«Estudiar la Vía del Buda es estudiarse a si mismo. Estudiarse a si mismo es olvidarse de si mismo. Olvidarse de si mismo es ser concretado por todas las cosas. Ser concretado por todas las cosas es dejar caer el cuerpo y mente de si mismo y el cuerpo y mente de los demás. Hay un rastro de la realización que no puede ser aferrado. Expresamos continuamente este inatrapable rastro de realización».
Dogen. Genjokoan, § 6.
Hay un rastro de la realización que no puede ser aferrado.
La expresión usada por Dōgen Zenji para “no puede ser aferrado” es kyukatsu. Kyu significa estar en reposo, no en marcha, no trabajando. Katsu significa detener. “Rastro de realización” y kyukatsu están en contradicción recíproca. Kyukatsu significa ser sin rastro, de esta forma todo rastro de iluminación está inactivo y ha dejado de existir. “Hay un rastro de realización que no puede ser aferrado” significa que hay un “rastro sin rasto” de realización. Dōgen dice aquí que “hay” y a la vez “no hay” un rastro de realización. En otros términos, apenas lo aferramos lo perdemos. Debemos en cambio, simplemente, continuar practicando sin aferrar ningún rastro de realización. El que dice, “ahora soy concretado por todas las cosas” ya ha arruinado la realización. Practica y basta y el rastro estará presente y, al mismo tiempo, no presente. Este rastro de realización es similar al que dejan los pájaros en el cielo y los peces en el mar. Existe, pero no podemos verlo ni aferrarlo. Si intentamos aferrarlo, lo perdemos, pero si abrimos la mano del pensamiento, está ahí.
Dōgen habla de este rastro sin rastro también en el capítulo Yuibutsu-yobutsi (“Solo el Buda junto a los buda”) del Shōbōgenzō:
«Por otra parte, cuando un pájaro vuela en el cielo, lo animales de la tierra tampoco sueñan con determinarlo o seguir sus huellas. Por que no saben que existe algo así, no pueden ni siquiera imaginarlo. Sin embargo un pájaro puede ver el rastro de centenares de miles de pequeños pájaros que han pasado en bandadas, o el rastro de muchos grandes pájaros que han pasado hacia el norte o hacia el sur. Estas huellas pueden ser más evidentes incluso que las dejadas por un carro sobre el camino o por una caballo sobre la hierba. De esta forma el pájaro ve las huellas de los pájaros. Lo mismo para los buda. Podéis preguntaros durante cuantas vidas han practicado los buda. Los buda, grandes o pequeños, aunque innumerables, todos conocen sus huellas; no podéis reconocer las huellas de un buda si no sois un buda.
Podéis preguntaros por qué es así. La razón es que mientras los buda lo ven con el ojo del buda, aquello que no son buda no tienen el ojo de buda y tan solo advierten los atributos del Buda.
Aquellos que no saben deberían buscar el rastro del sendero del Buda. Si divisáis huellas, deberíais investigar si son del Buda. Una vez que se ha investigado, la huella del Buda es reconocida y, sea larga o corta, superficial o profunda, es de todas formas reconocida. Se ilumina el propio rastro estudiando el rastro del Buda. Esto es el budadharma.»
El maestro zen Linji (jap., Rinzai) dijo:
«si todos los bodhisattva que tienen la mente perfecta del décimo estadio buscasen las huellas de este seguidor de la Vía, no las podrían encontrar nunca. Por eso [se dice]: “Todos los deva se alegran, los dioses de la tierra juntan sus pies en adoración, y entre todos los buda de las diez direcciones no hay ninguno que no lo elogie”, ¿Por qué es así? Porque el hombre de la Vía, que está escuchando ahora mi discurso, no deja ninguna huella de su actividad.»
En las enseñanzas zen como esta cita de Linji, “huellas” se refiere al apego a las propias acciones, y “no dejar ninguna huella” es considerado algo positivo. Sin embargo Dōgen emplea el término “huella” de forma distinta. Dice efectivamente, como Linji, que se debería continuar practicando sin apego a sí mismo, sin dejar huellas visibles. Pero según Dōgen las huellas de una práctica que no deja huellas visibles pueden ser vistas por otros bodhisattva que comparte nuestra aspiración, de la misma forma que la ruta de los pájaros migratorios puede ser vista por otros pájaros de la misma especie.
Expresamos continuamente este inatrapable rastro de realización
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El texto completo de los comentarios de Shoaku Okumura
a todo el párrafo 6º del Genjokoan de Dogen está
disponible en la pestaña Textos en PDF
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Shoaku Okumura, Genjōkōan, Una chiave per la comprensiones dello Shōbōgenzō di Dōgen.
Ubaldini Editore, Roma 2012
Traducción y fotografías: Roberto Poveda Anadón
En una edición comentada en francés del Shôbôgenzô hay el siguiente comentario de este texto suplementario que hoy nos comenta Roberto. Lo traduzco del francés:
ResponderEliminar"Si el hombre en tanto que formando parte de los mortales no puede encontrar sitio en la comunidad de los iluminados, esto quiere decir por paradójico que parezca que todo hombre sin excepción es invitado desde ahora a entrar en dicha comunidad. El hombre no alcanza la iluminación en un futuro quizás incierto. La realización del despertar no es un asunto de potencialidad, sino del momento presente."
Si os interesa ya os pasaré la referencia de esta edición francesa.
Gracias por tu comentario Jordi. Solo he de corregir una cosa, yo no soy el que comenta este párrafo del Genjokoan, se trata de Shoaku Okumura, probablemente mucho más cualificado para ello que yo.
ResponderEliminarSupongo que la edición en francés del Shobogenzo que citas es la Joko Orimo (corrígeme si me equivoco), pues en francés creo que no hay otra. Mi antiguo maestro, Éric Rommeluère, decía que esa edición, al no ser Joko Orimo francoparlante nata, era casi ininteligible (no se si estarás de acuerdo, me agradaría saberlo), y que era preferible la de Nishijima, desgraciadamente para mí en aquella época solo disponible en inglés, y en japones :).
Afortunadamente hoy en día ha empezado a aparecer también una traducción (o más bien dos) del Shobogenzo (versión Nishijima) en castellano.
Respecto a la cuestión que comentas (la identidad entre práctica y realización) en efecto creo que es una novedad radical que introduce Dogen y que en cierta forma lo distingue de todo el budismo anterior, incluido el zen.
Este asunto lo considero crucial, no solo desde un punto de vista filosófico, sino también fuente de paz en un sentido religioso a la hora de enfocar la práctica. Ello, claro, cuando se está dispuesto a pagar, o por lo menos a esforzarse en esa dirección, el precio de renunciar al propio narcisismo/egoísmo, lo cual no es en absoluto fácil. Es decir cuando podemos plantearnos en vez de qué puede hacer por nosotros el budhadharma, lo cual de partida es nuestra posición habitual, qué podemos hacer nosotros por el budhadharma.
Para Roberto.
ResponderEliminarLo de atribuirte el comentario solo era una forma de hablar, y al final ya me doy cuenta que hay la cita de Shoaku Okumura, que por otro lado es un autor que desconozco.
Sobre la inteligibilidad del texto de Yoko Orimo (es el que consulto desde julio de 2007) no te sabría dar una opinión muy fundamentada. He estudiado y practicado bastante el francés, y para mi es una lengua cómoda. Además la autora tiene la virtud que ofrece muchas traducciones de los conceptos principales y de los títulos de los capítulos, lo cual también ayuda a captar los matices.
Esta sensación de incomprensibilidad con Dogen solo la tuve hace años con este libro en castellano:
Las Enseñanzas de Dogen / Aigo Castro Ed. Kairós.
Quizás también el problema radicaba en que llevaba poco tiempo practicando zen, pero en aquel momento me resulto casi críptico y de muy difícil comprensión. Si continuamos estos debates internáuticos igual un día de éstos me atrevo a volver a enfrentarme al texto, para ver si con los años mi comprensión de Dogen se ha afinado un poco más.