Por lo que hemos podido rastrear, antes de este texto que fue la introducción por parte del autor a una serie de traducciones posteriores de textos del propio Dōgen, no existía ningún estudio sobre su figura y su pensamiento en lenguas romances, tan solo habían aparecido algunas traducciones de textos breves del propio Dōgen. Sin embargo el interés por la figura de Dōgen había ya comenzado tiempo atrás en inglés, por ejemplo con el seminal texto del profesor y estudioso coreano Hee Jin Kim, Heihei Dōgen. Mistical realist, aparecido en 1975. Sin embargo en lenguas romances los textos sobre Dōgen eran y siguen siendo relativamente escasos. Por ello creemos que esta "reedición corregida" sigue siendo pertinente, ya que en ella encontramos una visión de la figura de Dōgen realizada no desde "fuera", sino desde la propia práctica, compartida en lo esencial por el autor del libro y por el propio Dōgen a pesar de la gran distancia temporal y cultural que existe entre ambos.
Dōgen, introductor del budismo zen en Japón, es conocido como uno de los mayores pensadores budistas de todos los tiempos. Su pensamiento no es nunca pura teoría, sino que se basa siempre en el comportamiento vivo del practicante, destacando como pocos la centralidad del zazen, o práctica del cuerpo, y de la vida cotidiana en el camino budista. Por otra parte la mayoría de sus textos no están solo dirigidos a los “especialistas” de la religión, a los monjes, sino a todos. De hecho el primero de los textos que escribió Dōgen a su vuelta desde China a Japón, el Fukanzazengi, en el que da instrucciones detalladas sobre cómo hacer zazen, la práctica base del budismo zen, fue escrito a petición de un laico.
Dōgen, a pesar o más allá de ser un hombre marcado (como cada uno de nosotros) por la época y la cultura en la que vivió, el Japón medieval del s. XII, presenta con los medios expresivos que le son propios el sentido profundo y universal del budismo, entendido no como una religión oriental, identificable en una doctrina específica, en una ideología religiosa, en una serie de dogmas y dictados de orden moral, sino como materia viva, como búsqueda y práctica de la verdad de la vida, como adherencia total a la realidad por aquello que ella es; un camino a recorrer en la práctica con la propia experiencia.
Releyendo nuestra anterior traducción, hemos encontrado y corregido algunos errores que presentaba la traducción anterior, y que esperamos haber subsanado aquí. Determinado tipo de literatura, como es el caso del libro que nos ocupa, es conveniente leerla más de una vez. La literatura espiritual, es decir aquella que se dirige a la parte más íntima de nuestro ser, no es un tipo de literatura ajena a nuestras vidas y cuyo sentido está fijado, fuera de nosotros, de una vez por todas. El sentido de este tipo de literatura es actualizado de acuerdo con los ojos de quien lo lee, desde la propia vida. Esos ojos cambian con el tiempo y con la propia práctica, por lo que es frecuente que, en la literatura espiritual, a cada nueva lectura nos encontremos con un texto nuevo para nosotros, que lo leemos con ojos nuevos.

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