintas voces: nestorianos, arrianos, docetista, priscilianos, donatistas, etc. Creo que tal disparidad es la muestra de que para que una religión encuentre acomodo en un área cultural determinada, eche raíces y madure, necesita de varias generaciones, transitando por un período de evolución fascinante e interesante aunque no exente de desviaciones, tropiezos, errores e, incluso, callejones sin salida.
Por último, creo que el diálogo interreligioso es posible, más que a partir del pensamiento o de la expresión filosófica, que, sin duda, en toda religión tiene su lugar, a partir del reconocimiento mutuo de entrada de la dimensión salvífica (del pecado, en el Cristianismo; de duhkha, en la Vía de Buddha) de aquella tradición religiosa con la que se pretende interactuar; solo así, el diálogo cuenta con los puentes suficientes que permitan que la conversación fluya en un plano de igualdad, la propia de nuestra condición humana.
_/\_
Hola Pietro, no quiero entrar en respuestas largas. Solo quiero decirte que tienes toda la razón. Yo he sido budista 42 años, ya. Primero en el budismo tibetano y luego el budismo zen. El budismo tibetano no tiene nada que tenga que ver con el cristianismo, pero el zen me ha llevado a mis raices cristianas, y me lleva a profundizar en ellas cada vez más. No a nivel de conceptos, sino a nivel de experiencia. Budistas y cristianos pisan un terreno común cuando se entra en el campo de la experiencia, aunque cada uno tiene su idiosincrasia. Pero sin experiencia interior, ambas religiones son completamente distintas. NO tienen nada en común. Por eso, hay que llegar a la experiencia, que los budistas llaman iluminación y los cristianos, unión con Dios. Yo he tenido la fortuna de aprender de personas que tenían ese tipo de experiencia, y he podido ver que budismo y cristianismo tienen la misma base. Todo lo demás es cuestión de lenguaje. Saludos, Pietro. Créeme si te digo que comprendo como te sientes.
EliminarHola LD!
EliminarNo es cierto eso de que cristianos y budistas "pisan un terreno común." Ambas tradiciones tienen medios y propósitos diferentes que, si no se respetan y se tienen en consideración, en lugar de diálogo, se está hablando de homologación, cuando no de un "totuum revolotuum", del que no puede extraerse sentido alguno.
Hablar de terreno en común, ya no solo entre Cristianismo y Budismo, sino entre tradiciones espirituales, en general, es posible, sobre la base de qué significado tiene dicha tradición y cómo se manifiesta en la vida cotidiana de cada practicante, siendo en esta donde pueden encontrarse las concomitancias que construyen el diálogo, a pesar de las diferentes expresiones, formas y estilos que lo compongan.
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Rectifico: el budismo tibetano, también tiene terreno común con el cristianismo, si bien es menos claro y evidente,.
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ResponderEliminarEl articulo que sigue sacado de la Revista "Philosphia" Perennis me parece un ejemplo posible ede una manera seria y sensata de acercarse al Budhismo Zen y al Tomismo católico con un esfuerzo de comprensón reciproca. No es muy brillante, puede no gustar pero es honrado y toma en serio las posiciones del otro sin tacharlas de "creencias que a lo mejor pueden ser útiles" y sin subrayar diferencias insalvables como ha ocurr. Como ha ocurrido en esta discusión.
Zen y Tomismo
Acabo de terminar de ver Erleuchtung Garantiert (EG) (Ilustración Garantizada), una película de 1999 de Dorris Dörrie, recientemente mejor conocida por su película de 2008, Die Kirschblüten – Hanami. Me llamó la atención una cita de un libro sobre Zen que aparece en la película. Primero permítanme ofrecer una breve sinopsis de EG. Traza el crecimiento espiritual de dos hermanos, Uwe y Gustav, a medida que pasan de una vida matrimonial en Alemania a una especie de libertad zen laica en Tokio. Primero conocemos a Uwe, un agente inmobiliario, un marido malhumorado e insatisfecho y padre de cuatro hijos, mientras que Gustav aparece por primera vez como un consultor de diseño de fengshui bastante sereno y alegre, devoto de la sabiduría zen y marido de una esposa superficial. Debido a una crisis repentina en su vida, Uwe convence a Gustav para que le permita acompañarlo en su viaje a Tokio, durante el cual Gustav quiere visitar Noto Monzen, un monasterio zen. En Tokio, los dos hermanos, que en su mayor parte mantienen una conversación hilarante, rápidamente encuentran dificultades y se las arreglan lo suficiente para llegar a Noto Monzen. Allí viven un breve tiempo como novicios zen, una experiencia que por momentos saca a relucir viejos rencores de su infancia, pero que al final les ayuda a enfrentarse a sí mismos y a encontrar una mayor paz. La película está magníficamente bien dirigida, deliciosamente interpretada y perfectamente estructurada diegéticamente.
En el vuelo a Tokio, Gustav intenta consolar a Uwe entregándole un libro sobre Zen. Uwe encuentra una tarjeta en el libro y lee: “Leben heißt Leiden [La vida es sufrimiento]”. Le devuelve el libro a Gustav con desconcertado desdén. Más tarde, sin embargo, Uwe se concentra más en el libro y, en el tren a Noto Monzen, lee las siguientes palabras:
ResponderEliminar“Tenemos que ver a través de la ilusión de que hay un yo que está separado de eso. Nuestra práctica consiste en eliminar la brecha. Sólo en el momento en que nosotros y el objeto nos convertimos en uno podremos reconocer verdaderamente nuestra vida”. “Debemos mirar a través de la ilusión de que hay un yo separado de eso allí. Nuestra disciplina [ascética] tiene como objetivo cancelar esnuestra vida.
Esto inmediatamente me pareció una combinación metafísica interesante. Primero, la mención de Uwe de que “yo y el objeto se vuelven uno” me recordó que la unión del sujeto y el objeto es un principio fundamental de la epistemología tomistotélica (TE). Como señala Santo Tomás en De Veritate, citando De Anima III, 8 de Aristóteles, el alma es en cierto sentido todas las cosas (lat., hoc autem est anima, quae quodammodo est omnia; gk., εἴπωμεν πάλιν ὅτι ἡ ψυχὴ τὰ ὄντα πώς ἐστι πάντα·).[
En TE hay una unión genuina entre el órgano perceptor y el objeto percibido. Por ejemplo, la luz es el objeto (o modo de ser perceptivo) adecuado para el ojo. El sonido es el modo de ser perceptivo adecuado para el oído. La textura es el objeto propio de la piel. Etcétera. La unión de objeto y sujeto, perceptor y percibido, es el acto de cognición sensible. Como dice Santo Tomás en De Veritate (citado más abajo en la nota [1]),
ResponderEliminarConvenientiam vero entis ad intellectum exprimit hoc nomen verum. Omnis autem cognitio perficitur per assimilationem cognoscentis ad rem cognitam, ita quod assimilatio dicta est causa cognitionis: sicut visus per hoc quod disponitur secundum speciem coloris, cognoscit colorem.
El perceptor tiene la potencia de la vista, pero sólo cuando su potencia visual se combina con un objeto visual adecuado se involucra en la percepción activa (es decir, la vista, el oído, el sentimiento, etc.). Por la misma razón, los objetos propios de sensación poseen la potencia de percepción (es decir, perceptibilidad), pero sólo en combinación con un perceptor son agentes (es decir, entidades activadoras) de la percepción. Si careciéramos de la potencia para percibir ciertos anchos de banda, por así decirlo, ontológicos de la realidad, nunca podríamos percibir sin activar órganos protésicos adecuadamente sintonizados con esos anchos de banda. Del mismo modo, si un objeto carece de potencia para ser percibido, entonces nunca podrá ser percibido.
Lo que es una estrella qua objectum scientia (como “un objeto de conocimiento”) equivale simplemente a cuáles de sus potencias perceptivas se actualizan. El papel de la ciencia es escudriñar cuáles de estas potencias están realmente ahí para ser percibidas en diversos objetos, y luego taxonomizar los objetos según su naturaleza real.
ResponderEliminarEn cualquier caso, sólo cuando postulamos una inconmensurabilidad absoluta entre el órgano de percepción y los objetos de percepción, como lo hizo Descartes, perdemos el derecho a decir que los perceptores realmente conocen los objetos en su entorno (como lo ha afirmado la epistemología poscartesiana). demostrado in extremis). Si no existe una unión genuina (es decir, innata o natus/naturalis) del objeto y el sujeto, entonces, como afirmó Locke, todo lo que conocemos son nuestras ideas de los objetos, nuestras vívidas representaciones internas (secundarias) de objetos (primarios) que de otro modo serían incoloros, insonoros, insípidos, etc.
El “vínculo común” en el que objeto y sujeto “se encuentran mutuamente” se llama ser intencional (esse intencional). La mente que percibe deambula por el mundo, en ambos sentidos: aproximadamente como en “a lo largo de” (a lo largo de la “línea del mundo” en el espacio-tiempo) y aproximadamente como en “hacia”. La mente forma de manera persistente y natural vínculos intencionales con los objetos (res extensae) que encuentra, y eo ipso se conoce a sí misma como un ser cognoscente (res cogitans). La percepción y la cognición son intrínsecamente intencionales, están dirigidas a, en tensión, con los objetos de su atención. Como leyó Uwe en el libro sobre el Zen:
ResponderEliminar“Sólo en el momento en que nosotros y el objeto nos convertimos en uno podremos conocer realmente nuestra vida”.
Hasta aquí la primera consideració sobre la cita de Uwe. Lo segundo que me llamó la atención es cómo esta convergencia de las ideas Zen y TE –sobre la unión del objeto y el sujeto, el yo y el eso ahí– socava seriamente la división convencional (¡oh, qué ironía!) entre la sabiduría occidental y oriental. . Tanto en el zen como en el tomismo hay un énfasis vital en la inmediatez del mundo en nuestra percepción del mismo. La inmediatez del mundo real llena nuestras mentes hasta el punto de que estamos literalmente desplazados de nuestro interior. La inmediatez del mundo nos saca de nosotros mismos, del provincianismo asfixiante de nuestro mundo interior cuando está desprovisto de contenido objetivo. El ascetismo zen es una fórmula de compromiso sistemático con el mundo para alejarnos de nuestro Ego, de la ilusión de que el “yo” existe por sí solo, como una realidad autónoma.
n el ascetismo zen y la TE (que, por supuesto, también florecieron durante siglos en un medio espiritual católico), nos encontramos verdaderos a nosotros mismos sólo cuando nos encontramos verdaderamente en el mundo. Para un teísta, esto significa, por supuesto, que nos encontramos entre nuestros semejantes, unidos a ellos por vínculos intencionales, que están mediados por nuestras capacidades cognitivas. La universalidad del ser intencional en entidades discretas no sólo nos permite conocer objetos, sino también conocernos verdaderamente a nosotros mismos como conocedores en la unión de nuestras mentes con los sensibles que tenemos ante nosotros. No podemos, al modo de Descartes, conocernos a nosotros mismos como conocedores existentes aparte de lo que conocemos, aparte de aquello que informa activamente la potencia de nuestras mentes.
ResponderEliminarPero hay más. Dado que el ser intencional no es un ser puramente natural (esse naturale, es decir, la “cosa en sí” cuando no se percibe) ni puramente abstracto (esse inmateriale, es decir, como un concepto puro aparte de su instanciación material particular), sino un vínculo entre estos dos tipos de seres, es el puente sobre el cual nos encontramos detrás de la materia pura y las ideas de la Mente Divina. Podemos imaginar cosas que no existen, pero sólo tienen esse inmateriale, y las cosas, según Berkeley, pueden existir sin que las percibamos. Es la pura inmaterialidad , digamos , despojada de todas las características materiales particulares como esta o aquella instancia de "2", lo que permite que "2" surja repetida, inagotable e idénticamente en toda la realidad material. En la medida en que cada percepción es una pequeña sorpresa que “emociona” y anima nuestro mundo cognitivo ––en la medida en que cada cosa es algo real que no necesariamente tenía que existir en nuestra percepción y que puede desaparecer en cualquier momento–– entonces toda percepción es un desfile constante de la contingencia del mundo. Ninguno de nuestros contenidos perceptivos existe para nosotros necesaria y absolutamente; todos van y vienen y cambian.
Entonces el mundo no existe necesariamente; llegó, está en camino y siempre cambiando. Percibir esto es percibir que su contingencia para todos los perceptores posibles es tan fundamental como la de todas las percepciones para nosotros como perceptores. La unión sublime del conocedor con lo conocido es un objetivo de la práctica Zen, pero en última instancia y verdaderamente es privilegio exclusivo de Dios, en quien todas las cosas existen en unidad con Su propio ser.
ResponderEliminarEn definitiva, el Zen y la TE son teorías de la existencia estética. Cualquier obra de arte goza de los tres modos de ser que mencioné anteriormente: esse naturale, esse inmateriale y esse intencional. En la mente del artista, antes de producir la obra, una obra de arte es una “cosa” inmaterial puramente abstracta, aún inmaterializada e indiferenciada por la materia. (Si mi concepto de una futura obra de arte es simplemente mi estructura neuronal mientras lo reflexiono, entonces ¿por qué el producto terminado real no se parece en nada a una masa de tejido cerebral?) Una vez producida, la obra de arte disfruta de una existencia natural incluso cuando nadie la ve. Cuando las luces se apagan y las puertas se cierran en la galería, las obras de arte del interior persisten, como objetos naturales pero no como objetos de arte. Sólo cuando su potencia estética se activa en el momento de la percepción, las obras de arte “movilizan” su modo intencional de ser, una movilización que activa concomitantemente la mente del sujeto en la unión intencional discutida anteriormente. Esto es, por supuesto, lo que el amante del arte quiere decir cuando dice que "se pierde en" una obra de arte, y lo que explica el antiguo vínculo entre el arrobamiento estético y el religioso: su Ego se amalgama con el ser intencional del objeto arte y, a su vez, ella puede avanzar a lo largo de ese puente intencional hacia la belleza del arte mismo tal como existe desde la eternidad en la Sabiduría Divina. Conocer la belleza de la creación es conocer la belleza preeminente del Creador. Estos no son más que los tres caminos clásicos de la teología escolástica (es decir, via causalitatis, via remotionis y via eminentiae) desplegados en el mundo del arte.
Ciao Pietro!
EliminarHe intentado leer todos tus comentarios en los que comparas el Budismo Zen con el pensamiento tomista, intentando no perderme y sin que se me entrecortara el aliente o me faltara el aire para respirar...No estoy seguro de haberlo conseguido o de haber salido bien parado en el intento :S
Bien, creo que hay algo que si no entendemos, debidamente, acerca de la práctica budista y, por extensión, del Zen, toda comparación, corre el riesgo de convertirse en un intento de homologar - por decirlo suave - aquello que "no conocemos", que nos extraño, ajeno a nuestra cultura, con la que ya conocemos, con lo propio, con lo que lleva vagando, formando e impregnando nuestra cultura, la cultura occidental, durante siglos.
El propósito de la Vía de Buddha es el de la liberación de duhkha, traduciendo duhkha, muy resumidamente como el malestar o sufrimiento inherente a la existencia. Esto, en los distintos budismos que han ido apareciendo y desarrollándose a lo largo de los siglos, puede ser expresado de múltiples y variadas formas, haciendo hincapié, algunas, en determinadas cuestiones doctrinales, o bien, reflejando aspectos de la cultura que la Vía de Buddha, siendo aquella el odre que contiene el vino y que nunca deberíamos confundir este con aquel. Por lo tanto, econtrar expresiones budistas como "la unión de sujeto y objeto", "la no separación de sujeto y objeto" o similares, nunca deberían entenderse en sentido ontológico, aspecto que no tiene interés para la práctica de la Vía, sino que deberíamos leerlas como alusivas, como alentadoras para la propia práctica; en una palabra, son expresiones soteriológicas, dado que "aquello" a lo que aluden es realmente inefable, inaferrable, se encuentran más allá de la razón, de lo humano...
Creo que, en la línea de un verdadero diálogo entre tradiciones religiosas, siendo importante el reconocimiento de aquellos puntos en común, que sirven de puentes, de facilitadores, por así decir, que son los propios del sentido religioso en lo humano - algo que no posee ninguna otro ser vivo -, igual o más importante debería ser conocer y reconocer las diferencias entre los interlocutores, ya que, de no hacerlo, se corre el riesgo de entrar, tácita o explícitamente, en el juego de la imposición de los propios valores y de las propias coordenadas en aquellas que nos resultan ajenas.
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Dónde dice: "...todos tus comentarios en los que comparas el Budismo Zen con el pensamiento tomista..", debería decir "todo el artículo de la revista "Philosophia perennis", en los que se compara..."
EliminarPerdón por la errata
Carlos, creo que el relativismo occodental haya arraiagado en el budhismo occidental trasformandolo a su imagen. Basta mirar el tipo de publicidad de los retiros, el precio, la ideología que es una ideología del cuidar su bienestar más propria de un epicureismo que de una religión. Sobre el último parrafo esoy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarHola Pietro!
EliminarDesde un punto de vista budista, el relativismo occidental, no es ni bueno ni malo en sí - al igual que, por poner ejemplos simples, ser rubio o moreno, alto o bajo, del norte o del sur, de una localidad costera o una montañosa - ; es, simplemente, un punto de partida.
Puede que, desde un punto de vista cristiano, tuviera sentido señalarlo como "el enemigo a batir", por decirlo así, dada la evolución del propio Cristianismo por estas tierras. Pero, quizás, a nivel personal, valdría la pena preguntarse si tal supuesto de entrada es necesario y qué sentido tiene.
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El relativismo es absurdo y se autorefuta: relativismo quiere decir que no se puede afirmar ninguna verdad absoluta. Pero la preposición no se puede afirmar ninguna verdad absoluta es una verdad absoluta porque si no lo fuera enonces sería legíyimo afirmar una verdad absoluta. Así que sobre el relativismo no se puede construir nada y no es un punto de partida de nada porqué no está de pié. La verdad es objeto de investigación y también criterio de investigación. Así que la verdad es dialectica y dialogica, en cambio en el relativismo no hay criterios y entoncess no hay dialogo posible, cada uno tiene su verdad qu es igualmente valida que la de cada otroy entonces no hay diálogo ni dialectica. En el relativismo la sola forma de afirmar una "verdad" es la fuerza, la violencia y el poder. Por eso los poderosos aman a los relativistas, faciles de corrumpir porque non creeen en nada (nihilismo). El relativismo no es un nemigo que abatir. El enemigo es el poder totalitario que lo emplea como arma. El Budhismo del Budha no es relativista. El Budha habla claro de Cuatro Nobles Verdades (Arya Sacca). El Western Buddhism convierte capciosamente las Verdades en cuatro nobles opiniones, cuatro nobles experiencias, cuatro nobles sentimientos, cuatro nobles lo que me sale a mi de los huevos. Pero no, Budha habló de verdad. Es lo mismo con desapego. El Budha habla de renuncia no de desapego. Por ejemplo Roig puede desapegarse de Mercadona y comprar Ferovial pero no puede renunciar a Mercadona. Tu mismo cuando hablas de "evolución del cristianismo por estas tierras" le das un sentido negativo que no tendría que darles porque en base a tus principios lo mas que tu pudieras decir es que la evolución del cristianismo por estas tierras no es buena ni mala. Pero no sabes mantener la coherencia de tus principios de una frase a otra.
EliminarCristianismo y verdad. Qualquier conozca aun superficialmente el cristianismo sabe que para el cristiano la Verdad no es algo abstracto, lógico o proprio del Intellecto la Verdad es una persona que hace dos mil años ha dicho: "Yo soy la Via, la Verdad y la Vida". Quie cree esto y da razón de esto es Cristiano. Si no se sabe nada es mejor callar.
Hola Pietro!
EliminarCuando hablo del "relativismo para el Budismo, en Occidente, es un punto de partida...", no me estoy refiriendo a que sea una piedra angular, ni una especie de prerrequisito. Simplemente, estoy afirmando - de una forma muy pedestre, sin pretensiones académicas - un dato de hecho, un mero reconocimiento de una característica de la sociedad en nuestra época. Sobre el mismo, efectivamente, se pueden emitir opiniones, juicios de valor, etc., pero, desde el punto de vista de "aquel" que sigue una tradición espiritual - cristiana, budista o cualquier otra - no es algo que deba tener - al menos, a priori - la mayor importancia. En todas las épocas y lugares, hay circunstancias "buenas"/favorables y "malas"/desfavorables, pero pienso que incluso estas, de alguna manera, son un estímulo para la práctica budista, en el sentido en el que el contacto con tales circunstancias nos habla de la primera noble verdad: la universalidad del sufrimiento. Creo que en el Evangelio, desde su perspectiva, se puede encontrar algo similar en fragmentos como aquel en el que se nos advierte de no poner nuestro tesoro en lo mundano, donde la polilla y el óxido corrompen cualquier cosa, o bien, los ladrones podrían hurtárnoslo...Pienso que no se trata de una excepción, sino que el espíritu de estas palabras se encuentra presente a lo largo del Nuevo Testamento.
Por otro lado, hablar de buenas/malas, favorables/desfavorables circunstancias es movernos, como decía en el terreno de las opiniones, juicios de valor, etc. Aquí, en sentido budista, sí que nos encontramos ante un punto de partida - ahora sí en el sentido de piedra angular - así como punto a observar, por lo tanto, a lo largo de todo nuestro caminar, ya que "mis opiniones", el "sentido de lo mío", "mi yo", son puestos en tela de juicio, ya que, se los dice, están íntimamente ligados con aquello que se afirma en la Primera Noble Verdad y que nos proponemos poner fin recorriendo la Cuarta, a cada instante. Sobre esto mismo, es decir, sobre los juicios de valor y las opiniones, se pueden encontrar fragmentos con una orientación similar en sentido cristiano: perdona a tu enemigo 70 veces 7, ama al prójimo como a ti mismo, el Sermón de la Montaña, donde "los mansos, los limpios de corazón, los pacíficos, los pobres de espíritu" son elogiados, etc.
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El punto en el cual la diferencia entre budismo y cristianismo es aparentemente insalvable es que los cristianos no creen en una doctrina sino en una persona y un acontecimiento: Cristo. En el Santo Evangelio es llamativo qye cuando Jesús conovoca a los primeros apóstoles no lo hace explicandoles una doctrina sino sencillamente diciendo: "Venid y vereís" o "Sígueme" esto por el hecho que en Él la vida y la palabre se han hecho carne. Esto es el nucleo del cristianismo lo esencial. Esto tampoco quita el deber para el Cristiano de justificar racionalmente su Fe. La Fe todaví no es algo que pertenece al cristiano es algo que le he dado y nadie puede quitarle. Esto es el punto clave. Aquí hace falta poner el foco. A pesar de la dificultad objetiva creo que un dialogo entre cristianos e budistas sea necesario aunque más dificil que un dialogo entre budistas y musulmanes, o judíos porqué no hay el obstaculo de la incarnación del Verbo. Lo demás es hablar sin contenido. El punto firme, la diferenica esencial es el Verbo encarnado. Pero me parece que exactamente donde la difirencia se hace insuperable que se abre la maravilla de lo inesperado. Tus palabras y tu paciencia me han llegado y te las agradezco. No creo que sea posible un sentido relgioso en una sociedad relativista, Gasta que se deshaga por su peso. Feices fiestas.
EliminarLD Gracias por su atención y su comprensión.
ResponderEliminarEl budismo zen en occidente, tal y como yo lo veo, es un zen degenerado. Me refiero sobre todo al Soto Zen. Ayer, por ejemplo, estuve en zazenkai dirigido por un maestro Soto americano-argentino, y comprobé que era zen dirigido solamente a producir un bienestar temporal. No digo que esté mal obtener tal beneficio, pero eso es solo la paga extra, no el beneficio principal. Y esto se debe a varias cosas. Una, que se toman ciertas enseñanzas de Dogen de manera sesgada, como la frase "práctica es iluminación", sacada de contexto. Otra, es que en occidente el Zen se ha convertido en una moda avalada por la Psicología y la Neurologia, sin que se pretenda ir más allá de lo meramente material. En Japón, el budismo Zen es ante todo un camino de despertar. Eso muy pocos budistas zen lo toman en cuenta. Porque muchos, además, no son budistas siquiera.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo.
EliminarHola LD!
ResponderEliminarSobre lo que dices del Zen de Dōgen...Bueno, creo que ya es desviarse mucho del tema. Pero te invito a que si quieres participes en forobudismo.com - no sé si lo conoces - donde hay varios hilos sobre el tema y se puede tratar ampliamente, en detalle.
Por cierto, habitualmente participa un forero llamado Daido que tiene una opinión parecida a la tuya. Lo mismo lo conoces! :D
Carlos, yo soy Daido, pero aqui no puedo cambiar ya mi nombre. En todo caso, esa respuesta era para Pietro, y no quiero enzarzarme en inacabables discusiones otra vez. Nos veremos por el foro. Saludos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Lonely Driver, y todos los demás. El budismo (zen o no zen) no hay que buscarlo fuera, por ejemplo en ese maestro americano-argentino del que hablas, o en un "algo" poseíble, como por ejemplo un beneficio personal, sino dentro de uno mismo, olvidándose de uno mismo.
ResponderEliminarLa frase "práctica es iluminación" solo se puede entender si la práctica va más allá de la obtención de ningún beneficio personal, de la obtención de algún provecho que se pueda poseer. Si es solo abandono, precisamente, de esa instancia que busca seguridades y benenficios "personales".
Y esto no como una proclama vacía, como una cantinela (de las que el zen, por desgracia, está lleno), chachara que se repite para sonar, para aparentar "zen", sino como un trabajo interior repetido instante tras instante, costoso interiormente a menudo, trabajo que no se ve desde fuera ni se ostenta.