En China, durante los siglos V-VI, el budismo experimentó un punto de inflexión cualitativo y cuantitativo que desencadenó el completo enraizamiento del mismo en las tierras y en la cultura china, dando lugar al inicio de gran parte de las escuelas que autónomamente allí se desarrollaron. Muchas de estas escuelas perviven hoy todavía, habiéndose expandido a otros lugares del mundo, primero a los países de su entorno, Corea, Vietnam y Japón y, recientemente, también a occidente. Este proceso fue acompañado necesariamente por la aparición en chino de una serie de textos puestos a disposición de los practicantes, que sirvieron de marco de referencia y de guía para acercarse y hacer propia aquella nueva forma de espiritualidad que vio su nacimiento casi un milenio antes en la India.
En primer lugar hay que señalar la obra de algunos traductores altamente capacitados que vertieron al chino gran parte del corpus budista precedente, tanto del budismo antiguo, como del renovado o Mahāyāna. Entre estos destaca Kumarajiva (344-413 dc.), siendo sus traducciones hoy todavía usadas por los practicantes de aquellas tierras. A partir de estas traducciones empezó también la producción de textos autónomos, propios, en los que el budismo ya se expresaba en chino, no solamente desde el punto de vista exterior o formal, sino también desde el punto de vista interior y espiritual. Sin ese proceso de inculturización profunda el budismo no habría sido capaz de llegar, más que muy superficialmente, al alma china.
Entre estos textos autónomos destaca especialmente uno, el Dàshèng qĭxìn lùn, 大乘起信論 (el Discurso del despertar a la fe en el Vehículo Universal), que fue y sigue siendo uno de los textos mas apreciados y estudiados en extremo-oriente, constituyendo una especie de manual de estudios superiores dentro de las tradiciones monásticas extremo-orientales. Se trata de un texto venerado y estudiado por todas las escuelas que allí se desarrollaron, desde la Tiantai/Tendai a la Chan/Zen, pasando por la Tierra Pura. Múltiples comentaristas han realizado desde su aparición hasta ahora numerosos comentarios al mismo. Son igualmente muchos los autores que lo han citado o han hecho referencia a él. Dōgen, por ejemplo, lo cita en el Shōbōgenzō Bendōwa; en el Tenzo Kyōkun o en el Shōbōgenzō Busshō. Es tal su fama y su alcance que el traductor al italiano, Mauricio Y. Marassi, señala en su introducción al mismo:
«Todas las más eminentes figuras fundadoras del budismo chino y, en buena medida, también del japonés y coreano, estudiaron el Discurso y escribieron sobre este. Si puede suponerse que el interés inicial haya sido suscitado por la fama del texto y del autor, la determinación a profundizar en el conocimiento y a comprender el significado nace del interés ante la confrontación con el contenido. Gracias al combinado de su fama y su valor intrínseco el Discurso se ha convertido en una especie de texto común entre todas las escuelas budistas del Mahāyāna extremo oriental. Hay que volver hasta Nāgārjuna para encontrar otro elemento común, compartido, tan extendido y profundo.»
Si bien, durante mucho tiempo se lo ha considerado obra de Aśvaghoṣa, como aparece en el prefacio del texto mismo, actualmente esta atribución se considera altamente dudosa, no existiendo ni un original en sánscrito ni referencia alguna en dicha lengua anterior a su aparición en chino, por lo cual la hipótesis más plausible es que se tratase un obra china.
A pesar de tratarse de un composición mahāyāna, estrechamente emparentada con, por ejemplo, el Laṅkāvatāra Sūtra, sin embargo su desarrollo se aleja del barroquismo presente en estas composiciones, estando redactado en un estilo directo que, a pesar de su densidad de significado, la cual requiere una lectura atenta, pausada y repetida, se dirige sin rodeos al corazón del practicante.
A pesar de su importancia en todo el budismo extremo-oriental, se trata de un texto todavía muy poco conocido en occidente; por ello, de la misma manera que, como señala Mauricio Y. Marassi, «el Discurso es la refundación del budismo textual en tierra china, constituyendo el anillo de unión entre el tardo-budismo indio y el budismo de toda Asia Oriental», esperamos que también pueda seguir desempeñando parte de esa función aquí, hoy en día, cuando el budismo está empezando a arraigar entre nosotros, occidentales.
La traducción que ofrecemos al español se trata de un traducción de carácter privado que ofrecemos para uso personal, pudiéndose acceder a ella, en formato pdf, desde el siguiente enlace:
Discurso del despertar a la fe en el Vehículo Universal
En primer lugar hay que señalar la obra de algunos traductores altamente capacitados que vertieron al chino gran parte del corpus budista precedente, tanto del budismo antiguo, como del renovado o Mahāyāna. Entre estos destaca Kumarajiva (344-413 dc.), siendo sus traducciones hoy todavía usadas por los practicantes de aquellas tierras. A partir de estas traducciones empezó también la producción de textos autónomos, propios, en los que el budismo ya se expresaba en chino, no solamente desde el punto de vista exterior o formal, sino también desde el punto de vista interior y espiritual. Sin ese proceso de inculturización profunda el budismo no habría sido capaz de llegar, más que muy superficialmente, al alma china.
Entre estos textos autónomos destaca especialmente uno, el Dàshèng qĭxìn lùn, 大乘起信論 (el Discurso del despertar a la fe en el Vehículo Universal), que fue y sigue siendo uno de los textos mas apreciados y estudiados en extremo-oriente, constituyendo una especie de manual de estudios superiores dentro de las tradiciones monásticas extremo-orientales. Se trata de un texto venerado y estudiado por todas las escuelas que allí se desarrollaron, desde la Tiantai/Tendai a la Chan/Zen, pasando por la Tierra Pura. Múltiples comentaristas han realizado desde su aparición hasta ahora numerosos comentarios al mismo. Son igualmente muchos los autores que lo han citado o han hecho referencia a él. Dōgen, por ejemplo, lo cita en el Shōbōgenzō Bendōwa; en el Tenzo Kyōkun o en el Shōbōgenzō Busshō. Es tal su fama y su alcance que el traductor al italiano, Mauricio Y. Marassi, señala en su introducción al mismo:
«Todas las más eminentes figuras fundadoras del budismo chino y, en buena medida, también del japonés y coreano, estudiaron el Discurso y escribieron sobre este. Si puede suponerse que el interés inicial haya sido suscitado por la fama del texto y del autor, la determinación a profundizar en el conocimiento y a comprender el significado nace del interés ante la confrontación con el contenido. Gracias al combinado de su fama y su valor intrínseco el Discurso se ha convertido en una especie de texto común entre todas las escuelas budistas del Mahāyāna extremo oriental. Hay que volver hasta Nāgārjuna para encontrar otro elemento común, compartido, tan extendido y profundo.»
Si bien, durante mucho tiempo se lo ha considerado obra de Aśvaghoṣa, como aparece en el prefacio del texto mismo, actualmente esta atribución se considera altamente dudosa, no existiendo ni un original en sánscrito ni referencia alguna en dicha lengua anterior a su aparición en chino, por lo cual la hipótesis más plausible es que se tratase un obra china.
A pesar de tratarse de un composición mahāyāna, estrechamente emparentada con, por ejemplo, el Laṅkāvatāra Sūtra, sin embargo su desarrollo se aleja del barroquismo presente en estas composiciones, estando redactado en un estilo directo que, a pesar de su densidad de significado, la cual requiere una lectura atenta, pausada y repetida, se dirige sin rodeos al corazón del practicante.
A pesar de su importancia en todo el budismo extremo-oriental, se trata de un texto todavía muy poco conocido en occidente; por ello, de la misma manera que, como señala Mauricio Y. Marassi, «el Discurso es la refundación del budismo textual en tierra china, constituyendo el anillo de unión entre el tardo-budismo indio y el budismo de toda Asia Oriental», esperamos que también pueda seguir desempeñando parte de esa función aquí, hoy en día, cuando el budismo está empezando a arraigar entre nosotros, occidentales.
La traducción que ofrecemos al español se trata de un traducción de carácter privado que ofrecemos para uso personal, pudiéndose acceder a ella, en formato pdf, desde el siguiente enlace:
Discurso del despertar a la fe en el Vehículo Universal
Gracias por compartir el texto, Roberto.
ResponderEliminarUn abrazo,
Carlos
Gracias Roberto :-)
ResponderEliminarAdolfo Aguirre
Acabada la primera lectura, gracias a los dos traductores por poner al alcance de tantos lectores occidentales tan fundamental obra. Solo con el prefacio y con las notas se puede hacer una ligera idea del trabajo de traducción que hay detrás.
ResponderEliminarComo se recomendaba, apenas pasaba la vista por encima de las notas al pie para no interrumpir el ritmo de la lectura, así que en breve emprenderé la segunda lectura del texto. La segunda, de muchas.
Un abrazo,
Carlos