En el actual capítulo, Dirección y objetivo, Uchiyama nos habla de dos enseñanzas budistas, que están presentes también en el Tenzo Kyōkun de Dōgen. Dichas enseñanzas, si pensamos en ellas, son aparentemente contradictorias entre sí, como señala el mismo Uchiyama.
Dichas enseñanzas son, por un lado aquello que solemos designar como ley de la impermanencia, por la cual todo aquello que existe está destinado a su desaparación, sin que podamos saber a ciencia cierta cuando se producirá esta, o bien, dicho con las palabras de Dōgen citadas por Uchiyama: “Dado que todo
es impermanente, no hay nada de lo que se pueda depender. Al igual que una gota de rocío sobre una hoja de hierba a lo largo del camino se desvanece rápidamente, quién sabe cuando terminará esta vida. Este cuerpo claramente no me pertenece. La vida, que cambia a cada instante, no se detiene ni por un momento.”. Mientras que por otro lado, en el budismo, nos encontramos con la denominada ley de causa y efecto por la cual nuestro destino está en nuestras propias manos o, usando la palabras del Dhammapada, uno de los textos más bellos y antiguos del budismo antiguo: "Todos los estados encuentras su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey. Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento puro, entonces la felicidad le sigue como una sombra que jamás le abandona."
Uchiyama clarifica esta aparente aporía distinguiendo entre aquellos planos que él denomina como la dirección y el objetivo de nuestros actos. Y, una vez más, nos muestra la universalidad de las enseñanzas budistas pues, de nuevo, las palabras de Buddha de hace milenios, las de Dōgen de hace siglos, y las de Uchiyama de hace décadas, vemos como son de utilidad aquí y ahora, allí y aquí, para nuestra propia vida, sean cuales sean los acontecimientos a los que nos tengamos que enfrentar.
Recordamos que la traducción de este capítulo, igual que las anteriores, ha sido realizada con carácter privado, siendo ofrecida únicamente para uso personal. Quien desee acceder a su lectura solo ha de hacer clic en el siguiente enlace:
Dichas enseñanzas son, por un lado aquello que solemos designar como ley de la impermanencia, por la cual todo aquello que existe está destinado a su desaparación, sin que podamos saber a ciencia cierta cuando se producirá esta, o bien, dicho con las palabras de Dōgen citadas por Uchiyama: “Dado que todo
es impermanente, no hay nada de lo que se pueda depender. Al igual que una gota de rocío sobre una hoja de hierba a lo largo del camino se desvanece rápidamente, quién sabe cuando terminará esta vida. Este cuerpo claramente no me pertenece. La vida, que cambia a cada instante, no se detiene ni por un momento.”. Mientras que por otro lado, en el budismo, nos encontramos con la denominada ley de causa y efecto por la cual nuestro destino está en nuestras propias manos o, usando la palabras del Dhammapada, uno de los textos más bellos y antiguos del budismo antiguo: "Todos los estados encuentras su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey. Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento puro, entonces la felicidad le sigue como una sombra que jamás le abandona."
Uchiyama clarifica esta aparente aporía distinguiendo entre aquellos planos que él denomina como la dirección y el objetivo de nuestros actos. Y, una vez más, nos muestra la universalidad de las enseñanzas budistas pues, de nuevo, las palabras de Buddha de hace milenios, las de Dōgen de hace siglos, y las de Uchiyama de hace décadas, vemos como son de utilidad aquí y ahora, allí y aquí, para nuestra propia vida, sean cuales sean los acontecimientos a los que nos tengamos que enfrentar.
Recordamos que la traducción de este capítulo, igual que las anteriores, ha sido realizada con carácter privado, siendo ofrecida únicamente para uso personal. Quien desee acceder a su lectura solo ha de hacer clic en el siguiente enlace:
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Original: How to cook your life, Dogen, Uchiyama
Traducción: Carlos Collar Menéndez
Fotografía: Internet
Traducción: Carlos Collar Menéndez
Fotografía: Internet
"Uchiyama clarifica esta aparente aporía distinguiendo entre aquellos planos que él denomina como la dirección y el objetivo de nuestros actos. Y, una vez más, nos muestra la universalidad de las enseñanzas budistas pues, de nuevo, las palabras de Buddha de hace milenios, las de Dōgen de hace siglos, y las de Uchiyama de hace décadas, vemos como son de utilidad aquí y ahora, allí y aquí, para nuestra propia vida, sean cuales sean los acontecimientos a los que nos tengamos que enfrentar."
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Muchas gracias
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